Nuevas proyecciones económicas

El BCE vela armas para elevar su bazuca y rehacer el balance de daños del Covid

Su previsión de que el PIB caiga un 8% este año y se recupera al 5% el próximo ejercicio recoge sólo de forma parcial el golpe de la pandemia en otoño y las medidas más estrictas para hacerle frente

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde
Agencia EFE

El Banco Central Europeo (BCE) afronta su última reunión del año con toda la atención de los mercados puesta en la actualización de las perspectivas macroeconómicas para el área del euro que ya incorporarán los efectos de la segunda ola del coronavirus y de la ampliación de las restricciones para hacerle frente en las principales economías. En su último encuentro, el emisor mantuvo sus cálculos previos, que incluían un retroceso del 8% del PIB este año y una recuperación del 5% el próximo ejercicio y más modesta, del 3,2%, ya en 2023. Sin embargo, esas cifras recogen sólo de forma parcial el golpe que la pandemia ha provocado en otoño.

El Consejo de Gobierno de la entidad ha dejado claro en las actas de su último encuentro que la recuperación está perdiendo fuelle en el tramo final del año tras el fuerte rebote entre julio y septiembre. Ni los mercados ni el emisor descartan ya que las economías del área se vean abocadas a una segunda recesión en el cuarto trimestre dado que "las medidas de restricción podrían ser más severas y tener más duración en el tiempo de lo que se había previsto". Pese a que la reunión de noviembre fue previa a los anuncios en los avances de las vacunas candidatas, tampoco recogen el aumento en el número de casos en países como Alemania, Francia o Italia, que superan a los de la primera oleada del virus, ni las nuevas medidas para contener esa expansión.

El BCE teme que los colchones que los hogares y las empresas han ido generando en los últimos meses a golpe de subida sin precedentes del ahorro sean suficientes para hacer frente a un deterioro severo de la economía. De ser así, y con un PIB de nuevo en contración, el avance del 5% proyectado para el año que viene sería demasiado optimista. A un crecimiento más débil se suma una inflación que sigue sin reactivarse, por lo que hay un cierto temor a que se cumplan las peores perspectivas del banco central para esta variable. Sería más difícil ver ya una subida de los precios a principios del año que viene, como la entidad había previsto en su última actualización de septiembre, y más difícil también poder cumplir con la meta del 0,3% fijada en principio para este año y con el 1% estimada para el próximo . El problema es que en este caso llueve sobre mojado, puesto que se trata de un mal que la zona euro arrastra desde la crisis previa.

"Con este telón de fondo el BCE no tendrá más opción que relajar la política monetaria"

Este escenario es el que hace imprescindible recalibrar los instrumentos de política monetaria que el organismo capitaneado pro Christine Lagarde ha puesto en marcha hasta ahora. "Con este telón de fondo, el BCE no tendrá otra opción que relajar aún más la política monetaria", explica Axel Botte, estratega global de Ostrum Asset Management. La primera línea de acción sería ampliar en dos sentidos la potencia de fuego de su programa de compra antipandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). 

Primero, elevando la cuantía del programa en una cantidad entre 400.000 y 600.000 euros para situarlo cerca de los 2 billones de euros, es decir, el equivalente al 17% del PIB de la zona euro. En segundo lugar, manteniendo las compras de activos otros seis meses más hasta finales de 2021. Las reinversiones del programa, que se extienden al menos hasta el final de 2022, probablemente también se muevan más allá, aunque el anuncio podría no hacerse este mismo jueves.

El emisor puede moverse en terreno pantanoso con las cuantías

Economistas como Gilles Moëc, de la gestora francesa AXA IM, sostienen que si bien el PEPP es el instrumento de alivio cuantitativo "más flexible" del BCE, aún está obligado a mantener la participación global del banco central en cualquier deuda soberana elegible por debajo del 50%. "Las cuantificaciones exactas son difíciles, pero más allá de los 600.000 millones de euros para complementar el PEPP, el BCE estaría navegando muy cerca del viento", asevera.

Otras líneeas de actuación también están sobre la mesa. "Buscaríamos operaciones adicionales de TLTRO más allá de marzo de 2021, así como una extensión del período de tipo de interés preferencial del -1% en el marco de TLTRO-III de junio a diciembre de 2021, en consonancia con la expectativa de una extensión del PEPP en el mismo horizonte", apunta Konstantin Veit, portfolio manager de Pimco. El emisor podría plantearse aumentar aún más las concesiones de préstamos para facilitar la absorción, reducir los tipos de interés de la TLTRO-III, alargar los vencimientos, ampliar el descuento más allá de diciembre de 2021 o facilitar a los bancos la posibilidad de obtener el descuento, como otras opciones. 

"Las medidas no tendrán gran impacto en una economía con tipos bajos y más sensible al virus y a la política fiscal"

Y una vuelta de tuerca adicional a las medidas de estímulo estaría en las operaciones adicionales de refinanciación a largo plazo de emergencia por pandemia (PELTRO), es decir, las operaciones mensuales a un tipo de interés negativo de 25 puntos básicos, con vencimiento en una secuencia escalonada del tercer trimestre de 2021 y la operación final asignada el 2 de diciembre. Aunque su utilización ha sido modesta hasta ahora, con 27.000 millones de euros, "están proporcionando un respaldo de liquidez a un precio razonable y una fuente adicional de financiación a más largo plazo para los bancos, y son especialmente valiosas para los bancos con modelos de negocio que se centran en la concesión de préstamos a sectores no cubiertos por el programa TLTRO", recuerda el experto de Pimco.

Las medidas que se anuncien no tendrán previsiblemente gran impacto en una economía que ya disfruta de tipos de interés extremadamente bajos y que es mucho más sensible a la evolución de la pandemia y a la política fiscal, apuntan desde la consultora de análisis de mercados MacroYield, si bien opinan que sí servirán para reforzar "la expectativa de un largo periodo con políticas monetarias ultra expansivas, consolidando la reciente mejora de perspectivas para la renta variable". Y añaden que "el impacto inmediato sobre los mercados financieros, que ya lo descuentan, será también previsiblemente modesto".

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