Alerta recesión: los inversores compran refugio a sabiendas de hacerse 'losers'

Los inversores buscan refugio en los bonos como nunca.
Los inversores buscan refugio en los bonos como nunca.
Geralt / Pixabay

Los inversores siguen comprando bonos como refugio... y sus rentabilidades bajan. Vuelve a comprar pero la rentabilidad no solo existe, sino que es negativa y pierden dinero a sabiendas. ¿Qué está provocando este ‘suicidio colectivo del dinero’? La espiral bajista de los rendimientos de la deuda pública prosigue en las últimas semanas conforme las posiciones entre EEUU y China en torno a la guerra comercial se enconan. No estaba en las cartas de navegación, pero algunos economistas comienzan a señalar al resultado de las negociaciones como factor decisivo de una próxima recesión global.

Casas como Morgan Stanley, Bank of America Merrill Lynch o Goldman Sachs han unido sus voces en torno a esta misma canción: la economía de todo el mundo puede acabar mal arrastrada por EEUU y China, las dos mayores potencias económicas en el mapa. La Unión Europea (UE) y Japón asisten como testigos de excepción al choque arancelario que tendrá su batalla final a finales de este mes en Osaka (Japón), donde se celebra la cumbre del Grupo de los 20 (G-20) y donde coincidirán, todavía sin encuentro oficial, los presidentes Donald Trump y Xi Jinping.

La banca tiembla ante el frenazo global
La banca tiembla con el frenazo global
Rentabilidad del bono a 10 años en España
Rentabilidad del bono a 10 años en España / L. I.

Modo ‘loser’, ¿recesión?

La nueva oleada de compras de bonos soberanos como refugio está llevando a los indicadores de rentabilidad -que se mueven de forma inversa al precio- a niveles mínimos históricos cercanos a cero en el caso de España, o por debajo, en Alemania. Dicho de otro modo, hay  inversores que prefieren meter su dinero en estos activos a sabiendas de que su cotización está en máximos y cada día que pasa pierden capital.

El bono soberano español a diez años del Tesoro Público marcó un suelo el lunes en el 0,66%, un nivel nunca visto a ese plazo, en tanto que la deuda a cinco años cotizaba visiblemente en negativo (-0,13%), algo inaudito pese a que los tipos de interés permanecen en el cero por ciento.

Toda la deuda a plazos más cortos cotiza también en negativo y genera dos lecturas extremas. Por el lado positivo, España como país emisor que necesita el dinero de los inversores para financiar las cuentas públicas sigue abaratando los costes de financiación de futuras emisiones. Lo malo es que lo hace a costa de una sombría previsión económica que amenaza a los contribuyentes (empresas y particulares).

Pese a la entrada en masa en la deuda pública, hay quien cree que no todo el mercado se ha dado por aludido. En un informe muy citado que ha comenzado a circular este fin de semana, el economista jefe para Asia de Morgan Stanley, Chetan Kishore Ahya, cree que los mercados están infravalorando el impacto que las actuales tensiones comerciales tienen sobre el crecimiento económico. "En general, los inversores opinan que la disputa comercial podría prolongarse por más tiempo, pero parece que están pasando por alto su impacto potencial en la perspectiva macro global. El resultado es muy incierto y podríamos terminar en una recesión en tres trimestres", escribió en su informe de estrategia.

¿Muerte a la expansión?

“La señal más importante para nosotros sería una reanudación de las negociaciones, lo que haría más probable que las nuevas tarifas al menos se pospongan. Si antes del G20 los EEUU siguen con la política de imponer nuevas restricciones de transferencia tecnológica o de otro tipo, la probabilidad de nuevas tarifas aumentará significativamente en julio”, apunta en otro informe de estrategia Jan Hatzius, economista jefe de Goldman Sachs para EEUU. En su hoja de ruta, los economistas de este banco de inversión dan por amortizado un escenario en el que se adelante un acuerdo y cree que todo puede ir a peor si, al menos, no se concerta una reunión oficial entre ambas potencias para el G-20.

Otro de los grandes temores de los inversores es algo más obvio, pero no por ello menos terrorífico: el final de la expansión económica más larga de la historia de EEUU. Si la economía estadounidense sigue creciendo en junio, el PIB encadenará 120 meses consecutivos de crecimiento económico, lo nunca visto. Sin embargo, en Goldman Sachs ya comienzan a preguntarse, ¿hasta cuándo durará? El paro en EEUU está en su nivel más bajo de los últimos 49 años, en un 3,6%. Sin embargo, la inflación subyacente y los costes laborales unitarios no llegan al 2%. Con un crecimiento de empleo superior al necesario para mantener la tasa de paro estable, surgen varias preguntas al respecto de cuánto más puede bajar la tasa de paro, y sobre la evolución de salarios”, señala.

Hora de los bancos centrales

No obstante, pese a las sombrías perspectivas que amenazan la evolución económica en el corto plazo, hay quien cree que, como suele suceder de forma habitual, el mercado ha cogido tanta velocidad con la nueva tesis que se ha pasado de frenada de forma considerable. De hecho, Goldman Sachs considera que, pese a todo lo descrito, el próximo movimiento de tipos de interés de la Reserva Federal (Fed) será al alza (desde el 2,25-2,5% actual) y no a la baja como ‘cotiza’ ahora el bono de EEUU.

Pese a ello, el gobernador de la Fed, James Bullard, anticipó el lunes que el banco central puede realizar una bajada de los tipos de interés. El rendimiento de la bono del Tesoro de EEUU a 10 años, la referencia de la deuda estadounidense, seguía los pasos del resto de activos 'refugio' y  cayó del 2,07%, su nivel más bajo desde septiembre de 2017.

“Ahora bien, que la mencionada desaceleración vaya a terminar en una nueva recesión global sin remedio como parece que están descontando los mercados de bonos mundiales en las últimas semanas es algo que no tenemos tan claro. En ese sentido, decir que creemos que todavía hay tiempo para evitarlo y en ello los bancos centrales juegan un papel determinante”, reflexiona Juan J. Fernández-Figares, director de análisis de Link Securites, que sitúa a los bancos centrales como potenciales ‘puntos de inflexión’. El BCE se reúne este mismo jueves, la Reserva Federal los días 18 y 19 junio, al igual que el Banco de Japón, mientras que el Banco de Inglaterra lo hará un día más tarde: el 20 de junio.

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