El Banco de Japón (BoJ) prevé que la economía del país se contraiga un 4,7% este año a causa de la pandemia de coronavirus, en lo que será su peor registro desde la crisis financiera -caerá menos del 5,5% que el PIB retrocedió en la recesión de 2009-. El organismo capitaneado por Haruhiko Kuroda, que ha sido uno de los más activos en su respuesta a este 'shock' llegando incluso a adquirir acciones de firmas japonesas directamente en el mercado, ha advertido tras su reunión mensual de que la tercera economía del mundo sólo se recuperará de forma moderada en este segundo semestre.
En su informe trimestral de previsiones económicas, el BoJ estima que la inflación será negativa por el momento, principalmente afectada por la Covid-19, pero también por la caída que registraron en el primer semestre los precios del petróleo. Estima así un descenso del IPC del 0,5% en el ejercicio comprendido entre el 1 de abril de 2020 y el 31 de marzo de 2021. El estancamiento de los precios o su leve caída ha sido uno de los problemas recurrentes de la economía nipona en las últimas décadas, junto con su estancamiento y la elevada deuda.
En su reunión de dos días, el Banco de Japón ha decidido mantener sin cambios su política ultraflexible, lo que supone proseguir con unos tipos de interés a corto plazo en el -0,1% y mantener en torno al 0% el rendimiento del bono estatal a largo plazo. "La economía de Japón ha estado en una situación extremadamente grave por el impacto de la Covid-19 en casa y en el extranjero", señala la entidad en su informe, donde hace hincapié además en la "sustancial" caída de las exportaciones y de la producción industrial.
En su informe anterior, publicado el pasado mes de abril, el BoJ ya estimó una contracción del PIB para este ejercicio de entre el 3 y el 5%, y que la inflación se situaría entre el -0,3% y el 0,7%, por lo que sus cálculos actuales se ciñen a lo que había previsto. El banco central explica cómo la pandemia ha deteriorado las ganancias corporativas y el sentimiento de las grandes empresas del país, ha estancado las inversiones, y ha trasladado esa debilidad al empleo y a los ingresos de los trabajadores.
El Banco de Japón también ha incidido en que sus previsiones "son extremadamente poco claras", puesto que podrían modificarse dependiendo de las consecuencias de la pandemia y de la magnitud de su impacto en las economías nacionales y extranjeras. Con respecto al ejercicio fiscal de 2021, el banco central prevé que el PIB de Japón crezca un 3,3% y que la inflación se mantenga débil en el 0,3%.
