Gilead Sciences ha sido una de las protagonistas de la semana. El gigante biotecnológico estadounidense ha registrado prometedores datos sobre los efectos de un fármaco olvidado, el Remdesivir, como terapia para pacientes graves con coronavirus. De hecho, los ensayos de este tratamiento se encuentran en fase 3, la última de todas, y comienzan a alumbrar su potencial de uso masivo.
Esta noticia ha animado a los inversores acerca de un compuesto para frenar el Covid-19 y también ha impulsado la cotización de Gilead Sciences, que se disparaba por encima del 8% en Wall Street, hasta máximos de comienzos de 2016. Motivo de alegría para sus accionistas entre los que hay algunos inversores españoles como el director de Inversiones de Cobas, Francisco García Paramés. Uno de sus fondos, el Cobas Grandes Compañías, tiene un 1,91% de su patrimonio invertido en la estadounidense, a cierre de 2019. Este acierto no evita que dicho vehículo financiero sufra un desplome del 42,7% en el año y se sitúe en el vagón de cola en la industria de fondos.
La tesis de inversión de Francisco García Paramés en Gilead Sciences se basa, principalmente, en criterios de valoración. El gran exponente de la filosofía 'value' en España decidía irrumpir en la estadounidense ya que se encontraba infravalorada al cotizar con un PER (número de veces que el beneficio está contenido en el precio) de 10 veces y la mantiene en cartera desde el nacimiento de dicho producto en 2017.
Paramés defiende que se trata de una compañía que invierte unos 4.000 millones de dólares al año en I+D y a la que el mercado no daba ningún valor al potencial de su 'pipeline'. "Los medicamentos para la cura de la hepatitis C, los fármacos para el VIH, la familia de antivirales... tiene los mejores productos, el último el Biktarvy, que está recomendado para el VIH", según señalan desde la gestora.
Desde Cobas defienden que el producto que se está probando para el Covid-19 "es un antiviral que estaba prácticamente olvidado". No obstante, rebajan el optimismo ya que "los datos iniciales son alentadores pero se necesitan más datos con los estudios que hay en marcha para confirmar sus buenos resultados. Es un producto que puede ayudar parcialmente, pero esto no se resuelve hasta que tengamos la vacuna, hacia finales de este año".
La rapidez de la compañía a la hora de ponerse 'manos a la obra' puede ser uno de sus puntos fuertes en el tratamiento para frenar el Covid-19. ¿El motivo? Ante el aumento del número de casos del Covid-19 en Asia, un gran equipo de la compañía decidía el 3 de febrero reunirse en la fábrica ubicada en La Verne (California) a 'reactivar' la producción del Remdesivir y solo ocho días después ya estaban comenzando los estudios clínicos y los protocolos de uso de emergente para pacientes en estado crítico y con pocas esperanzas de supervivencia.
Gilead Sciences es un gigante farmacéutico que capitaliza cerca de 105.000 millones de dólares. La compañía, que presentará resultados del primer trimestre el próximo 30 de abril, ganaba 5.386 millones de dólares y obtenía unos ingresos de 22.449 millones durante 2019. De estos, la mayoría fueron en Estados Unidos (16.600 millones) mientras que en Europa la cifra asciende a 3.600 millones de dólares. Por línea de negocio, sus fármacos para tratar el VIH le permitieron facturar 16.400 millones de dólares mientras que los relacionados con la hepatitis C crónica le reportaron 2.900 millones.
Este curso la biotecnológica decidía crecer de manera orgánica pero también inorgánica. Para ello, compraba el laboratorio estadounidense Fortu Seven por 4.900 millones de dólares y ganaba más presencia en el ámbito de las terapias inmunooncológicas. Daniel O'Day, presidente y CEO de Gilead, señalaba tras la adquisición que "trabajaremos juntos para acelerar el desarrollo de Magrolimab (un anticuerpo monoclonal en desarrollo clínica para tratar diversos cánceres) y avanzar en el trabajo de Gilead en inmunooncología".
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