El Banco de Inglaterra mantiene los tipos y advierte de los riesgos del Brexit 'duro'

El canadiense Mark Carney será el próximo gobernador del Banco de Inglaterra
El canadiense Mark Carney será el próximo gobernador del Banco de Inglaterra

El Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra ha decidido mantener los tipos de interés oficiales en el 0,75% en su reunión de septiembre y ha advertido sobre los riesgos que puede traer para el país un Brexit sin acuerdo. En línea con el mensaje lanzado el pasado mes de agosto y que ya supuso un cierto viraje en su política monetaria, puesto que hasta entonces era firmemente partidario de elevar el precio del dinero, la entidad no descarta movimientos de los tipos de interés “en cualquier dirección” para preservar el objetivo de inflación del 2%, su máxima prioridad.

Por unanimidad, el organismo ha decidido mantener además la batería de estímulos económico que introdujo tras estallar la crisis financiera mundial allá por 2008, y que incluyen destinar 10.000 millones de libras (11.246 millones de euros) de la emisión de reservas del banco central para adquirir bonos corporativos y otros 435.000 millones de libras (489.000 millones de euros) para la compra de bonos soberanos.

El banco presidido por el canadiense Mark Carney recuerda cómo la guerra comercial entre Estados Unidos y China y las perspectivas de crecimiento global han empeorado desde su última reunión. "La política monetaria se ha relajado en muchas economías importantes. Las expectativas cambiantes sobre el momento potencial y la naturaleza del Brexit han seguido generando una mayor volatilidad en los precios de los activos del Reino Unido, en particular, el tipo de cambio de la libra esterlina ha aumentado en más del 3,5%", apunta en su comunicado el emisor.

Los acontecimientos en torno al Brexit están haciendo que los datos económicos del Reino Unido sean más volátiles, con una caída del PIB del 0,2% en el segundo trimestre y ahora las previsiones apuntan a un alza del 0,2% en el tercer trimestre. "Las incertidumbres en torno al Brexit han seguido afectando a la inversión empresarial, aunque el crecimiento del consumo se ha mantenido resistente, respaldado por el crecimiento continuo de los ingresos reales de los hogares", añade en su nota.

Eso sí, el organismo considera que el contexto mundial más débil está pesando sobre las exportaciones y pone en valor el anuncio del Gobierno de elevar el gasto público entre 2020-21, lo que según cálculos podría aumentar el PIB en el entorno del 0,4% durante ese periodo. La inflación se desaceleró al 1,7% en agosto, desde el 2,1% en julio y el BoE espera que se mantenga ligeramente por debajo del objetivo del 2% a corto plazo.

Respuesta "adecuada" de la política monetaria

El paro se sitúa también ligeramente por debajo del 4% desde principios de este año y los salarios avanzan a su tasa más elevada en más de una década. Sin embargo, los indicadores oficiales muestran cómo el aumento del empleo se suaviza. "El aumento de la incertidumbre sobre la naturaleza de la retirada de la UE implica que la economía podría seguir múltiples caminos los próximos años", advierte. La respuesta adecuada de la política monetaria dependerá del equilibrio de los efectos del Brexit en la demanda, la oferta y el tipo de cambio de la libra. "Es posible que los eventos políticos lleven a un nuevo período de incertidumbre arraigada sobre la naturaleza y la transición hacia la futura relación comercial del Reino Unido con la Unión Europea", alerta además.

Mientras persistan esas incertidumbres, particularmente en un entorno de crecimiento global más débil, es probable que el crecimiento de la demanda permanezca por debajo del potencial, aumentando el exceso de oferta. En tal caso, se reducirían las presiones inflacionarias generadas en el país. Si hay Brexit sin acuerdo, el tipo de cambio probablemente caería, la inflación aumentaría y el crecimiento del PIB se desacelerará.

Si la economía se encamina a un Brexit suave y el crecimiento global se recupera, podría generarse un exceso de demanda a medio plazo. Si eso ocurriera, el Comité juzga que las alzas en las tasas de interés, a un ritmo gradual y de forma limitada, serían apropiadas para devolver la inflación de manera sostenible a la meta del 2%. En todas las circunstancias, el Comité establecerá la política monetaria de manera adecuada para lograr el objetivo de inflación del 2%. El Comité considera que su postura actual de política monetaria es "apropiada".

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