Foco en la deuda

¿Cómo está Deutsche Bank? Más fuerte que nunca pero con un talón de Aquiles legado

El gigante alemán es rentable, tiene los mejores ratios de solvencia en quince años y ha jibarizado su actividad en los derivados financieros como ningún otro banco pero su lastre reputacional le sigue persiguiendo desde 2008

Deutsche Bank sigue en el punto de mira de los mercados.
Deutsche Bank sigue en el punto de mira de los mercados.
Europa Press

Deutsche Bank no es Credit Suisse es el mantra casi unánime entre los analistas que siguen el banco desde que la semana pasada, los mercados pusieran una gran bandera roja sobre el banco alemán después de una operación sobre su deuda subordinada que lejos de calmar a los inversores los puso nerviosos. Después del desplome en bolsa del 8,5% el pasado viernes, las acciones de la entidad rebotaron con fuerza (+6,1%, hasta 9,07 euros) este lunes pero sin que ello tuviese apenas reflejo en la percepción de los bonistas de la entidad.

Tras el fin de semana de reflexión, la cotización de los seguros de impago sobre sus bonos se mantuvo por las nubes y en zona de peligro en el arranque semanal. Para asegurar 100 millones de euros de su deuda senior a 1 año hay que pagar 2,2 millones, un importe similar por el CDS (credit default swap) a 5 años, pero en el caso de la subordinada, es el doble y el triple, respectivamente, porque estos instrumentos cotizan en máximo históricos por encima de 500 puntos, un nivel que multiplica a sus comparables en la zona euro. 

"Los movimientos de las acciones y los CDS de DB el viernes no reflejan en absoluto los fundamentos del banco, sino que reflejan un pánico injustificado sobre los bancos europeos. Tales movimientos injustificados en el mercado podrían ser perjudiciales para la estabilidad financiera y podrían, en nuestra opinión, justificar algunas acciones regulatorias. Para dejar las cosas aún más claras, DB no es el siguiente Credit Suisse y DB no es el "eslabón débil" en el panorama bancario europeo (siempre que exista alguno)", señala Nicolas Payen, analistas del bróker Kepler Cheuvreux en una nota este lunes.

Más rentable, menos riesgo... ¿y los derivados?

Deutsche Bank lleva dos años consecutivos con unos resultados récord. En 2022 ganó 5.025 millones de euros multiplicando sus ganancias del año anterior. A brocha gorda, su margen de intereses se elevó sitúa por encima de los 27.000 millones de euros, mientras que su base de depósitos supera los 621.000 millones y su cifra de préstamos está en 506.000 millones. Con un perímetro de activos de 1,3 billones, el banco alemán se ha vuelto más pequeño que hace una década pero es más rentable y, sobre todo, con menor riesgo. 

Su diversificación geográfica le lleva a tener el 40% de su negocio en Alemania y el 20% en EEUU. La unidad en España supone entre el 2% y 3% del banco. La potencial fuga de depósitos por la crisis tampoco debería ser un problema porque Deutsche Bank ha sido históricamente lugar de destino del dinero que salía de otros bancos, como en la crisis de deuda europea de 2010 a 2012, cuando grandes clientes bancarios optaban por llevar su tesorería a cuentas corrientes alemanas en lugar de mantenerlas en Irlanda, Grecia, Portugal o España.

Así lo hace notar Bank of América en un informe en el que señala que la financiación a inversores como 'hedge funds' apenas supone el 1% de su cartera de crédito. En cuanto al inmobiliario, su exposición se acerca a los 48.000 millones en EEUU, manejable porque no llega ni al 7% de los préstamos totales y tampoco alcanza el colchón de capital de máxima solvencia que mide el ratio CET1. En otro análisis, Autonomous (AllianceBernstein) también quita hierro al que fue su mayor riesgo en el pasado: los derivados financieros. Pero en esa comparación también aparece bien posicionado.

"Algunos inversores se han emocionado por su cartera de derivados OTC (over-the-counter) con un valor nocional de 42,5 billones de euros, pasando por alto el punto obvio de que todo menos 13,1 billones están compensados centralmente y sin riesgo de contraparte. Sí, 13,1 billones sigue siendo una cifra elevada, pero el Gráfico 8 muestra que es mucho menor que la posición en 2007 y no está fuera de sintonía con las carteras de otros grandes bancos", explican Stuart Graham y Leona Li, analistas de Autonomous.

Christian Sewing, consejero delegado de Deutsche Bank.
Christian Sewing, consejero delegado de Deutsche Bank.

L. I. / DB / Archivo

El talón de Aquiles reputacional

Si está tan bien, ¿por qué Deutsche Bank sigue en el punto de mira? Tanto el colapso de Silicon Valley Bank como el rescate de Credit Suisse han golpeado de lleno la confianza de los inversores en banca tanto en acciones como en los bonos debido a que los reguladores de ambos mercados se han saltado la normativa para generar rescates a la carta que han minado la capacidad de algunas entidades para atraer inversores.  En EEUU para salvar el dinero del 100% de los depósitos, pero a dejando de lado a aquellos que tenían su capital en acciones y parte de la deuda del banco afectada por la quiebra. En Suiza, las autoridades forzaron una fusión en la que se llevaron por delante los bonos híbridos pero no a los accionistas de Credit Suisse, liderados por entidades públicas de Arabia Saudí y Catar, que también está presente en Deutsche Bank. 

La entidad alemana ha heredado también de su pasado los problemas reputacionales que le acarrean todavía su histórica presencia en Rusia y la clientela de ese país. El 10 de marzo de 2022, su consejero delegado, Christian Sewing, calificó de "poco práctico" cerrar su actividad rusa de la noche a la mañana después de 140 años allí porque tenían que ayudar a sus clientes en la región. Días después dio marcha atrás y ofreció el traslado a Alemania de todos los empleados de la filial rusa, alrededor de 2.000, entre ellos el grueso del equipo de su división tecnológica para banca de inversión. Algunos inversores creen todavía no han emergido todos los impactos de la mudanza en un momento en el que los reguladores de EEUU están intensificando la presión sobre UBS y Credit Suisse, dos bancos comparables con el alemán, por su clientela rusa y la preocupación por cómo las grandes fortunas oligarcas han  seguido sorteando el régimen de sanciones sobre Moscú.

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