Crisis financiera

Todo por la banca en el BCE: liquidez barata, compras de deuda y... fusiones

El emisor ha puesto toda la carne en el asador para evitar que la crisis económica provocada por la pandemia de coronavirus pueda degenerar en un colapso financiero en la zona euro.

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde (izda), conversa con el presidente del BCE, Mario Draghi.
La actual presidenta del BCE, Christine Lagarde (izda), conversa con su antecesor, Mario Draghi.

Inyecciones masivas de liquidez a un interés reducido para evitar un cortocircuito entre el sistema financiero y la economía real, compra de deuda soberana para aliviar el peso que ésta ejerce sobre la cartera de los bancos, relajación de los requerimientos de capital, suspensión de los dividendos y de la posibilidad de recomprar acciones... El Banco Central Europeo (BCE) ha puesto toda la carne en el asador para evitar que la crisis económica provocada por la pandemia de coronavirus pueda degenerar en un colapso financiero de la zona euro. 

La falta de rentabilidad, en una coyuntura de tipos de interés ultrabajos heredada de la última crisis, y un entorno de fuerte competencia, en el que según el propio emisor sobran actores, han llevado al organismo a lanzar mensajes a la banca 'día si y día también' para que promueva fusiones. Caixabank y Bankia se habrían puesto a la cabeza así de un proceso que debería dar lugar a nuevas entidades tanto a nivel nacional como paneuropeo (en Fráncfort gustan más las segundas) que puedan hacer frente al previsible incremento de la morosidad a raíz del golpe que la crisis de la Covid-19 ha supuesto para el área.

Desde el famoso "overcrowded" (superpoblado) que repitió hasta la saciedad el expresidente del BCE, Mario Drahi, los mensajes constantes de su sucesora, Christine Lagarde, en cada rueda de prensa posterior al consejo de gobierno del organismo, y los de su mano derecha, Luis de Guindos, en cada una de sus intervenciones públicas, han girado en torno a esa idea. Uno de los objetivos más importantes que se marcó la exdirectora gerente del FMI nada más asumir el puesto el pasado mes de noviembre fue poner en marcha esos procesos de fusión panaeropeos o nacionales. Es un campo en el que cuenta con sobrada experiencia puesto que en su etapa como abogada en el prestigioso despacho internacional Baker & McKenzie se especializó en derecho laboral, competencia y fusiones y adquisiciones.

Liquidez a espuertas para evitar un colapso

Para inundar el mercado de liquidez y evitar que la financiación se encareciese tanto para los estados como para las empresas, la autoridad monetaria amplió en su reunión de junio el programa espacial antipandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) y lo hizo por encima de las expectativas del mercado. Añadió otros 600.000 millones de euros a su 'bazuca' hasta alcanzar una potencia de fuego de 1,35 billones. Son compras que el emisor está ejecutando a lo largo de todo este año en el mercado secundario y que se prologarán durante la primera mitad de 2021 -con reinversión de vencimientos al menos hasta finales de 2022-. Este programa, que ha supuesto un enorme respiro en términos de financiación para los países periféricos, también ha permitido aliviar el peso de la deuda pública en las carteras de los bancos. 

El PEPP se suma a la nueva barra libre de liquidez barata que el emisor puso en marcha a finales de abril y que, al igual que su antecesora está condicionada a que las entidades presten dinero. La mejora de esas LTROs (operaciones de refinanciación a largo plazo) dio lugar a un nuevo paquete especial diseñado específicamente para esta pandemia, las PELTROs (operaciones de refinanciamiento a largo plazo de emergencia pandémica, por sus siglas en inglés). En la cuarta de estas subastas, celebrada el pasado miércoles, los bancos de la zona euro que acudieron solicitaron un total de 793,5 millones de euros de liquidez al BCE, menos de una quinta parte de los fondos solicitados en la subasta previa, celebrada en agosto. El organismo tiene previsto realizar otras tres operaciones más de este tipo, prácticamente mensuales. De hecho, la próxima tendrá lugar el 6 de octubre.

"En 2008 (la banca) multiplicó la crisis oprimiendo a la economía real. Hoy funciona como un amortiguador"

No son las únicas medidas destinadas a evitar que el grifo del crédito se cierre, puesto que la autoridad supervisora del emisor ha adoptado varias medidas para rebajar los requisitos de solvencia que se venían exigiendo a las entidades desde la crisis financiera. En última instancia, anunció que "facilitará" la consolidación del sistema financiero a través de las herramientas supervisoras y sin elevar las exigencias de capital a las futuras entidades que surjan de dicha concentración, tal y como se hacía ahora. 

Previamente, anunció que les permitiría operar temporalmente por debajo de sus actuales requerimientos de capital, así como emplear las reservas de liquidez para afrontar la crisis generada por el coronavirus. También rebajó las normas para la banca de inversión, que reducirá durante seis meses los requisitos de capital para el denominado 'riesgo de mercado': tras la crisis de 2008, en la que algunos bancos sufrieron un varapalo por la pérdida de valor de los activos cotizados que tenían en su balance, el Comité de Basilea les había obligado a guardar más capital por sus operaciones de inversión.

Ni dividendos ni recompra de acciones propias

De momento, el BCE ha decidido además prolongar hasta el próximo 1 de enero de 2021 su recomendación a la banca de no repartir dividendos y de no llevar a cabo recompras de acciones propias para preservar su capital. Con este anuncio, que hizo a finales de julio, el emisor amplía en tres meses las actuales restricciones que llevaban en vigor desde el pasado mes de marzo. En todo momento el organismo ha incidido en que se trata de una decisión "temporal" y "excepcional" que busca que los bancos mantengan su capacidad de absorber eventuales pérdidas y de respaldar a la economía ante la mayor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.

Tras un examen reciente a la salud de ochenta y seis bancos de la zona euro, el organismo dejó claro que, si bien estos cuentan con la capacidad para resistir al estrés causado por la pandemia de Covid-19, un agravamiento "significativo" de la crisis económica podría obligar a "varias entidades" a adoptar nuevas medidas para seguir cumpliendo con sus requisitos mínimos de capital. "En 2008 (la banca) multiplicó la crisis oprimiendo a la economía real. Hoy, por el contrario, funciona como un amortiguador de dificultades", aseguraba este mismo verano Andrea Enria, presidente del consejo de supervisión del BCE. 

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