Bolsonaro empieza su guerra contra la izquierda y los mercados ya le aplauden

  • La Bolsa de Sao Paulo, la más grande de Latinoamérica, cerró el pasado vierne en sus máximos históricos y entre la euforia de los inversores. 
Bolsonaro niega que vaya a reinstaurar la pena de muerte
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El nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha comenzado a imponer su ideal ultraconservador en medio de la euforia de los mercados financieros y la virtual ausencia de una oposición, que parece haber desaparecido ante su fuerte arrastre popular. El líder de la ultraderecha, que asumió el poder este 1 de enero, comenzó su gestión con pulso firme y en los primeros días imprimió un giro radical en todas las áreas, incluida la exterior, que tendrá un claro alineamiento con Estados Unidos y una posición mucho más dura frente al "comunismo" que atribuye a Venezuela y Cuba.

Las bolsas latinoamericanas, en consonancia, cerraron el pasado viernes una jornada de fuertes ganancias, con Sao Paulo encadenando su tercer máximo histórico. La confianza de los inversionistas en un presidente promercado y liberal en materia económica como el exmilitar Bolsonaro hicieron que el Ibovespa, índice referente del corro paulista, subiera un 0,30% para llegar a los 91.840 puntos, récord absoluto para la mayor bolsa latinoamericana, con un balance de negocios por 16.766 millones de reales (unos 4.520 millones de dólares). El jueves, el Ibovespa había llegado a la marca de los 91.564 puntos, mientras que el miércoles el digital señaló las 91.012 unidades.

Y es que en apenas cuatro días, el Gobierno alteró las normas para la demarcación de nuevas tierras indígenas, que pasará a manos del Ministerio de Agricultura, controlado por grandes hacendados; rebajó el peso de las políticas en favor de los homosexuales; y anunció su intención de "acabar" con la Justicia laboral y los "excesos de derechos".

Entre muchas otras medidas, también autorizó la destitución de aquellos funcionarios que defiendan ideales izquierdistas, cuyas plazas podrían ser eliminadas definitivamente a fin de reducir los gastos públicos.

Según el ministro de la Presidencia, Onyx Lorenzoni, eso responde al "mandato" de las urnas, que en las elecciones de octubre pasado le "dijeron basta a las ideas socialistas y comunistas que en los últimos 30 años llevaron al caos actual", informa Efe.

En lo económico, se ratificó que será impulsado un vasto plan de privatizaciones, todavía no delineado por completo, que reducirá a mínimos el "intervencionismo" del Estado en la economía y liberará de las "amarras" a la empresa privada. También se avanzará en una reforma del régimen de jubilaciones, que de acuerdo al ministro de Economía, Paulo Guedes, formado en la Escuela de Chicago, tendrá como objetivo final la adopción de un sistema de fondos privados, similar al que existe en Chile.

Bolsonaro, que tilda de "socialista" o "comunista" a casi todo lo que se opone a sus ideas, dio todos esos pasos en medio de un casi absoluto silencio de la oposición, que se ha refugiado en las redes sociales para descalificar al nuevo Gobierno. El Partido de los Trabajadores (PT), el mayor de la oposición y cuyo candidato Fernando Haddad fue derrotado por Bolsonaro en las elecciones de octubre, más que afincarse contra el nuevo Gobierno ha retomado su campaña por la libertad de Luiz Inácio Lula da Silva, su máximo líder y en la cárcel por corrupción desde abril pasado.

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