La OCDE se pronuncia de forma clara en favor de los ya conocidos como "coronabonos". La economista jefe del organismo, Laurence Boone, considera que la idea de emitir este tipo de deuda que supondría, entre otras cosas, una mutualización de los riesgos es "pertinente", y ha alertado además sobre la falta de coordinación en los planes que están presentando los países miembros. Estas declaraciones se producen después de que el pasado jueves los jefes de gobierno de la Unión no lograsen ponerse de acuerdo en la adopción de este mecanismo durante la reunión telemática del Consejo Europeo (EUCO).
En una entrevista publicada este lunes por Les Echos, Boone explica que "la idea de instrumentos comunes para financiar de forma solidaria los gastos de sanidad o relacionados con la gestión de las consecuencias del coronavirus es pertinente". Desde su punto de vista, se trata de un mecanismo "importante puesto que en la Unión Europea se hacen pocas transferencias cuando el virus afecta a todo el mundo y todos los países no tienen los mismos medios para afrontarlo".
Los países de la UE deberían emplear esta fórmula, dado que el Banco Central Europeo (BCE) ya "ha cumplido con su parte para ofrecer condiciones de financiación óptima en este contexto" y eso "ha tranquilizado a los mercados" y va a permitir absorber las nuevas emisiones de deuda que se prevén.
Sin embargo, las diferencias en torno a este asunto son muy notables y están provocando una división que ya tuvo lugar durante la pasada crisis financiera y de deuda soberana. De un lado están Italia, España y Francia, que apuestan por emitir deuda conjunta y con garantías mutuas. Del otro, quienes se oponen a esta idea con mayor vehemencia, como son Holanda, Austria y Finlandia.
La economista francesa se lamenta de la disparidad de los planes de salvamento presentados por los gobiernos europeos. Otro ejemplo de la problemática falta de coordinación en Europa -añade- es que todo el mundo quiere aprobar paros parciales (ERTE) pero nadie lo hace de la misma forma, lo que puede conducir a que las empresas tomen decisiones diferentes según los países".
En términos generales, Boone insiste en la "falta evidente de coordinación en la gestión de la crisis" que habría que corregir, sobre todo teniendo en cuenta que las economías de la UE "están estrechamente imbricadas", por lo que interés de todos debería ser a su juicio "controlar la crisis lo más rápido posible y preparar una salida coordinada para arrancar rápido y bien".
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