Un año para ganar votos verdes

  • El nombramiento de Rosa Aguilar como ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino pretende mermar el proyecto político de los ecologistas
Rosa Aguilar (Ilustración: Raúl Arias)
Rosa Aguilar (Ilustración: Raúl Arias)
lainformacion.com
Sara Acosta

La nueva ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar, no tiene precisamente unas credenciales verdes sólidas. Como alcaldesa de Córdoba dejó unas cuantas viviendas ilegales y Ecologistas en Acción le dedicó este año su premio "Atila", por  su propuesta como consejera de Obras Públicas de Andalucía de la ronda norte, que destruye espacios públicos y abre una herida en la ciudad, según la organización. Pero cuenta con una baza de peso, "es todo terreno, dialogante y puede influir en el electorado de Izquierda Unida", explica un gran conocedor de la política medioambiental.

Esta es precisamente la razón que se atribuye al nombramiento de la que fuera mano derecha de Julio Anguita. La progresiva desafección a la política social del Gobierno de Zapatero ha vivido en la gestión de Elena Espinosa un importante capítulo. Esta experta en agricultura y pesca fue dejando de lado la tercera pata de su ministerio, hasta que el medio ambiente dejó de existir en la política gubernamental. El bajo perfil de Espinosa pretendía calmar el ímpetu de su predecesora, Cristina Narbona, quien fue invitada a salir del Ejecutivo por sus gestos hercúleos, como su iniciativa de derrumbe y expropiación de viviendas en la costa.

Pero ahora hay un nuevo actor político en escena. Los ecologistas aspiran a ganar el 10% de votos en las próximas elecciones generales de 2012 con Equo, una nueva formación política en ciernes auspiciada por el ex director  de la organización Greenpeace, Juan López de Uralde. "Nos llama la atención que sea precisamente ahora, cuando nace Equo, que se nombre a una persona con un perfil como el de Rosa Aguilar, para cubrir un espectro del voto que es verde y rojo", explica Uralde.

El paso de Elena Espinosa deja a la nueva titular un momento muy difícil, como la propia Aguilar ha reconocido. No existe una política de agua definida, "al menos nosotros no la conocemos", explica Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España; está pendiente la espinosa reforma de la Política Agrícola Común y el compromiso de lucha contra el cambio climático, cuando queda apenas un mes para la próxima cumbre del clima, que se celebrará en Cancún (México). A estos tres grandes retos hay que añadir la protección de la biodiversidad y una política pesquera más sostenible, en plena guerra de cuotas y especies amenazadas, como el atún rojo, del que España figura entre los líderes de producción mundial. Todo, con un exiguo presupuesto de 11.127 millones de euros en 2011.

El reto de Aguilar es además interno. Las principales políticas medioambientales están directamente vinculadas a la economía. El desarrollo de las energías renovables, en suspenso por el recorte de las primas, depende de Industria; los nuevos parámetros de vivienda sostenible y de transporte, de Fomento, y la fiscalidad verde, de Economía. La prueba de fuego de Aguilar será devolver fuerza y voz a las políticas medioambientales para tener capacidad de influencia en los ministerios fuertes del Gobierno. Un escaso año y medio tiene por delante. Las organizaciones ecologistas dicen darle un voto de confianza, aunque se muestran escépticas. 

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