Política monetaria e inflación

El 'control de precios' será uno de los factores clave para las bolsas en 2022

Las últimas previsiones de Schroders detallan que el entorno inflacionario  será clave en la hoja de ruta para las principales economías durante los próximos 12-24 meses.

Los precios del gas alcanzan nuevos máximos históricos en España.
Los precios del gas alcanzan nuevos máximos históricos en España.
Pixabay

El descontrol de precios que se ha originado en el mundo, como consecuencia de la crisis del coronavirus y con los problemas por el lado de la oferta han generado un enorme debate en el mercado sobre hacia dónde se debe fijar el foco para realizar la selección de activos en las carteras de inversión. El panorama resulta un terreno absolutamente desconocido y los conceptos clave son específicos, según el análisis de cada experto.

Las últimas previsiones de Schroders detallan, concretamente, que en un entorno inflacionario y con la hoja de ruta para las principales economías, es probable que la capacidad de fijación de precios sea un factor clave en los próximos 12-24 meses. A su modo de ver, existen claros “riesgos” para la renta variable el próximo año, especialmente porque “las valoraciones son relativamente elevadas (sobre todo en Estados Unidos)”. La vieja máxima de que los mercados alcistas no mueren de viejos parece cumplirse en la actualidad, tal y como analizan.

La gestora británica va más allá en su visión sobre el futuro próximo y, de hecho, ve factible que las empresas sean capaces de superar los próximos 12 meses repercutiendo los precios más altos a los consumidores, cuyas finanzas domésticas están en su mayoría en buena forma y que pueden encontrar “tolerable” una subida de precios del 5% para los bienes de consumo a medida que “aumentan los salarios”.

Sin embargo, muchas empresas, especialmente las de sectores fragmentados con poca o ninguna diferenciación de productos, “no podrán repercutir los costes más altos”, según destacan. En este contexto, Schroders cree que los sectores de consumo básico e industrial parecen los “más vulnerables al aumento de los costes de los insumos”, dada la “fuerte subida de las materias primas básicas”, como los cereales y el azúcar o el acero y el cobre. Además, estos sectores suelen ser muy competitivos.

Aunque habría excepciones importantes. Por ejemplo, Nestlé pudo subir los precios más de un 4% respecto a 2020 en el tercer trimestre de 2021 gracias a su potente franquicia mundial de café, mientras que otras empresas del sector, como Unilever o Procter & Gamble han tenido dificultades para incrementar el precio de sus productos. 

Tal vez los mejores ejemplos de poder de fijación de precios se encuentren en el sector tecnológico, especialmente entre las plataformas de megacapitalización. “Empresas de software como Microsoft o Adobe, que proporcionan herramientas esenciales a empresas, gobiernos y hogares, están en una posición privilegiada porque pueden aumentar sus tarifas de suscripción anual cada año”, comentan de Schroders.

Igualmente, un puñado de plataformas de internet de gran dimensión, especialmente Alphabet, la empresa matriz de Google, dominan el mercado de la publicidad digital (que a su vez se está convirtiendo en el canal dominante para anunciantes de todo tipo). En los primeros nueve meses del año, los ingresos de Google aumentaron un 45% en comparación con el año anterior, ayudados por la fortaleza de los precios. Según la gestora de fondos, muchas otras empresas de software, internet y semiconductores “pueden incorporar subidas de precios regulares, manteniendo el crecimiento de los costes muy moderado”. Estas áreas, ahondan, seguirán siendo un terreno fértil para el crecimiento en el próximo año.

La apuesta por las megatendencias sigue ‘de moda’

Pero más allá de estos retos inmediatos, estos expertos consideran que existe una serie de factores estructurales que probablemente tendrán un impacto importante en las durante la próxima década y más allá. La mayoría de estas tendencias (a menudo conocidas como “megatendencias”) no son, ni mucho menos, nuevas. El cambio climático, la transición energética, el cambio demográfico, la innovación sanitaria, la digitalización, la automatización y la urbanización han sido importantes durante muchos años. Sin embargo, su relevancia “está aumentando” exponencialmente a medida que la población crece. En algunos casos, la pandemia simplemente, dicen, “ha acelerado el proceso de cambio”.

Aunque hay grandes desafíos que deben ser abordados a escala mundial, y rápidamente, hay muchas razones para creer que pueden ser resueltos. Como demuestra la producción de una vacuna revolucionaria apenas nueve meses después de la aparición del Covid-19, “estamos viviendo una edad de oro de la innovación”. La convergencia de varias tecnologías, desde la capacidad de procesamiento, la conectividad, el ancho de banda y la memoria hasta el suministro de energía y el software, está dando lugar a una “ola de innovación en múltiples sectores”, la mayoría de las cuales no habrían sido posibles ni siquiera hace unos años. Desde el punto de vista de la inversión, las oportunidades, “son inmensas”, según estos analistas. Si están en lo cierto sobre las implicaciones de las megatendencias, “invertir en las empresas expuestas a ellas podría ofrecer la perspectiva de rentabilidades notablemente superiores a las de un índice de renta variable tradicional”.

Mostrar comentarios