Shock en las materias primas

Cobre, aluminio y petróleo se convierten en termómetro del miedo al coronavirus

Las materias primas (cobre, aluminio y petróleo) sufren el shock del coronavirus
Las materias primas (cobre, aluminio y petróleo) sufren el shock del coronavirus
Nerea De Bilbao

Más de 300 fallecidos y de 14.400 infectados. El coronavirus chino prosigue su expansión y la fábrica del mundo, China, opera todavía a medio gas -con buena parte de sus industrias paradas- para tratar de evitar una epidemia. Este lunes finalizan unas vacaciones del Año Nuevo lunar que se han ampliado cuatro días para evitar una oleada de desplazamientos masivos que descontrolase la enfermedad. La Bolsa de Shanghái ha abierto sus puertas en su primera jornada desde el pasado 23 de enero en que comenzaron las celebraciones. Sin embargo, hay zonas del país donde la actividad tardará varias semanas en recuperarse. Esto y el miedo al impacto económico del brote se está cebando con el precio de las materias primas, sobre todo de los metales industriales (como el cobre y el aluminio) y del petróleo. Su precio acumula caídas muy notables en el mercado de futuros a raíz de la expansión de la enfermedad. 

El crudo es el que se está llevando la peor parte por dos motivos: de un lado, el impacto que el coronavirus está teniendo en las aerolíneas, que han tenido que cancelar los vuelos a China, por otro, la reducción del consumo de carburantes -las previsiones son que vaya a más- en un país que es el primer demandante de crudo a nivel mundial por delante de Estados Unidos. Sólo en la última semana, el barril de Brent, de referencia en Europa, se ha abaratado un 6,7% hasta los 56,52 dolares (su precio se hunde cerca del 17,5% en las cuatro últimas semanas y un 14,2% en el año). El precio no se situaba en estos niveles desde finales de 2018, cuando arreciaron los temores una recesión. En el caso del crudo ligero West Texas, la caída es algo menor en la última semana (-4,8% hasta los 51,56 dólares), pero se agudiza en las cuatro últimas (-18,2%) y en lo que llevamos de ejercicio (-15,6%).

Recordemos que los futuros del Brent del Mar del Norte y los del crudo ligero West Texas han venido registrando una fuerte volatilidad, puesto que los periodos de mayor tensión de la guerra comercial entre Washington y Pekín han presionado a la baja los precios -por el miedo, también, a que acelerase el frenazo mundial-, mientras que episodios como el vivido a comienzos de año entre Estados Unidos e Irán han disparado su cotización.   

¿Y qué sucede con el cobre?

A igual que ha sucedido con el petróleo, también se habían visto afectados de forma negativa por las tensiones arancelarias. El cobre es un metal blando y maleable, que se emplea sobre todo en la construcción de edificios, así como para la fabricación de equipos de transporte y de productos electrónicos. Es un buen conductor de la electricidad y del calor y, por este motivo, tiene una enorme variedad de usos industriales.

China, India y Brasil están entre los principales demandantes a nivel global, por lo que al paralizarse la actividad en el gigante asiático, el menor consumo de este metal industrial y el temor a un debilitamiento de su economía han hecho mella en el precio. Así, el cobre ha perdido un 6% de su valor en la última semana hasta los 2,52 dólares, es decir, su nivel más bajo desde finales de 2016; mientras que en las últimas cuatro semanas se deprecia cerca del 10%, que es además lo que retrocede en el año.  

Existe la creencia de que la combinación de fuertes caídas del precio del cobre y del petróleo de manera simultánea es preludio de los grandes recortes en Bolsa y de las recesiones económicas, algo que ha venido sucediendo en todas las crisis desde 1974. Sin embargo, Juan Ignacio Crespo, economista asesor del fondo Multiciclos Global FI Renta4, recuerda cómo ha habido ocasiones en que esas fuertes ventas en los mercados de valores no han derivado después en una recesión, como sucedió en el periodo 2014-2015. "Aunque sea una alerta que haya que tener en cuenta, no hay que tomársela como un mecanismo automático", apunta.

En el caso del aluminio, el tercer elemento más abundante en la naturaleza por detrás del silicio y el oxígeno y con multitud también de usos en la industria (vehículos, aviones, trenes, edificio, embalajes...) su cotización ha menguado cerca del 4% en la última semana hasta 1,709 dólares y un 5% en lo que llevamos de 2020, a raíz de las expansión del virus que se originó a finales del año pasado en la ciudad de Wuhan. En su caso, el precio cae a mínimos de los últimos tres meses

Otro palo en la rueda de la guerra comercial

Una vez que la Organización Mundial de la Salud ha decretado la emergencia sanitaria internacional por el brote de coronavirus y que las autoridades chinas han endurecido las medidas de prevención, la economía del país puede verse muy tocada (por los efectos sobre el comercio, la restauración, los viajes...) Desde la agencia de rating Scope, temen que el debilitamiento de la economía china (que está registrando su crecimiento económico anual más débil en 29 años) afecte negativamente al crecimiento mundial, dado su peso en el PIB global (33%) y en la cadena de suministro.

Dennis Shen, analista de la firma, advierte de que “si el crecimiento de China se reduce más de lo previsto, podría poner en peligro su compromiso de comprar 200.000 millones de dólares adicionales de productos estadounidenses en los próximos dos años (parte del acuerdo comercial en 'fase 1' con el gobierno estadounidense) o incluso debilitar significativamente el yuan. Estos acontecimientos podrían suscitar preocupación porque Trump revise la tregua comercial con China”.

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