La demanda dispara su precio en un año

Alemania tira de carbón frente al gas: el villano eléctrico resurge el triple de caro

El Gobierno de Scholz, con su ministro de Los Verdes, redirige su escena energética tras el corte de gas ruso, aunque el Kremlin también continúa siendo su principal proveedor de carbón.

Scholz
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DPA vía Europa Press

A Alemania se le acaba el tiempo para prepararse para el corte del flujo de gas ruso y el Gobierno de Olaf Scholz ha apostado por el carbón como la solución más rápida. "Para reducir el consumo de gas, se debe usar menos para generar electricidad. En su lugar, habrá que utilizar más las centrales eléctricas de carbón". Fueron las palabras de Robert Habeck, vicecanciller alemán, ministro de Economía y Protección Climática y uno de los principales representantes de Los Verdes. El destino ha querido que el partido ecologista, por primera vez en el Ejecutivo alemán, asuma la gestión de una crisis energética inédita. El escenario actual responde, precisamente, a una transición hacia las energías renovables aún incompleta que ha dejado a Europa a merced de su principal proveedor energético, Rusia. 

El giro energético alemán no es el único. Austria, el segundo país europeo que descarbonizó por completo su generación eléctrica, se ha visto obligada a reabrir una planta de carbón cerrada desde hace dos años para poder producir electricidad a partir de carbón "en caso de emergencia". La planta de Mellach, situada al sur de Viena, es propiedad de la empresa estatal Verbund, valorada en 16.300 millones de euros en la Bolsa de Austria. Mientras, el Gobierno de Reino Unido extendió la vida útil de una central eléctrica de carbón en un intento por "reforzar" la seguridad energética y Francia decidió permitir que sus dos últimas centrales eléctricas de carbón operativas aumentaran la producción.

El cambio de Europa no saldrá barato. El precio del carbón es ahora tres veces más caro que hace un año ante una demanda en aumento. Los futuros del carbón de Newcastle, el punto de referencia para la región de mayor consumo de Asia, cotiza en los 390 dólares por tonelada frente a los cerca de 125 que registraba en junio de 2021. Además, los futuros del carbón europeo API2, de referencia para 2023, superan los 335 dólares, también el triple respecto al año pasado. El precio se disparó a un máximo histórico en marzo, coincidiendo con el récord del gas europeo, tras el estallido de la guerra en Ucrania y la aplicación de sanciones contra Rusia, el tercer mayor exportador a nivel mundial. 

Tras el récord de marzo, en las últimas semanas el precio se ha vuelto a disparar por encima de los 400 dólares. Estos incrementos responden a la tensión en el mercado por el desajuste entre la oferta y la demanda después de que la Unión Europea vetara las compras de carbón ruso. Se incluyó en el quinto paquete de sanciones, que estableció una eliminación planificada con el objetivo de que los países lograran alternativas. 

De hecho, según las importaciones alemanas, Rusia se mantiene como principal proveedor de carbón para la primera economía europea pese a reducirlas desde el inicio del año. En el mes de enero representaron el 60% del total, mientras que en abril, la última estadística publicada, su peso cayó al 40%. Las toneladas de carbón importadas de otros países todavía son insuficientes. El importe total comprado en enero superó el de los siguientes meses. El segundo mayor proveedor de carbón para Alemania es EEUU, que ha aumentado desde febrero los envíos, seguido de Australia y Colombia. Australia fue el mayor exportador a nivel mundial en 2021, repartió más de una tercera parte del carbón exportado, seguido de Indonesia y Rusia

El carbón es el combustible fósil más contaminante, el que emite más dióxido de carbono (CO2) -principal gas del efecto invernadero-. Sin embargo, Los Verdes se han visto obligados a incrementar su consumo, una decisión "amarga", ante el riesgo al desabastecimiento de gas natural a medida que Rusia reduce los flujos a través de Gazprom. El anuncio se produjo apenas días después de que el gaseoducto Nord Stream redujera su capacidad de funcionamiento al 40%. 

A la tensión entre demanda y oferta, el precio se ve presionado por el mercado de derechos de emisión de CO2 en Europa. El Sistema de Comercio de Emisiones de la UE fija el precio de los servicios públicos y la industria por la emisión de una tonelada de carbono en el bloque. Pese a que en los últimos meses el precio de estos derechos se ha reducido tras el máximo histórico próximo a los 100 euros que se marcó en febrero, todavía cotizan cerca de los 85 euros, un 60% más que hace un año. Este mercado establece límites al total de gases de efecto invernadero que pueden emitir las empresas con el objetivo de hacer menos competitivo al carbón y otros combustibles más contaminantes. Sin embargo, esto ha impulsado el precio del gas como alternativa. Ante la necesidad de evitar el gas, crece la demanda de carbón pero a mayor precio

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