Inversión en renta fija

Bonos de EEUU: la gran ocasión de los inversores institucionales para invertir

El mercado puede volver a mirar a la renta fija y a los productos conservadores después del crash sufrido en 2022 por el ciclo al alza de los tipos de interés, que aumenta el atractivo de los cupones de los bonos.

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¿Es hora de invertir en bonos?
Nerea de Bilbao (Infografía)

Los cambios drásticos de 2022 han dejado huella en todos los activos financieros. Eventos como la invasión de Rusia en Ucrania, seguido del ciclo de subidas de tipos de interés más rápido de la Reserva Federal (Fed) desde principios de los años 80 han pasado factura. En general, los cambios de escenario que se están produciendo obligarán a los inversores a caminar sobre la cuerda floja entre las nuevas oportunidades y los riesgos asociados a la transición de la economía mundial. 

En 2023 empieza a señalarse el mercado de bonos de EEUU como posibilidad clara que tener en cuenta. Desde el punto de vista económico, el giro hacia unos tipos de interés positivos ajustados a la inflación plantea riesgos de sostenibilidad de la deuda en un contexto de unas ratios de deuda/PIB históricamente elevadas. “Para los inversores, el mayor riesgo derivado de la reaparición de la alta inflación y de la perspectiva de tipos de interés reales positivos sostenidos está relacionado con la deuda que se ha acumulado a medida que los tipos han ido bajando en los últimos 15 años”, sostienen desde UBP.

Mientras tanto, la remodelación de las cadenas de suministro mundiales podría convertirse en un auténtico factor para la desglobalización a medida que aumenten las tensiones entre China y EEUU. En general, los riesgos de desglobalización ya sean económicos o geopolíticos suponen una importante amenaza los arquetipos de los inversores globales desde la década de 1990. “Dado que estos riesgos siguen apareciendo en el horizonte, será necesario que los clientes adopten enfoques de gestión de riesgos proactivos y dinámicos en 2023”, apuntan desde UBP.

La fase de crecimiento del ciclo se ha detenido bruscamente debido a las estrictas políticas monetarias adoptadas para combatir la persistente inflación y a causa de la crisis energética que afecta a las economías junto con el aumento de los riesgos geopolíticos provocados por la guerra entre Rusia y Ucrania. “En 2023 es probable que la economía mundial registre un débil crecimiento de entre el 2% y el 2,5%, tras el 3% de 2022, con las economías desarrolladas flirteando con una recesión”, prevén.

Con este contexto, sería probable que la inflación disminuya gradualmente, sobre todo en Estados Unidos. De media, en 2023, podría seguir siendo superior al 2%, objetivo fijado por los bancos centrales de los países desarrollados, aunque la tendencia debería ser más favorable. En los países emergentes, también es probable que la inflación disminuya, pero sigue dependiendo de los precios de las materias primas y los alimentos.

El foco en el mercado de la deuda

De esta manera, los mercados de renta fija están experimentando el peor año de su historia, con rendimientos casi idénticos entre los diferentes segmentos del mercado. “Algunas áreas del mercado se han visto afectadas por los amplios diferenciales y otras por su gran sensibilidad a los movimientos de los tipos de interés, pero el hecho es que no ha habido realmente un activo refugio para una cartera de bonos hasta ahora en 2022”, comenta François Rimeu, estratega senior de La Française AM.

El probable deterioro adicional de las cifras macroeconómicas supone un freno a una reactivación significativa del riesgo en los activos más arriesgados. Por otra parte, este deterioro debería hacer menos probable una subida brusca de los tipos, sobre todo teniendo en cuenta que se espera que la inflación continúe bajando. “La situación parece más clara en Estados Unidos, donde la inflación es más ‘fácil’ de entender y anticipar y donde la situación macroeconómica también es más clara”, dice.

Por lo tanto, algunos mercados parecen actualmente interesantes con un horizonte de inversión a medio plazo, según comenta Rimeu: “La deuda pública a corto plazo, especialmente en Estados Unidos, con curvas de rendimiento históricamente planas; los tipos reales estadounidenses, ahora en territorio restrictivo y en su nivel más alto desde 2008, a pesar del menor crecimiento potencial; y la deuda con grado de inversión, que ha tenido, con diferencia, el peor año de las últimas cinco décadas”.

Para UBP, la caída de las expectativas de inflación y los elevados cupones que se están ofreciendo a los inversores en renta fija son “fuertes vientos de cola para una rentabilidad en renta fija moderada en 2023”, mientras que la aceleración del riesgo de impago del crédito debería crear “oportunidades para los inversores en crédito ‘distressed’”.

“La selección activa del crédito, que es un factor clave para obtener rendimiento en las desaceleraciones cíclicas normales, será aún más crítica en 2023 en la eurozona, ya que ésta ha experimentado su propia transformación”, concluyen desde UBP.

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