Patrocinador de su mina

El caso Berkeley amenaza con un roto de 100 millones de euros al fondo de Omán

El vehículo de inversiones del sultanato omaní es el gran patrocinador de la mina de Retortillo en Salamanca y el accionista oculto de la minera con la deuda convertible que suscribió en 2017.

Paul Atherley, ex CEO de Berkeley y cerebro del proyecto de Retortillo.
Paul Atherley, ex CEO de Berkeley y cerebro del proyecto de Retortillo.
L. I.  / Archivo

El proyecto de la mina de uranio de Retortillo (Salamanca) está a punto de saltar por los aires con el puñetazo en la mesa legislativa que van a dar PSOE y Unidos Podemos. La expresa inclusión de una enmienda en el proyecto de Ley del Clima -que prohíbe la minería de uranio- ha dejado al borde de la ilegalización el proyecto de Berkeley Energía, una minera de capital angloaustraliano y respaldada por un gran socio en la sombra.-

El crash bursátil registrado por Berkeley en las dos últimas sesiones -en las que se ha intercambiado el 35% de la propiedad- hablan a gritos de la situación de pánico entre los inversores. La acción ha pasado de cotizar por encima de 0,6 euros en agosto a poco más de 0,2 euros ahora en octubre (-66%). Sin embargo, no solo los accionistas actuales pueden perderlo todo. También el verdadero patrocinador de la mina: Omán.

El 37% del capital... a futuro

El fondo soberano del Sultanato omaní es el inversor estratégico a largo plazo en la compañía desde agosto de 2017, cuando firmó asesorado por el banco de inversión Cannacord una inversión de 120 millones de dólares (100 millones de euros) en forma de préstamos convertibles e instrumentos financieros que, de ejecutarse, le iban a convertir en el dueño del 37% del capital, según los datos del acuerdo enviados al regulador británico.

El fondo omaní, que contaba con más de 20.000 millones de dólares en activos bajo gestión al cierre de 2019, se lanzó hace tres años en respaldo del proyecto de Retortillo, atraído por la potencial rentabilidad de la extracción de uranio, un mineral cuya producción está copada por Kazajstan y que tiene una alta demanda en países como Japón, Francia o China, entre otros. Paul Atherley, ex consejero delegado de Berkeley, fue el encargado de convencer a los inversores del país arábigo de las bondades del desarrollo minero.

No hizo falta demasiado. Omán ya era uno de los inversores extranjeros más activos en España desde la constitución del fondo conjunto Spain- Omán Cofides/Fiex-SGRF (SOPEF) en el que participan desde el propio Gobierno español, a través de la Secretaría de Comercio, bancos como Santander, BBVA o Sabadell. El vehículo estaba dotado inicialmente con cerca de 200 millones de euros de capacidad, aunque no está vinculado a Berkeley.

Es uno de los frutos de los acuerdos firmados en 2014 durante la visita del Rey Emérito Juan Carlos I al país del sultán Qabus bin Said Al Said, fallecido el pasado enero y sucedido en el cargo por su primo Haitham bin Tariq Al Said. La gestora MCH es la encargada de gestionar ese fondo de capital riesgo que acaba de invertir esta semana en la biotecnológica murciana Symborg

Inversiones en empresas españolas

En febrero de 2020 entró en la valenciana TCI Cutting, especializada en corte con agua, y en mayo tomó el 32% de las acciones de Mecanizados Escribano, una contratista del Ministerio de Defensa. Pero no todo el interés es industrial o tecnológico. En abril de 2019 en la riojana Palacios Alimentación, el fabricante de chorizos, pizzas y tortilla congelada.

Pero con Berkeley, Omán volvió a actuar por su cuenta en España al margen del fondo con Cofides. Le fue bien con sus inversiones en el gas vinculadas a plantas en las que también participan monopolios como el gestor de hidrocarburos CLH o la gasista Enagas. La estrecha relación del anterior sultán omaní con el anterior monarca español facilitó la firma de acuerdos comerciales entre ambos países, en especial, en el ámbito energético.

Con la mina de Salamanca, Omán se encuentra entre la espada y la pared con su inversión vía deuda convertible y derivados. Según la documentación enviada a la Bolsa de Londres, el instrumento usado con los británicos contempla una serie de facilidades fuera de mercado, que solo los grandes inversores a largo plazo como los fondos soberanos pueden otorgar. Berkeley recibió un primer préstamo convertible sin intereses y sin garantía 65 millones de dólares, que puede convertirse en acciones ordinarias a partir de 0,5 libras por acción. Ahora se queda lejos de poder ejecutarlo.

La contraprestación es jugosa y cuantiosa. El fondo soberano alcanzaría una participación del 28% en la empresa. Además, Omán se hizo con otros tres tramos de opciones convertibles en otro 9% del capital, a partir de un precio de ejecución de 0,85 libras, por aportar otros 55 millones de dólares “para las últimas fases del desarrollo de la mina de Salamanca”.. Por último, Omán se reservó un billete en preferente para el aprovisionamiento de uranio a precios de mercado -y limitado en volumen- cuando el yacimiento estuviese operativo. Una situación que se aventura ya difícil.

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