La deuda se encarece de nuevo

La bomba británica sigue activa pese al golpe de efecto del Banco de Inglaterra

Los mensajes erráticos de Liz Truss dan alas a la rentabilidad del bono y presionan a la libra a pesar del plan de 'rescate' presentado por el banco central, que no está siendo realmente activo en el mercado de deuda.

Montaje Reino Unido
La bomba británica sigue activa pese al golpe de efecto del Banco de Inglaterra.
Nerea de Bilbao (Infografía) | DPA vía Europa Press

Reino Unido vive su particular terremoto tras la llegada de Liz Truss a Downing Street. Con el paréntesis del fallecimiento de la reina Isabel II, sus primeros pasos al frente del Gobierno británico han convertido al país en un 'farolillo rojo' de Occidente. El anuncio de un plan fiscal histórico enfocado en las bajadas de impuestos por valor de 51.000 millones de euros provocó toda una crisis en el mercado, provocando un desplome de la libra y de los bonos, que requirió de la respiración asistida de su banco central, que actuó de urgencia el 28 de septiembre. Una semana después el mercado está algo más estabilizado, pero la sombra de la incertidumbre sigue al acecho y eso se nota en los intereses de la deuda, que vuelven a subir.

El 'Whatever it takes' descafeinado del Banco de Inglaterra (BoE), que provocó el anunció de un programa de compras a razón de 65.000 millones de libras (72.000 millones de euros) durante un periodo de trece días sirvió para calmar el pánico en los precios de la deuda y de su moneda en ese momento. Sus palabras fueron suficientes para frenar a los especuladores, porque realmente los volúmenes de compra de deuda han sido muy reducidos. Este jueves el organismo capitaneado por Andrew Bailey adelantó que desde el 28 de septiembre solo había adquirido 3.800 millones de libras en bonos a largo plazo (alrededor de 4.329 millones de euros), menos incluso que el presupuesto que tenía para un solo día: 5.000 millones de libras (unos 5.700 millones de euros). 

"El Banco de Inglaterra intervino acertadamente, de forma específica y temporal, para establecer el funcionamiento del mercado de deuda pública", defendió el miembro del Comité de Política Monetaria, Jonathan Haskel, al tiempo que advertía que la medida evita una profecía autocumplida que podría extenderse de los mercados financieros a las condiciones crediticias para los hogares y las empresas en Reino Unido. Y aunque al banquero no le falta razón, el interés 'gilt' - el bono a diez años del Reino Unido- ha comenzado a repuntar en los últimos días, para acercarse al nivel 4,23%, todavía por debajo del máximo que forzó la intervención -rozó el 4,6%-, pero notablemente por encima de su medida en doce meses (véase gráfico). El 'gilt' no había cotizado a esos niveles desde 2008, cuando la quiebra de Lehman Brothers desató una crisis financiera que obligó a nacionalizar los principales bancos del país. 

Pese a comenzar la semana en mínimos de diez días, cuando marcó un 3,82%, los mensajes poco claros de Truss, que ha dado marcha atrás en la reducción del tramo más alto sobre el impuesto de la renta del 45 al 40%, pero que no acaba de presentar un plan fiscal convincente, se ha traducido en un repunte del bono a diez años de medio punto entre el lunes y el jueves como señal de desconfianza por parte del mercado de las decisiones de la primera ministra. Con un discurso errático, que está calentado los mercados, ella misma ha reconocido abiertamente que podía haber "preparado el terreno mejor" y que tiene intención de seguir adelante con su plan, aunque provoque perturbaciones. Toda una prueba de fuego que pondrá su liderazgo a examen tras tomar las riendas del partido Conservador, muy debilitado después de la salida poco amistosa de Boris Johnson y que calienta las dudas sobre el gobierno.

Porque no solo ella está en entredicho, sino también su nuevo ministro de Hacienda británico, Kwasi Kwarteng. El político estuvo en una fiesta privada con directores de fondos de inversión o fondos buitre antes de presentar el polémico plan de rebaja fiscal para las rentas más altas. Según publicó el diario 'The Sunday Times', Kwarteng participó en un acto el barrio londinense de Chelsea el 23 de septiembre en la que los directivos le animaron a defender su plan de bajada de impuestos y destacó que los responsables de los fondos financieros que organizaron la fiesta se beneficiaron directamente de la caída de la libra que se produjo tras la presentación del plan fiscal.

En paralelo a la subida de los intereses de la deuda, la libra también comienza a debilitarse y este jueves se situaba en los 1,11 dólares, frente al 1,03 dólares de los mínimos, pero todavía bajo mínimos. Las dudas alrededor de los efectos que la crisis de la deuda ha podido generar en la industria financiera está mermando la confianza. La CNBC se hacía eco de la incertidumbre generada alrededor de los efectos en el 'shadow banking'. La conocida en la jerga como banca en la sombra incluye todas aquellas entidades financieras que actúan como intermediarios, pero no son bancos, es decir, fondos de inversión o de cobertura, entre otros, con menor regulación y más expuestos, que podrían haberse visto golpeados por la crisis y la deuda y no existe visibilidad, por lo que podrían producirse sustos.

La actividad de las agencias de calificación también será importante. La agencia de rating Fitch Ratings ha confirmado la nota de solvencia 'AA-' de Reino Unido, pero ha empeorado a negativa desde estable su perspectiva, después del paquete de reducciones de impuestos porque puede provocar un aumento "significativo" del déficit británico en el medio plazo. Sin claridad de los planes de Truss, la crisis seguirá abierta.

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