La opa de BBVA sobre el 50,15% que no controla en el Garanti tiene un doble filo. Lo que potencialmente se estará ahorrando en 2022 por el desplome de la lira, y su conversión a euros, también supondrá un roto contable millonario en sus cuentas en este 2021. Desde que lanzó la oferta de compra hace 31 días, el banco que preside Carlos Torres se ahorra más de 800 millones de euros por el 'crash' de más del 40% en la divisa turca.
La operación se diseñó en divisa local a razón de un pago de 12,2 liras por cada acción de Garanti y tomando como referencia el tipo de cambio del 12 de noviembre, el viernes anterior a la presentación de la opa. De este modo, BBVA puso sobre la mesa 25.700 millones de liras y estimó en 2.250 millones de euros el coste máximo de la opa si todos los accionistas minoritarios venden sus acciones. Solo un mes después, el desembolso potencial se reduce a poco más de 1.440 millones de euros al cambio de este viernes.
De este modo, cada 10% adicional de Garanti que consiga con la oferta supondría al precio actual unos 287 millones de euros. La implosión de la lira en los mercados está detrás de este abaratamiento cada día que pasa, como publicó 'La Información' el 18 de noviembre y recordó el consejero delegado, Onur Genç, el 29 de noviembre en declaraciones en el foro KPMG-Expansión. "La devaluación de la moneda nos está ayudando", aseguró cuando el descuento rondaba los 400 millones, la mitad que el actual.
Ajuste de cuentas en 2021
Lo que no mencionó el ejecutivo de BBVA es que el banco tendrá que ajustar el valor de su participación actual del 49,85% como consecuencia de la depreciación de la lira. Y eso ocurrirá en las cuentas de 2021. Según el último informe trimestral de resultados hasta el 30 de septiembre, excluyendo España y México, Garanti se mantenía como la participación más valiosa del grupo con una valoración en libros de 3.800 millones de euros, “incluyendo la inversión inicial, los resultados no distribuidos, el impacto del tipo de cambio y otros ajustes”, según la definición que hace la entidad.
La realidad, sin ajustes, es que BBVA ha invertido 6.914 millones de euros entre 2010 y 2017 en construir su porcentaje actual del 49,85%, pero esa participación vale hoy en bolsa 1.430 millones o un 80% menos de lo invertido. Los deterioros reconocidos superan los 2.000 millones de euros y ya fueron incorporados a las cuentas anuales de 2018 (1.517 millones) y 2019 (543 millones) como impacto en patrimonio. En las de 2021, el 'borrón' se situaría en torno a los 1.800 millones de euros respecto al valor neto en libros (4.679 millones) registrado en las cuentas de 2020.
BBVA tendrá que afrontar este quebranto cuando presente el próximo 3 de febrero sus resultados anuales, momento en el que la operación sobre el Garanti tendrá algo más de visibilidad que ahora. Tendrá que esperar a comprar más acciones en la opa con las que promediará a la baja el coste de adquisición de su filial en Turquía. Garanti, que sube un 20% en 2021 según su cotización en liras, ha perdido un 36% de su valor en euros.
La operación sigue pendiente de las autorizaciones del Banco Central Europeo (BCE) y el Banco Central de la República de Turquía (CBRT), aunque según expresó Torres en el Día del Inversor no hubo objeciones previas al lanzamiento de la opa cuando se transmitió la indicación de interés a los reguladores. El banco español prevé terminar con la oferta antes del 31 de marzo de 2022 y, aunque aspira al 100%, se conformará con menos.
Uno de los objetivos de BBVA con su opa es conseguir mayor flexibilidad para mover su participación en el banco turco una vez que supere el umbral del 50%. Fuentes financieras explican que, a partir de ese momento, la entidad española podrá moverse libremente en el capital e, incluso, puede cargar sobre el propio Garanti un plan para recomprar y amortizar acciones para ir elevando la participación de la matriz de forma indirecta. Otras opciones pasan por el reparto de dividendos extraordinarios, aunque esa salida de capital tendría como gran obstáculo al supervisor.
El riesgo Erdogan asfixia la economía
Mientras todo eso sucede, Turquía afronta su peor crisis financiera en décadas desde que el presidente Recep Tayyip Erdogan tomase el control del banco central en septiembre con el cese de varios altos cargos críticos con la política monetaria que ha instaurado el mandatario. Bajar los tipos de interés no parece una buena idea cuando la inflación se sitúa por encima del 21% anual (noviembre), pero para el líder turco es el camino para acelerar el crecimiento tras la pandemia, impulsar las exportaciones y crear empleo.
Todo lo contrario de lo que recomiendan los expertos cuando una economía está sobrecalentada y con los precios fuera de control. De hecho, el riesgo de una hiperinflación en el país está ya a la vuelta de la esquina. Sin embargo, el Banco Central de Turquía ejecutó este jueves su cuarta rebaja de tipos de interés consecutiva, del 15% al 14%, y amplía el rango de rebajas del precio del dinero hasta los 500 puntos básicos desde septiembre. La lira turca reaccionó con otro desplome de hasta un 5% para marcar mínimos históricos de 17,7 liras frente al euro y de 15,7 con el dólar.
La depreciación acumulada en 2021 por la divisa turca supera el 50% y está disparando los costes para los hogares y empresas del país como la factura energética. Después de la medida del banco central, Erdogan anunció un histórico aumento del 50% en el salario mínimo de Turquía hasta las 4.250 liras (240 euros) al mes a partir de 2022. La medida es puro maquillaje y está lejos de compensar la pérdida de poder adquisitivo de la lira. El valor en euros del salario mínimo turco este año se ha desplomado desde los 316 euros de hace doce meses a poco más de 160 euros en el momento actual.
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