Lagarde sale a escena

El desafío del BCE: cómo fijar la hoja de ruta de salida en plena crisis de vacunas

El emisor podría afrontar su última reunión tranquila pese al repunte de la inflación en marzo ante la llegada cada vez más próxima de los fondos europeos y cuando se prevé que el ritmo de inmunización acelere

Christine Lagarde BCE
Christine Lagarde BCE
Agencia EFE

Nadie dijo que fuera fácil. La debilidad de locomotoras como Alemania y Francia ante las restricciones para hacer frente a la nueva ola del virus, una inflación que ha acelerado hasta el 1,3% en marzo por los precios energéticos, un plan de reconstrucción estancado en los parlamentos nacionales y los contratiempos con las vacunas de AstraZeneca y Janssen que han trastocado el plan inicial de inmunización proyectado inicialmente por la Comisión Europea. 

El Banco Central Europeo (BCE) afronta un panorama de claroscuros de cara a su reunión de este jueves en la que le va a tocar dar más detalles sobre la estrategia con la que prevé ir reduciendo los 20.000 millones de euros de las compras semanales de bonos incluidas en su programa antipandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) y que tuvo que acelerar recientemente para evitar que los rendimientos de los bonos a largo plazo siguieran al alza. 

En principio, no se espera que el organismo vaya a modificar ninguno de los principales parámetros de su actual política monetaria, aunque es muy factible que su presidenta, la francesa Lagarde, sea preguntada sobre cuándo piensa el organismo echar el freno o empezar a revertir toda la maquinaria e estímulos desplegada contra la crisis de la Covid-19. El mercado da por hecho que la responsable del emisor va a mantener algunos de los mantras de la entidad a lo largo de los últimos meses: la inflación repuntará de forma pasajera; el BCE vigilará para que las condiciones de crédito en la región sigan siendo favorables; las actuales políticas monetarias ultralaxas se mantendrán el tiempo que sea necesario; la aplicación del programa PEPP será flexible; y el fondo para la recuperación europeo se debe poner en marcha cuanto antes.

Un mensaje continuista para la que puede ser su última reunión relativamente 'tranquila'. En principio, se espera que el emisor aproveche el encuentro del mes de junio de su Consejo de Gobierno para revisar el ritmo de las compras de bonos antipandemia, coincidiendo con la publicación de las nuevas proyecciones macroeconómicas trimestrales. Si bien desde la consultora de análisis de mercados MacroYield no descartan que el ritmo actual (esos 20.000 millones semanales) se mantenga todavía unos meses más, hasta septiembre. 

La decisión dependerá también de cuando empiezan a desbloquearse los fondos del plan de reconstrucción Next Generation de 750.000 millones. Aún hay diez estados que no han ratificado en sus parlamentos el mecanismo que permite a la UE endeudarse en los mercados y poder facilitar créditos y subvenciones a los países más afectados por la pandemia. Este paso es imprescindible, como lo es también que Bruselas reciba los planes de reconstrucción sobre los que cada uno de los países beneficiarios está trabajando antes de final de mes. Esto último tampoco ha sucedido aún. 

Sin embargo, el hecho de que las autoridades comunitarias insistan en que el fondo entrará en vigor a mediados de este año implica que las perspectivas para entonces cambiarían de forma radical y los mercados podrían empezar a ponerse de nuevo nerviosos si la economía se sobrecalienta y no hay una estrategia de salida bien definida por el BCE. "Sólo es cuestión de tiempo que los mercados vuelvan a poner a prueba al BCE, asumiendo que la incertidumbre sobre los Fondos de Recuperación se resolverán en algún momento", advierten desde Bank of America.

Pero lo cierto es que las previsiones sitúan la inflación no más allá del 1,4% en 2023 y abocan al BCE a un nuevo incumplimiento de su objetivo durante otros tres años. Esto implica, en realidad, que los "los inversores y los agentes económicos tienen poca claridad sobre la función de reacción del BCE", tal y como advierte Konstantin Veit, Portfolio Manager European Rates en Pimco

"En caso de que los rendimientos marchen incómodamente al alza, seguiríamos esperando que el BCE intensifique las intervenciones verbales y aumente las compras del PEPP en algún momento, pero es probable que el BCE sea más reactivo que proactivo en respuesta a los cambios en las condiciones de financiación y que suprima menos la volatilidad que bajo un régimen de objetivos de precios más convincente", sostiene el experto. 

No sólo los fondos europeos posibilitarían este escenario, puesto que el acuerdo con BioNTech-Pfizer para aumentar las entregas previstas de su vacuna a la UE en 100 millones de dosis este año -de las que al menos 250 millones serán distribuidas en el segundo trimestre- ha sido recibido con optimismo en los mercados, que ven más cerca cómo los Veintisiete pueden pisar de una vez por todas el acelerador de la vacunación. 

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