Es uno de los socios históricos de Iberdrola desde décadas atrás, pero desde que estalló la anterior crisis financiera, su peso accionarial se fue reduciendo gradualmente hasta perder la condición de accionista relevante. Sin embargo, la Fundación Bancaria BBK, dueña del 57% de Kutxabank, sigue dentro del capital de Iberdrola aunque bajo el radar del 3% del capital que le obligaría a notificar su presencia a la CNMV.
El supervisor de los mercados exige, sin embargo, que las entidades vinculadas con los consejeros de una empresa cotizada notifiquen sus operaciones con acciones y aquí ha saltado una alerta que hace muchos años que no se veía: la antigua BBK comprando acciones.
La Fundación Bancaria se ha hecho con cerca de 400.000 acciones en la eléctrica tras invertir más de 3,3 millones de euros. Se trata de dos operaciones realizadas la semana pasada que elevan la posición del grupo vasco por primera vez desde la década pasada, ya que desde entonces ha estado vendiendo títulos.
La Fundación que preside Xabier Sagredo, consejero independiente de Iberdrola, cuenta con una participación inferior al 1,7% del capital, aunque está valorada en cerca de 1.000 millones de euros, lo que convierte a Iberdrola en la ‘joya’ de su cartera industrial.
En términos absolutos, la BBK tiene invertido en la eléctrica más dinero que en Euskaltel, donde controla más del 20% del capital a través de Kutxabank, o CAF, el fabricante de vagones e infraestructuras ferroviarias, donde mantiene el 14% del capital.
La Fundación BBK es el socio mayoritario de Kutxabank con el 57% del capital, uno de los pocos bancos no cotizados en el panorama financiero en España. El 32% está en manos de la Fundación guipuzcoana Kutxa y el 11% restante lo tiene su equivalente de la alavesa Vital.
La antigua BBK elevó su posición en Iberdrola antes de la pasada crisis financiera de 2008. Llegó a controlar entre el 7,5% y 10% de la eléctrica, aunque progresivamente fue haciendo caja con sus acciones hasta reducirla al mínimo.
En abril de 2017 dio el paso de 'desaparecer' a efectos de CNMV del accionariado tras la venta del 1,9% del capital de Iberdrola y reducir a menos del 1,7% su posición, aunque fuentes próximas a la entidad financiera sitúan su posición por debajo de ese nivel. No fue posible obtener comentarios desde Kutxabank o BBK sobre esta participación.
La política de inversiones de la Fundación BBK apuesta por mantener “un perfil de riesgo medio bajo, alineado con el objetivo estratégico de la entidad de mantener su actividad de obra social en niveles estables, sostenidos y sostenibles”, según explica en memoria financiera.
Al igual que ocurre con Fundación La Caixa, dueña de Criteria Caixa, esta entidad es la encargada de la gestión de la obra social de las antiguas cajas y, para ello, necesita de un flujo recurrente de ingresos que Iberdrola garantiza con su dividendo y que también obtiene de Kutxabank. No obstante, la reciente directriz del Banco Central Europeo (BCE) ha congelado hasta octubre, al menos, el pago de dividendos a las entidades bancarias para que refuercen su solvencia.
Los principales accionistas de Iberdrola se mantienen de forma estable desde hace años. Blackrock, a través de decenas de sus fondos, agrupa el 5,13% del capital de la eléctrica, mientras que el fondo de Noruega tiene el 3,11%. Qatar, a través de otro fondo soberano, continúa como el mayor socio de Iberdrola con el 8,7% del capital. Todos ellos seguirán bien nutridos de dividendos en este 2020 pese a la crisis del Covid-19.
En resultados del primer trimestre, Iberdrola avanzó que abonará el 4 de agosto un dividendo complementario de 0,232 euros brutos por acción Así, completará lo ya pagado a los accionistas con cargo a 2019 de 0,40 euros brutos por título. La cifra supone un 13,9% de aumento sobre el ejercicio anterior. La eléctrica prevé alcanzar los 10.000 millones de beneficio en 2020, 1.900 millones más que en 2019 y un nuevo récord.
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