China no podrá crecer al 6% y ve alejarse su sueño de alcanzar el trono económico

Trump, en el centro, y Xi Jinping (izquierda), durante la cumbre del G7 de 2019
Trump, en el centro, y Xi Jinping (izquierda), durante la cumbre del G7 de 2019
EFE

China ve desvanecerse su objetivo de adelantar a Estados Unidos y convertirse en primera potencia a nivel mundial. Los datos macroeconómicos demuestran que la economía del gigante asiático ha echado el freno en mitad de una guerra comercial con Estados Unidos que, pese a haberse suavizado en los últimos días, sigue pesando como un lastre sobre el país. Tampoco ayudan crisis como la abierta por el petróleo en Arabia Saudí a raíz del ataque del pasado fin de semana por dos motivos: porque Pekín es el primer comprador de petróleo saudí y porque es además el mayor demandante de crudo a nivel mundial, por delante de Washington. 

Los datos no han podido generar más incertidumbre esta mañana: su producción industrial avanzó al 4,4% interanual en agosto, un nivel que si bien puede parecer elevado para cualquier otra economía a nivel mundial supone su ritmo más bajo de incremento en casi 18 años, y también fueron peor de lo previsto por el consenso del mercado el dato de ventas minoristas (subieron 7,5% en agosto frente al 7,9% esperado) y el de inversión en activos fijos.

En una entrevista concedida a La Información, Alicia García Herrero, economista Jefe de Asia-Pacífico en Natixis, explicaba hasta qué punto Pekín está batallando y se ha metido de lleno en el conflicto arancelario y en la disputa tecnológica por el 5G para evitar quedarse atrás y aprovechar esta oportunidad histórica de situarse a la cabeza como la economía más poderosa del planeta. 

Esta misma semana está previsto que se reúnan las delegaciones de los gobiernos chino y estadounidense para retomar sus negociaciones comerciales, tal y como confirmó hace unos días el viceprimer ministro chino, Liu He. Lo harán después de que Pekín anunciase (a través de la agencia estatal Xinhua) que la soja y la carne de cerdo estadounidense también se librarán de momento de una nueva subida de aranceles por parte de su país, noticia que ha ayudado a aliviar solo en parte las tensiones crecientes entre ambos y su tira y afloja constante.

Previamente, el presidente de EEUU, Donald Trump, había decidido retrasar el alza del 25 al 30% de las tasas a 250.000 millones de dólares en importaciones chinas que tenía previsto aplicar a partir del próximo 1 de octubre, en un movimiento que fue muy bien recibido por la contraparte asiática. 

Trump y la reelección

Trump y China han mejorado considerablemente el tono de sus mensajes. Desde la consultora de análisis de mercado MacroYield apuntan que aunque su expectativa es "que ambas partes cuentan con incentivos muy importantes para alcanzar el acuerdo, los tiempos y las formas podrían reportar todavía incertidumbre". Trump ya ha advertido a China de que no "arrastre los pies" en las negociaciones dilatando el acuerdo, forzando el mal comportamiento de los mercados en EEUU y favoreciendo la posibilidad de que el líder estadounidense no resulte elegido.

Con ello Pekín estaría persiguiendo el objetivo de que un nuevo presidente de los EEUU "decidiera adoptar un tono negociador más conciliador o menos perjudicial para China". Sin embargo, desde la firma recuerdan que esta jugada no es del todo clara para China, porque el electorado de Trump se ha mostrado en muchas ocasiones dispuesto a sacrificar su bolsillo si eso significa frenar las prácticas que ellos consideran fraudulentas de China.

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