Por la invasión rusa sobre Ucrania

La banca americana vaticina un alud de impagos y activa la alarma en España

Las entidades en EEUU hacen acopio de provisiones para afrontar impagos de acreditados ante la inflación disparada por la guerra. La banca de nuestro país cierra sus libros y se prepara para rendir cuentas. 

Bancos de EEUU pagarán por los abusos hipotecarios tras un acuerdo "histórico"
La banca americana vaticina un alud de impagos y activa la alarma en España

Los grandes bancos americanos han cerrado el habitual ejercicio de transparencia trimestral estos días dejando un sabor amargo entre inversores y analistas. Hace apenas un año comenzaban a dar señales de optimismo e incluso se lanzaban a liberar dotaciones a medida que el riesgo de la crisis del Covid-19 se disipaba. No obstante, el temor global por el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania ha puesto en alerta a las áreas de riesgo de las entidades, que se han visto forzadas a hacer acopio de provisiones durante el primer trimestre de 2022 para plantar cara a los potenciales problemas que los acreditados pueden empezar a mostrar.

JP Morgan, Bank of America, Citigroup, Morgan Stanley o Goldman Sachs han registrado un aluvión de provisiones agregadas cercanas a los 4.000 millones de dólares (3.707 millones de euros) entre enero y marzo de este año y en todos los formularios 8-K (documento dirigido a accionistas y al supervisor de los mercados estadounidense SEC) se observa la misma tónica: frente a meses anteriores, las dotaciones por insolvencias aumentan debido a la incertidumbre geopolítica, al deterioro de las previsiones macroeconómicas (PIB e inflación) y a la pérdida de la calidad de algunas carteras de préstamos. 

Entretanto, la banca española está en pleno periodo de blackout o apagón informativo mientras sus equipos ajustan cifras y ultiman el cierre de cuentas referido a los tres primeros meses de este nuevo ejercicio. A pesar de que en este nuestro país las entidades no cuentan con una elevada exposición a los países actualmente en guerra como le ocurre a Citi, que trabaja intensamente por reducir fundamentalmente el peso del Kremlin en su balance, sí que sufre las consecuencias derivadas del incremento desbordante de los precios de la energía o de la alimentación. A ello se le ha de sumar el previsible 'roto' que dejará la retirada del escudo estatal sobre el sector productivo, cuyo parche aún sigue conteniendo las heridas. 

El Banco de España mira con cautela a las entidades, que ajustan cifras y ultiman el cierre de cuentas durante el periodo de 'blackout'

Sus planes iniciales pasaban por ir sacando reservas del baúl para cubrir impagos de sus clientes, si bien el nuevo contexto pone en jaque esta estrategia. Algunos bancos con foco más internacional, como Banco Santander o Banco Sabadell a través de su filial británica TSB, ya iniciaron en trimestres anteriores el proceso de liberación de provisiones en el extranjero y valoraban hacerlo en los próximos meses. Aunque sin eliminar las ya constituidas, todas habían venido reduciendo sus aportaciones al cofre para cubrir potenciales pérdidas. 

Estas nuevas circunstancias han provocado que las autoridades supervisoras hayan entrado en pánico. Desde que estalló el shock por la pandemia han defendido el papel del sector bancario, que mantuvo el grifo de la financiación abierto a familias y empresas. Pero ahora algunos excesos o decisiones un tanto arriesgadas asumidas por la búsqueda de la tan ansiada rentabilidad podrían empezar a aflorar y generar problemas en un entorno de alta incertidumbre y volatilidad. 

El propio Banco de España ya ha avisado. La guerra urge a las entidades a mantener una elevada prudencia, con un reconocimiento adecuado y temprano de los riesgos, a fin de preservar la confianza en el sector y de facilitar el mantenimiento del flujo de crédito a la economía. El foco particular debe estar ahora en aquellos sectores empresariales y grupos poblacionales en los que la recuperación postpandemia estaba siendo más lenta o tardía, así como en aquellos que se encuentran especialmente expuestos a las consecuencias económicas de la invasión armada. 

El Banco Central Europeo (BCE) también ha pedido cautela, más si cabe cuando su intención es subir tipos de interés más pronto que tarde para el área del euro. Esta herramienta es la única que tiene la banca central para atajar la inflación, que a su vez mejora los márgenes financieros pero aprieta a los clientes al encarecer sus cuotas, desencadenando inevitablemente problemas de impagos. El mayor temor es que, a pesar de las advertencias, las entidades no muestran tanta intranquilidad como la que dejan entrever las instituciones de supervisión. La banca se siente cómoda e incluso asegura que su salud financiera actual le permitiría asumir más de 3 puntos porcentuales de morosidad.

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