Presión sobre los flujos de caja

El aumento de los 'defaults' no disuade a las mayores apuestas por los bonos

Las primas de riesgo de Asia, que poseen baja calificación crediticia y más posibilidades de impago, han pasado la mayor parte del año en niveles máximos de varios años.

El mercado alcista de EEUU se ha acelerado en verano.
El aumento de los 'defaults' no disuade a las mayores apuestas por los bonos
A. Naumann / Pixabay

La llegada de la pandemia de la Covid-19 ha ajetreado el entorno de los activos en los mercados. Una de las consecuencias esperadas para los próximos meses es que el volumen de 'defaults', impagos de deuda, se disparen. Una situación que repercutiría en la renta fija. Por el contrario, más allá de la prudencia que merece este panorama, muchos expertos apuestan aún por los bonos en los próximos meses.

Una de las principales proyecciones más habituales con la crisis del coronavirus fue la previsión de un aumento de las tasas de 'default'. "Esto podía parecer lógico, dado que la disrupción sin precedentes causada por la pandemia en los sectores industriales y de servicios a nivel mundial ha supuesto inevitablemente una presión sobre los flujos de caja de las empresas y su capacidad de pago de la deuda", expone, Marcus Weston, gestor de cartera en JK Capital Management del Grupo La Française.

Sumado al riesgo adicional de colapso de los precios del petróleo y a un entorno comercial mundial cada vez más hostil, tal vez no sea sorprendente que las primas de riesgo de Asia, medidas por los diferenciales de los bonos 'high yield', que poseen baja calificación crediticia y más posibilidades de impago, hayan pasado la mayor parte del año en niveles máximos de varios años.

De hecho, el rendimiento del índice AHBI (deuda high yield asiática) ha sido en promedio del 9,1% en 2020, en comparación con el 6,8% de los tres años anteriores, según revelan los datos de HIS Markit. El apalancamiento en investment grade fue 3,53 veces mayor que en el segundo trimestre. Mientras, en el mercado 'high yield', se alcanzó un EBITDA récord de 5,42 veces frente a 4,44 veces el EBITDA que se había alcanzado a finales del 2019, tal y como detalla Christian Rouquerol, Director de Ventas Iberia de Tikehau Capital.

Con todo, posiblemente sólo estamos ante la punta del iceberg y las tasas de default podrían aumentar más adelante en el año, particularmente si las condiciones económicas actuales siguen siendo débiles. Por lo pronto, En lo que va de año ha habido 177 solicitudes de quiebra en Estados Unidos, la mayor cifra desde 2009.

"Ciertamente, los enormes niveles de inyecciones de liquidez del Banco Central y las moratorias de deuda impuestas por los gobiernos han ayudado a aliviar la presión inmediata sobre los balances de las empresas que podrían reafirmarse una vez que dichas políticas se reduzcan", argumenta Weston.

El riesgo aún parece estable

Pese a todo este esquema que parece apocalíptico, el escenario para la renta fija puede no ser tan negativo como se cree. "Así como los inversores se preocupan por el debilitamiento de los flujos de caja, también lo hacen las directivas de las empresas, y en las últimas semanas hemos visto un aumento significativo de las compañías que proponen ejercicios de gestión para reducir la presión de sus pasivos a corto plazo", afirma el experto de JK Capital Management.

Además, según Esty Dwek, responsable global de estrategia de mercado de Natixis IM Solutions, el riesgo clave para el sector, un aumento significativo en los rendimientos de los bonos estadounidenses. "Esto no parece probable por algún tiempo", afirma. Razón por la cual muchos gestores siguen animados por incorporar bonos a sus carteras.

Recientemente estamos empezando a ver que empresas sanas de alto rendimiento ofrecen un intercambio simplemente como una alternativa a la refinanciación tradicional, con la ventaja de que las empresas pueden programar el intercambio en momentos de condiciones de mercado favorables, evitando al mismo tiempo que el doble pago de cupones se solape con las operaciones de refinanciación anticipada.

Dado que es poco probable que la crisis de la Covid-19 sea un problema estructural a largo plazo para la economía, tiene sentido que las empresas trasladen sus obligaciones de refinanciación a un momento de menor tensión económica en el futuro.

“Por supuesto, los inversores deben analizar cada operación de intercambio, ya que se estarían exponiendo a un nuevo problema, pero con la excepción de los fraudes y los modelos de negocio inviables a largo plazo, es esperable que la comunidad de inversores pueda ver la ventaja de aceptar algún grado de extensión de la deuda”, concreta Weston.

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