Repunte de los índices

¿Está el S&P 500 en una burbuja? La situación es distinta a otros colapsos

Una mirada retrospectiva al historial de los mercados de todo el planeta muestra que siempre ha habido un ciclo que incluye períodos de crecimiento y períodos de declive.

Wall Street cierra con nuevos récords en el Dow Jones y el S and P 500
¿Está el S&P 500 en una burbuja? Por qué la situación es distinta a otros colapsos

Una burbuja en las bolsas ya no supone ningún fenómeno novedoso. Una mirada retrospectiva al historial de los mercados de todo el planeta muestra que siempre ha habido un ciclo que incluye períodos de crecimiento y períodos de declive. Es la dinámica constante de las últimas décadas. Por eso, muchos inversores se preguntan si el reciente repunte de los índices podría provocar un colapso inminente. ¿Qué diferencias hay entre la subida actual y otros ejemplos pasados?

En los últimos tiempos hemos asistido a enormes repuntes que han llamado la atención de los operadores. A nivel de subidas el bitcoin ya ha dejado atrás a la gran burbuja de los tulipanes, mientras que la revalorización del S&P 500 está muy lejos de esas proyecciones. Ni siquiera se acerca a la burbuja puntocom del año 2000 que se cuajó dentro del sector tecnológico.

Encontrar el punto concreto en el que se encuentran los mercados puede resultar difícil, pero los hechos pasados suelen dar pistas. A este respecto, Goldman Sachs ha elaborado un informe detallado en el que analiza los factores que conllevan que una burbuja termine por implosionar: principalmente, se tienen que disparar los precios a unos niveles realmente insostenibles.

Según aporta José Luis Cárpatos, director de inversiones de Gloversia Eafi, en la burbuja se tiene que llegar a un nivel “absurdo por completo”. Es decir, no basta con un exceso de valoración, sino que se debe llegar a una situación insólita. “Por ejemplo, entre noviembre de 1636 y febrero de 1637, el precio de algunos bulbos de tulipán se había multiplicado por 20 y, en el punto álgido, un solo bulbo podía tener el mismo valor que una casa de ciudad de lujo”, ejemplifica el experto.

“La Compañía del Mississippi, en Francia, experimentó otra burbuja similar basada en la esperanza de construir un monopolio a principios del Siglo XVIII”, añade Goldman Sachs. El precio de sus acciones aumentó un 6.200%, antes de desplomarse un 99%. Mientras, la legendaria burbuja japonesa de los años ochenta dio lugar a subidas del precio de los valores cotizados y de la tierra extraordinarias desde cualquier punto de vista.

Impulsados por la caída de los tipos de interés (el Banco de Japón había bajado los tipos del 5% al 2,5% a principios de 1987) y el Acuerdo del Plaza de 1985 (que desencadenó una depreciación del dólar frente al yen con el fin de reducir el déficit por cuenta corriente de Estados Unidos abaratando las exportaciones), los precios de los activos disfrutaron de una larga y constante subida.

“No obstante, los repuntes de las subidas de las acciones iniciaron un círculo virtuoso que se autoperpetuaba, con muchas empresas invirtiendo en otras empresas mediante participaciones cruzadas que, a su vez, hacían más valiosa su propia empresa”, explica Goldman Sachs. En 1988, el valor de la tierra en Japón era teóricamente más de cuatro veces superior al de toda la tierra de Estados Unidos, a pesar de que esta última era 25 veces más grande.

Por su parte, durante la burbuja tecnológica de finales de la década de 1990 se observaron aumentos de precios similares. “Cuando la empresa basada en Internet Yahoo! realizó su OPV en abril de 1996, el precio de sus acciones subió de 13 a 33 dólares en un solo día, duplicando con creces el valor de la compañía, lo cual se convirtió en un patrón familiar en el período siguiente”, apunta la entidad norteamericana. 13 de los principales valores de gran capitalización se revalorizaron más del 1.000%.

Un esquema bien diferenciado

De este modo, tomando referencia estos eventos pasados, los expertos de Goldman Sachs consideran que los focos de exuberancia y las subidas excesivas de precios no significan necesariamente que se esté formando una burbuja más amplia y sistémicamente peligrosa. “Si nos fijamos en el S&P500 -el índice más rentable de los principales mercados de renta variable- la subida de los últimos años ha sido impresionante, sobre todo en tecnología, pero no es ni mucho menos tan extrema como la explosiva subida que se produjo durante la burbuja de las puntocom”, detallan.

Con todo, matizan que un gran peligro es el elevado riesgo que tiene el S&P 500 por tener en unos pocos valores un peso enorme, en especial las compañías FAAMG (Facebook, Amazon, Apple, Microsoft y Google, lo cual nunca se ha observado en la historia ni en Japón ni en Europa. La concentración, a su modo de ver, puede suponer un peligro claro. “Merece la pena vigilar estas condiciones, ya que proporcionan señales bastante fiables de que podría estar desarrollándose una burbuja, pero, en nuestra evaluación, sólo algunas de estas características comunes están presentes actualmente”, afirman.

La entidad cree que como los balances del sector privado son sólidos, reduce la posibilidad de que se desarrollen riesgos sistémicos más amplios. “Del mismo modo, cuando consideramos los flujos de fondos y el comportamiento especulativo, estamos equilibrando algunos signos de una tolerancia al riesgo muy fuerte con los niveles muy bajos de los fondos de los que proceden”, ahondan.

En este sentido, los analistas de RBC Capital añaden que, a pesar del reciente repunte del mercado, anticiparse al estallido de una potencial burbuja es complicado en la actualidad. “Parece haber algunas empresas que continúan operando a precios bajos incluso después de la reciente recuperación, lo cual podría significar que todavía se ofrecen oportunidades de compra”, señalan.

Además, el comportamiento de las bolsas es muy difícil de predecir con precisión. “Tiene un largo historial de rendimientos totales anuales altos de dígito simple y es muy poco probable que esos rendimientos sean lineales”, describen desde RBC Capital. “Esto podría traducirse en que la burbuja bursátil aumente de tamaño, o estalle, en el futuro”, concluyen.

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