Crisis comercial

China y EEUU se embarcan en una 'guerra fría' antes de las elecciones de noviembre

Primer cara a cara Trump Xi Linping
Primer cara a cara Trump Xi Linping

La crisis originada por el coronavirus había dado a Estados Unidos y China la posibilidad de estabilizar sus relaciones para poder luchar contra un enemigo común y poderoso. Sin embargo, la proximidad de las elecciones presidenciales en la primera economía del mundo, previstas en principio para el próximo 3 de noviembre, ha convertido este asunto en otra excusa para que Donald Trump endurezca su retórica contra Pekín e introduzca la guerra comercial en la precampaña. El problema de su estrategia es que, si tensa demasiado la cuerda, puede dar al traste con la 'Fase 1' de su pacto arancelario, con las consecuencias dramáticas que esto tendría para la economía y los mercados.

Trump se mueve por el filo de la navaja, puesto que su Administración vendió ese primer acuerdo sellado en enero como un gran pacto para EEUU. Éste tiene, además, implicaciones relevantes para una parte importante de su industria que tiene intereses en China. El caso más evidente es el de la industria tecnológica, una de las pocas que están pudiendo capear el 'shock' económico por la Covid-19. Pero, además, la ruptura de negociaciones tendría un efecto negativo sobre los mercados, otro de los ejes sobre los que Trump ha hecho pivotar su mensaje desde que accedió al poder.

Muchos interpretaron la firma de esa 'Fase 1' como un alto el fuego temporal más que como el comienzo de una distensión seria. En este sentido, desde Bank of America ven probable que China no cumpla los todos los términos del acuerdo y creen que EEUU no le llamaría a rendir cuentas hasta después de las elecciones. "Las relaciones entre los dos países han seguido deteriorándose", apuntan e inciden en que el coronavirus, que "podría haber unido a los Estados Unidos y China para luchar contra un enemigo común; en la práctica, ha provocado un aumento dramático de la retórica", como lo han hecho también otros asuntos espinosos como los derechos de navegación en el Mar del Sur de China, el estado de Taiwán y Hong Kong, por ejemplo.

Trump ha amenazado con nuevos aranceles si Pekín no cumple con los términos del acuerdo comercial firmado en enero para comprar más productos estadounidenses. Al mismo tiempo, ha instado a su Gobierno a que dé explicaciones sobre el origen y propagación del brote de coronavirus. "Donald Trump siempre ha utilizado estos ataques con fines electoralistas, pero China siempre ha reaccionado mal a estas amenazas en el pasado y siempre se cobran un peaje en términos de las relaciones diplomáticas entre ambos países", recuerda Aitor Méndez, analista del bróker IG. De hecho, Pekín ha considerado una afrenta a su orgullo como país el hecho de que Washington les señale con el dedo y pretenda situarles como máximos responsables de la expansión de la pandemia y de la consecuente recesión económica.

Compromisos agrícolas y el caladero de votos de Trump

El Ejecutivo de Xi Jinping confía en que los fletes de productos procedentes de Estados Unidos aumenten “notablemente”, dentro de los compromisos de compra adquiridos a comienzos de año. Así, el gigante asiático ha elevado en 3,32 millones de toneladas el volumen total de soja estadounidense que adquirirá en la campaña 2019-2020, hasta los 91 millones de toneladas. También se ha comprometido a incrementar en un 25% su demanda de maíz estadounidense en la de 2020-2021, hasta los 5 millones de toneladas. El aumento de las importaciones en estos productos es muy favorable para los intereses del presidente Trump, que tiene en el sector agrícola uno de sus principales caladeros de votos y necesita su apoyo de cara a la reelección. La coyuntura para el medio rural estadounidense es delicada: a las menores compras por parte de China de los últimos años se suma el frenazo en seco a la demanda que ha generado la pandemia.

En un intento por rebajar la tensión, Pekín ha anunciado el levantamiento hasta el 18 de mayo de 2021 de los aranceles que gravaban la entrada de 79 productos estadounidenses. Entre los artículos que contarán con un año de exención se encuentran productos muy demandados, como las conocidas como tierras raras, el mineral de oro, equipamiento para radares o desinfectantes médicos.

Pero China ya se ha colado en la pelea hacia la Casa Blanca. Trump acusa a al demócrata Joe Biden (ex vicepresidente en la época Obama y uno de los mejor posicionados para hacerse con la victoria en las primarias de su partido) de ser un "blando" en sus relaciones con China. Lo dice consciente de cómo ha empeorado en los últimos años la visión respecto al gigante del electorado de su país. "Las implicaciones de una ruptura del acuerdo de Fase 1 serían muy relevantes tanto para la economía como para los mercados, dos de los grandes bastiones de los que Trump viene presumiendo para avalar su reelección, y para China tampoco sería un buen 'negocio' por lo que pensamos que en ambos casos tratarán de que la cuerda no termine de romperse, apuntan desde MacroYield

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