Sendero de la Hermandad: caminando por la Red Natura 2000

  • En 1994, en pleno desarrollo autonómico, la Federación de Montaña de Castilla-La Mancha y el Club Alcarreño de Montaña creyeron conveniente contar en la región con un sendero de Gran Recorrido o GR que incentivase la economía de la zona.

Cristina Yuste

Molina de Aragón (Guadalajara), 21 dic.- En 1994, en pleno desarrollo autonómico, la Federación de Montaña de Castilla-La Mancha y el Club Alcarreño de Montaña creyeron conveniente contar en la región con un sendero de Gran Recorrido o GR que incentivase la economía de la zona.

Se trataba de dar impulso turístico y de añadir valor a una región especialmente castigada por la despoblación rural, constante desde los años 60 y más visible en la comarca de Molina de Aragón, donde numerosos núcleos urbanos quedaron condenados al olvido.

Los senderos de Gran Recorrido son una red europea de caminos que, con una distancia superior a los 50 kilómetros, discurren sobre todo por Francia, Bélgica, Países Bajos y España.

El comité de senderos de la Federación Española aprobó el anteproyecto en su trazado inicial, que atravesaba la región desde el municipio de Milmarcos hasta la localidad albaceteña de Nerpio, a través de casi 600 kilómetros por las sierras del Ibérico.

El empujón final le vendría sin embargo años más tarde, cuando la Asociación Senderista de Milmarcos propuso crear un sendero que hermanase a las comunidades de Castilla-La Mancha y Aragón haciendo que el camino aragonés, el GR-24, atravesase el barranco de la Hoz Seca para enlazar con Castilla-La Mancha a través de su GR-66.

Este nuevo trazado pasaría así por dos puntos que habían quedado fuera de la ruta inicialmente prevista, Rillo de Gallo y el barranco de la Virgen de la Hoz, ambos incluidos en la Red Natura 2000, una red europea de espacios protegidos cuya finalidad es asegurar a largo plazo la biodiversidad, los hábitats y la actividad humana.

En 2006, este bien llamado Sendero de la Hermandad, de más de 40 kilómetros, vio la luz cuando ambas regiones sellaron su unión sobre una roca en medio del camino, que separa los términos de Calmarza y Algar de Mesa.

La posibilidad de completar el camino en una jornada es una buena excusa para adentrarse en uno de los espacios de esta Red Natura 2000 y conocer a sus gentes, volcadas en el desarrollo de una comarca olvidada.

El Sendero de la Hermandad, cuyo origen y final lo marcan dos ermitas ubicadas en sendos barrancos, parte de la Hoz Seca, en la cuenca del río Mesa, bajo el santuario aragonés de la Virgen de Jaraba.

Refugio de extensas colonias de buitres leonados, las imponentes paredes de la Hoz Seca proponen al visitante otros regalos para los sentidos, como las pinturas rupestres halladas en el año 2009 y hoy homologadas y protegidas o las parideras y apriscos de ganado restaurados, símbolo de una arraigada tradición ganadera.

Una vez fuera del barranco, la parte aragonesa pierde terreno frente a la castellana, cuando el GR-24 se encuentra con el GR-66 y deja tras de sí ocho kilómetros de accidentado y bellísimo relieve.

El territorio castellanomanchego se adentra en el señorío de Molina, dominado en sus inicios por carrascas y encinas, donde corzos, zorros y jabalíes conviven con perdices, conejos y liebres.

A Milmarcos, en pleno corazón de la celtiberia, el primer municipio que encuentra el caminante desde que iniciara su recorrido en Jaraba, le debe el Sendero de la Hermandad su razón de ser.

Sin dejar de caminar, la vista se acostumbra a extensos bosques de sabinas, en medio de los cuales emerge otra figura emblemática, la ermita de Santa Catalina, una joya del románico rural del siglo XII, y campos de cultivos, donde se escucha el misterioso canto de una esquiva especie en peligro de extinción, la alondra de Dupont.

Ya en el término municipal de Labros, el punto más alto con casi 1.300 metros del señorío de Molina de Aragón, se aprecia claramente que se trata de uno de los municipios que más bruscamente sufrió la despoblación rural.

Refugio de una fauna diversa, desde el mirador del "balconcillo" la vista se recrea en el pico nevado del Moncayo y en el bosque de sabinas, carrascas y enebros que hablan de una tradición forestal.

El caminante llega hasta aquí gracias a una variante trazada en la ruta inicial para incluir este hermoso paraje y completar así la radiografía perfecta de un lugar que aspira a pertenecer a la Red Europea de Geoparques de la UNESCO.

Su riquísima variedad geomorfológica, que convive en estrecha relación con la biológica, incluye estratos paleozoicos y mesozoicos, yacimientos paleontológicos y mineralógicos y una amplia variedad litológica.

Uno de sus principales exponentes es otro barranco, donde termina el recorrido, el de la Virgen de la Hoz, un impresionante cañón fluvial formado en el triásico inferior por la erosión y posterior sedimentación de mares y torrentes que inundaron la zona por donde hoy discurre el río Gallo; Lugar de Interés Geológico, Parque Natural y espacio Red Natura 2000.

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