Algo 'gordo' viene del BCE: Draghi afila un movimiento disruptivo para la banca

Draghi camina hacia la rueda de prensa escoltado por Guindos.
Draghi camina hacia la rueda de prensa escoltado por Guindos.
Efe

¿Esperar a septiembre o comenzar a actuar? El Banco Central Europeo (BCE) se enfrente a lo desconocido en la antepenúltima reunión de Mario Draghi como presidente. El mercado interbancario europeo está en llamas. El euríbor a doce meses, indicador de referencia para las hipotecas, ha perforado en las últimas horas el -0,3% en tasa diaria y dibuja una caída entre junio y julio que advierte de un posible movimiento de calado: unos tipos en negativo desde el 0% hasta el -0,1%, -0,2%...

Un escenario disruptivo que obliga a reescribir los libros de economía y a reelaborar las hojas de ruta del sector financiero. El BCE moverá también la facilidad de depósito o tipo ‘penalizador’ de los bancos desde el -0,4% actual hasta el -0,5% o, incluso, más allá si tiene en cuenta que se aplicarán deducciones  a los bancos buenos -aquellos que den crédito- frente a los malos. 

Que el barómetro adelantado del precio del dinero se haya movido, barranco abajo, adelantándose al movimiento de la autoridad monetaria es síntoma visible del terror en la banca, que ha cerrado puertas y ventanas hasta conocer la decisión. “La encuesta de préstamos bancarios del BCE sugiere que la ‘tasa invertida’ se está acercando. Los estándares de crédito se están endureciendo y los rechazos aumentan con lo que la demanda de préstamos se está desacelerando. Somos cautelosos con el sector: las tasas negativas socavan los conceptos básicos de la banca”, advierten los analistas de Bank of America Merrill Lynch (BofAML) en un informe al que ha tenido acceso por ‘La Información’.

Draghi y el consejo de gobernadores del que forma parte el español Luis de Guindos se enfrentan a un debate que afecta al propio mandato del BCE: ese es el objetivo de inflación del 2%. En las últimas semanas han surgido voces que defienden una flexibilización de ese nivel, como el ex economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, que defiende elevarlo incluso hasta el 4% para afrontar con flexibilidad una expansión del programa de compra de activos de deuda e, incluso, extenderlo a las acciones europeas.

“Después del discurso de Mario Draghi en Sintra a finales de junio, las expectativas de una nueva ronda de ‘alivio monetario’ están aumentando. La reunión del 25 de julio será la ocasión para afinar la orientación en lo que se refiere a la compra de nuevos activos y posibles recortes de tasas. La probable recuperación de la inflación del 1,3% actual al 1,5% para fin de año será insuficiente para evitar el giro esperado”, señala Axel Botte, estratega en Ostrum AM, firma asociada al grupo francés de gestión de activos Natixis, dueño también de H2O.

David Kohl, estratega jefe de divisas en el banco suizo Julius Baer, recuerda que si bien todo aparenta ir bien con la liquidez y el grifo del crédito, la realidad es otra y es por ella que los bancos centrales se disponen a actuar. “Si bien se ha informado que la demanda de préstamos corporativos es sólida, los bancos de la zona euro han endurecido las condiciones crediticias debido a la mayor aversión al riesgo, los costes de los fondos y las preocupaciones sobre las perspectivas económicas. El BCE podría responder flexibilizando la política monetaria”, explica.

En realidad, las autoridades económicas y políticas en Europa temen el nuevo escenario creado por la guerra comercial en EEUU y China, México… pasando por territorio europeo. Los reguladores europeos ya han advertido que se puede producir un evento de iliquidez y tensiones en los costes de financiación debido a, entre otras amenazas, el Brexit, la propia guerra comercial o las tensiones en Oriente Medio.

Con la información pública disponible, el BCE ya cuenta con datos sensibles que apuntan, de forma adelantada, a la recesión en algunas economías europeas. Según la medición de IHS Markit, el índice de gerentes de compra del sector manufacturero (PMI) de la zona euro cayó en julio hasta los 46,4 puntos frentes los 47,6 del mes anterior, la lectura más baja  desde finales de 2012 y una cifra en contracción.

El horizonte sombrío que afrontan las economías del euro es lo que podría detonar un movimiento del BCE mucho más ambicioso de lo previsto hace tan solo un mes. La ayuda política que ha reclamado Draghi sigue sin llegar desde el frente político. El panorama es incierto: el cambio de gobierno en Reino Unido, el relevo al frente de las principales instituciones europeas o el estancamiento político en España -al borde de nuevas elecciones- o Italia, cuyo gobierno comienza a resquebrajarse tan solo un año después de ser elegido. Solo Grecia, con un nuevo gobierno liberal con mayoría tras la época oscura de Syriza, parece afrontar con esperanzas de futuro el siguiente paso de la zona euro.

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