A partir de mayo

Brainard (Fed) rompe la calma y alerta de un "rápido" ajuste de balance y tipos

La número dos de Powell en la Reserva Federal previene a los inversores de un movimiento mucho más rápido de ajuste monetario en EEUU debido a que la inflación es demasiado elevada.

Lael Brainard (izquierda), vicegobernador de la Fed.
Lael Brainard (izquierda), vicegobernadora de la Fed.
L. I. / Archivo / Fed

Durante algunas semanas, los mercados han disfrutado de un periodo inesperado de recuperación pese a la guerra de Ucrania. Pocos lo esperaban. Esa apariencia de estabilidad se ha hecho añicos este martes después de que  la Reserva Federal (Fed) haya vuelto a apagar la música en Wall Street para recordar que va a acelerar el ajuste monetario en EEUU a partir del 3 y 4 de mayo, fechas de su próxima reunión. Lael Brainard, vicegobernadora del banco central y segunda de a bordo tras Jerome Powell, se ha encargado de mandar un agresivo mensaje a inversores y agentes económicos.

"Es de suma importancia reducir la inflación. En consecuencia, el Comité continuará ajustando la política monetaria metódicamente a través de una serie de aumentos en los tipos de interés y comenzará a reducir el balance a un ritmo acelerado tan pronto como en nuestra reunión de mayo", aseguró la mujer que escolta a Powell en las reuniones. Brainard insinuó que los movimientos de tipos podrían ser de mayor calado al realizado en la última reunión de marzo, cuando el banco central elevó el precio del dinero en 25 puntos básicos en su primer movimiento al alza desde diciembre de 2018.

El escenario ahora es radicalmente distinto y mucho más peligroso. El próximo 10 de abril, EEUU conocerá el dato de inflación de marzo que se avecina histórico después de que en febrero la tasa saltara al 7,9% interanual, la lectura más alta desde 1982. De ser así, la Fed no tardará en actuar con contundencia porque la economía sigue creciendo, el mercado laboral está fuerte y la desestabilización de precios así lo justifica. 

"La inflación es demasiado alta y está sujeta a riesgos alcistas. El comité está preparado para tomar medidas más enérgicas si los indicadores de inflación y de expectativas indican que tal acción está justificada”, resumió. La retórica agresiva de Mainard tiene mucho que ver con que la Fed no se reúna en abril y lo haga ya en mayo. De hecho, el sentimiento de los inversores ha sido positivo en bolsa pese a la ola de ventas en los bonos. Las rentabilidades de la deuda han escalado a máximos de cuatro años y no justifican que las acciones sigan cotizando una política expansiva.

Brainard ha querido dejar clara la postura de la Fed para evitar malentendidos y Wall Street parece haber tomado nota con la mayor caída en el último mes, en especial, en el sector tecnológico. La banquera ha citado al gran domador de la inflación de principios de los años 80, periodo conocido por las drásticas subidas de tipos y la entrada en recesión que logró enfriar una economía recalentada. “Hace cuarenta años, Paul Volcker señaló que el mandato dual [estabilidad de precios y empleo] no es una proposición de uno u otro, sino que una inflación galopante 'sería la mayor amenaza para el crecimiento continuo de la economía... y, en última instancia, para el empleo', leyó Brainard durante una conferencia en Mineapolis.

La reacción del mercado de divisas provocó un nuevo fortalecimiento del dólar frente al euro, hasta el nivel de 1,08, mientras que los bonos volvieron a registrar caídas de precios por las ventas y subidas de rentabilidad: 1,74% a 1 año, al 2,52% a 2 años, al 2,7% a 3 años y al 2,55% a diez años. De nuevo, la reconstrucción de la curva invertida -mayor interés en plazos cortos que en largo- volvió a generar preocupación entre los inversores. El Dow Jones cerró la jornada con una caída del 0,8%, del 1,26% para el S&P 500 y el Nasdaq completó una de sus peores sesiones con un descenso del 2,2%.

Para Brainard, la Fed debe comenzar a reducir su balance de forma inmediata, es decir, vender parte de su cartera de bonos a partir de mayo. Que el mayor comprador de deuda en los dos últimos años pase al lado vendedor inquieta, como poco, a cualquiera que se asome al mercado. Los expertos tienen dudas de la capacidad para absorber esta salida de papel si no se hace de manera controlada. El banco central ha aumentado su balance un 140% desde finales de 2019, hasta los 9 billones de dólares. Los cálculos más conservadores señalan que podría achicar en 500.000 millones solo en 2022, y alrededor de 1,2 billones a partir de 2023 si nada se tuerce.

“Hoy la inflación es muy alta, sobre todo en alimentos y gasolina. Todos los estadounidenses se enfrentan a precios más altos, pero la carga es particularmente grande para los hogares con recursos más limitados. Por eso, bajar la inflación es nuestra tarea más importante, manteniendo una recuperación que incluya a todos. Esto es vital para mantener el poder adquisitivo de las familias estadounidenses”, apuntó. La lucha contra la inflación esconde un efecto secundario que también dañará la capacidad de compra de millones de americanos: el aumento de los costes financieros. Las tasas de referencia a 30 años de las hipotecas en EEUU se han disparado en más de 100 puntos básicos en poco tiempo y este martes cruzaron el nivel del 5% por primera vez desde finales de 2018.

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