El arroz, sobre todo, pero también el cerdo, son la base de la alimentación de más de la mitad de la población mundial, con Asia como principal foco de demanda. La crisis sanitaria que ha provocado el coronavirus ha sacudido con virulencia los precios de estas materias primas en el mercado de futuros de Chicago, aunque con resultados bien distintos. El acopio de arroz -alimento que se considera esencial en periodos de crisis- ha disparado la cotización del 'paddy' (arroz con cáscara) hasta niveles que no alcanzaba desde 2014, en los 14,23 dólares por centena (cada centena equivale a 50,8 kilogramos); mientras que los de la carne magra de cerdo se han desplomado a mínimos del año 2002, fundamentalmente tras el cierre de establecimientos al que ha dado lugar el confinamiento de la población en Estados Unidos y Europa.
La epidemia de peste porcina africana que asoló China en 2019 -inocua para los humanos pero devastadora para las cabañas de cerdos-llevó el precio de la carne magra a tocar hace ahora justo un año máximos desde 2017 en Chicago, tras revalorizarse un 59,5% hasta los 96,75 dólares. El 'lean hog' marcó su techo en lo que llevamos de ejercicio el pasado 2 de enero, cuando tocó los 72,31 dólares. Desde entonces se hunde un 40% al entorno de los 42,5 dólares y solo desde el pasado 25 de marzo en que los casos de coronavirus se dispararon por todo el mundo el desplome es del 34%.
En el caso del cerdo, la evolución de precios que estamos viendo en el mercado estadounidense es reflejo, fundamentalmente, de lo que está sucediendo en ese país, explica el economista Javier Santacruz. En concreto, refleja la escasa actividad de los mataderos por la caída del consumo de carne en medio de los confinamientos y del cierre de restaurantes cafeterías... "Sobran reses por todas partes y todos los derivados y productos del cerdo vivo también registran una caída significativa en precio", explica. Sin embargo, para esta materia prima el comportamiento no es el mismo en todo el mundo. Así, su precio se disparó un 140% en la fase más aguda de la crisis del Covid-19 en China, que es tanto el mayor productor mundial como el mayor consumidor, lo que obligó a Pekín a elevar las importaciones -y esta tendencia se mantuvo así hasta que el país cerró sus fronteras a resto del mundo para atajar los contagios-.
"Me parece muy llamativo el bajón de precios en el caso del magro de cerdo en Chicago. Esperaba un retroceso de la cotización, aunque de forma más paulatina en los próximos quince meses", apunta el economista Juan Ignacio Crespo, asesor del Fondo Multiciclos Global FI Renta4. Hace un mes y medio el precio registró una subida muy fuerte a raíz de la extensión del coronavirus hasta convertirse en una pandemia global, según la OMS. El motivo es que la población, que empezaba a confinarse, hizo acopio en sus casas. Después, el cierre de los establecimientos de hostelería ha congelado la demanda y esto a su vez se ha cebado con los precios.
Un bien inferior
El arroz, sin embargo, es uno de los productos no perecederos que más se demandan en momentos de crisis, al igual que sucede con otras 'commodities' como el trigo. Es lo que en economía se define como un "bien inferior", explica Santacruz, puesto que su consumo aumenta cuando cae la renta, cuando sube el desempleo... Además y en este periodo en concreto, productores de referencia como Vietnam (el cuarto a nivel mundial) han impuesto restricciones a la exportación para evitar la carestía de este producto en el mercado nacional. Algo parecido ha logrado el Gobierno de Pekín que, para evitar el desabastecimiento, ha elevado los aranceles a su exportación en vez de fijar esas restricciones, lo que en la práctica ha abocado a los productores locales a vender buena parte del arroz que producen en el interior del país.
China es el primer productor de arroz del mundo (143,6 millones de toneladas en 2019, de acuerdo con los datos de la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), seguida de India (117,5 millones de toneladas), Indonesia (46,8), Vietnam (28,2) y Tailandia (18,8). El hecho de que en estos momentos esté consumiendo más de la mitad del arroz que se produce en la Tierra le está llevando a elevar con fuerza sus exportaciones y en términos de ventas al exterior, Tailandia e India son las dos potencias a nivel mundial.
Ya sucedió en el crack de 1987 y tras la quiebra de Lehman
Según explica Crespo, el arroz y el trigo han evolucionado de forma muy pareja desde el año 2000, pero además, y lo que resulta más esclarecedor es que en crisis anteriores también se comportaron de forma similar a como lo están haciendo ahora: así sucedió tras el crack bursátil del 1987 y después de la quiebra de Lehman Brothers, aunque con una diferencia importantes y es que entonces no hubo un proceso de acopio como el que sí se ha producido en la actualidad. Este año y hasta marzo el precio de las dos materias había bajado primero notablemente -se produjo una corrección puesto que venían de marcar máximos desde 2015 en el caso del trigo y desde 2014 en el caso del arroz-y luego al iniciarse los confinamientos es cuando su precio empieza a dispararse.
Esta fuerte subida se corresponde con el momento en el que no solo los ciudadanos, sino los propios estados empiezan a acaparar para evitar el desabastecimiento y las posibles revueltas sociales. Lo ha hecho en estas semanas Arabia Saudí con la cebada, y lo han hecho también Argelia o Rusia, que ha llegado a pagar un 10% más por el trigo. "Hay un temor enorme entre los gobiernos a que puedan repetirse disturbios como los que dieron lugar a la primavera árabe (2010-2012)" o a las revueltas por las hambrunas de 2008, puesto que al igual que sucede con el arroz, el trigo es un alimento básico en los países más pobres.
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