Controla un 1,8% del capital

BBK refuerza su inversión en Iberdrola para seguir blindando su anclaje vasco

La Fundación Bancaria de Bilbao Bizkaia Kutxa (BBK) realiza su mayor operación bursátil en dos años en el arranque de 2023 con una nueva inversión en la eléctrica en la que concentra su patrimonio.

El presidente de BBK, Xabier Sagredo Ormaza, en las obras del proyecto de ampliación del Museo de Bellas Artes de Bilbao.
El presidente de BBK, Xabier Sagredo Ormaza, con la pala en las obras del proyecto de ampliación del Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Europa Press

La Fundación BBK todavía es uno de los mayores actores del panorama energético. La entidad vizcaína mantiene su anclaje accionarial al País Vasco junto a los grupos familiares que tradicionalmente han copado la propiedad de la eléctrica como los Oriol, Urrutia o Arregui, entre otros. Tras la gran fusión de las cajas de ahorro (BBK, Kutxa y Vital) que dio lugar a Kutxabank y la segregación de activos por valor de 2.000 millones de euros, la institución se mantuvo con cerca del 1,7% del capital. No parece mucho pero vale tanto o más que el 57% que controla en el banco Kutxabank.

El activo energético apenas había sufrido variaciones hasta que en mayo de 2020, en plena pandemia, la Fundación BBK comenzó a incrementar su participación en Iberdrola con pequeñas compras en bolsa. En dos años y medio se ha hecho con 1,7 millones de acciones de la eléctrica tras una inversión de unos 17,5 millones de euros. Su última operación, la mayor de todas ellas, la acaba de realizar en el arranque de 2023.

Según los registros de la CNMV, la fundación que preside Xabier Sagredo compró 500.000 acciones de Iberdrola por 5,5 millones de euros durante la víspera del Día de Reyes. Supone pagar 11,09 euros por cada una de ellas. Es un 10% más que la última vez que adquirió títulos de la eléctrica en noviembre de 2021 o un 30% por encima de lo que pagó en 2020 por un paquete de títulos similar al actual.

En suma, el movimiento eleva la participación de Fundación BBK en un momento en el que la organización cuenta con una mayor despensa de liquidez después de la reactivación de los dividendos bancarios en 2022 tras levantarse por completo el veto del Banco Central Europeo (BCE) por la pandemia. Pese a que Iberdrola representa buena parte del patrimonio de la Fundación vizcaína, su participación real no es un dato público ni disponible en su página web. No fue posible obtener comentarios al respecto, si bien fuentes financieras sitúan este porcentaje en torno al 1,8% en este momento.

Según ese porcentaje, Fundación BBK se situaría como el sexto mayor accionista de Iberdrola por detrás de grandes fondos y firmas internacionales. A la cabeza se encuentra Qatar, la potencia del gas natural licuado (GNL) del Golfo Pérsico y anfitrión del reciente Mundial. El estado árabe controla el 8,7% de la eléctrica a través de dos sociedades (Qatar y DIC Holding LLC). A continuación aparece Blackrock, la gestora de fondos y ETFs, con un 5,25%, seguida del fondo soberano de Noruega (3,3%) y otras dos firmas de gestión de activos: Vanguard (3%) y Capital Group (2%).

Sagredo, consejero de Iberdrola desde 2016 en sustitución de Xabier de Irala, ha elevado la apuesta por la diversificación de la cartera y flujo de ingresos de la Fundación BBK aunque más del 80% permanece expuesto a la banca (con el 57% de las acciones de Kutxabank) y energía (con Iberdrola). Como accionista mayoritario de la entidad financiera, la fundación mantiene una exposición indirecta a una cartera industrial de empresas que estaba valorada en 1.634 millones de euros a cierre de 2021, un 23% menos que en 2020 debido a la desinversión en la operadora Euskaltel. 

Otros nombres destacados en la cartera además de los ya citados son la ferroviaria CAF, donde controla un 14% a través de Kutxabank que vale cerca de 140 millones en bolsa. Vidrala, Red Eléctrica y Arteche son otras tres empresas en la órbita de fundación e invirtieron cerca de 20 millones de euros a lo largo de 2021, según información contenida en el informe anual de 2021 de la fundación, aunque no hay informes sobre la evolución o el saldo acumulado de estas operaciones.

La antigua caja BBK -que luego repartiría activos con la fundación- llegó a ser uno de los socios de mayor peso en Iberdrola antes de la crisis financiera de 2008 cuando llegó a controlar entre el 7,5% y 10% de la eléctrica. Formó junto a la extinta Bancaja, ‘rescatada’ por Caja Madrid en la megafusión de Bankia, el círculo de poder que permitió al actual presidente Ignacio Sánchez-Galán defender la posición frente al asalto de la ACS de Florentino Pérez, que no llegó a sentarse en el consejo de administración pese a que la constructora llegó a manejar una participación del 20% del capital.

Crecimiento en los dividendos desde Kutxabank

BBK fue progresivamente diluyéndose en las sucesivas ampliaciones de capital de la eléctrica -sobre todo tras la compra de Scottish Power- e hizo caja vendiendo títulos hasta reducir al mínimo su presencia. En abril de 2017 desapareció del radar de la CNMV al situarse por debajo del 3% que exige notificar su presencia en el capital. Fue entonces cuando vendió un paquete del 1,9% del capital hasta quedarse en su posición actual.

En los últimos años, la Fundación BBK ha intentado construir una cartera de inversiones que financie la Obra Social al estilo de Criteria Caixa para la Fundación La Caixa. La filosofía de inversión de la una y la otra coinciden. Según la BBK, las inversiones que mantiene la Fundación Bancaria vasca se clasifican, a efectos de gestión, en tres carteras diferentes, atendiendo a los objetivos de cada una de ellas: permanente (solo Kutxabank), las sujetas al Fondo de Reserva (bajo criterios de elevada liquidez y supervisión regulatoria) y la llamada Fondo de Estabilización (donde dirige los excedentes una vez satisfecha la actividad de la fundación y la Reserva).

El cobro de dividendos de Kutxabank representa la principal fuente de ingresos de la Fundación BBK, según la propia firma. En 2020, la institución ingresó por esta vía 60 millones de euros, un 38% menos que en 2019. Al año siguiente, la cifra se redujo todavía más hasta 54 millones, un 10% menos. 

Sin embargo, durante el recién cerrado 2022, esta cifra puede llegar a multiplicarse después de la recuperación de los pagos al accionista en el sector bancario tras el fin del veto del BCE. La vizcaína BBK se habría embolsado el año pasado cerca de 100 millones de euros en dividendos desde Kutxabank, que repartió 172 millones a sus accionistas el año pasado. La fundación guipuzcoana Kutxa -que dio marca al banco- percibió 55 millones y la alavesa Vital otros 18 millones.

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