Perspectivas 2021

Un año del crash bursátil: por qué el giro al 'value' se impone a las tecnológicas

Los mercados mundiales acumularon descensos de más de un 34% entre febrero y mediados de marzo, pero doce meses después, hasta los sectores más castigados en bolsa han remontado el vuelo.

La bolsa alemana cierra en tablas
El value toma la delantera al growth doce meses después.

La crisis del Covid-19 que comenzó hace ya un año ha tenido y seguirá teniendo muchas repercusiones. Los mercados mundiales acumularon descensos de más de un 34% y se generó una incertidumbre realmente feroz. Sin embargo, 12 meses después se ha podido hacer la digestión de este colapso y hay algunas lecciones aprendidas que se pueden poner en práctica en aras de prever lo que puede estar por venir a partir de ahora.

La realidad es que la transición tecnológica en curso se ha acelerado enormemente debido a la necesidad de encontrar nuevas formas de hacer funcionar nuestras economías, mientras que la desindustrialización llevada a cabo durante décadas en la mayoría de los países europeos ha puesto de manifiesto nuestra dependencia de los grandes centros de producción de los países emergentes. Ese, sin duda, es uno de los puntos en los que más se ha aprendido.

Más allá de estos hechos, esta crisis parece haber echado por tierra el dogma de Bruselas sobre los déficits presupuestarios. “Esta cuestión, sobre la que el Banco Central Europeo lleva años alertándonos, es ahora una realidad, debido al apoyo fiscal, a una escala casi sin precedentes, puesto en marcha en la mayoría de los países desarrollados, con Estados Unidos a la cabeza”, apunta François Rimeu, estratega senior de La Française AM.

Otro dogma que no ha sobrevivido a la crisis es el relativo a la mutualización de la deuda en la zona euro. De hecho, el fondo de recuperación “Nueva generación de la UE" contribuirá en la reactivación económica europea centrándose en las zonas más afectadas por esta crisis, para disgusto de algunos países nórdicos.

Gracias a la fortísima acción gubernamental, mucho más fuerte que en 2008, la situación macroeconómica está mejorando claramente y se espera un crecimiento global en torno al 6% en 2021. También en términos de salud, la situación está mejorando con las vacunaciones, cuyo ritmo se está acelerando, lo que debería permitir una reapertura gradual de las economías entre el segundo y el tercer trimestre.

Pero si se tiene en cuenta el ahorro de los consumidores, es muy probable que estas previsiones de crecimiento mejoren aún más en los próximos meses. Estas buenas noticias han tenido lógicamente un impacto significativo en los mercados financieros, con los precios de las acciones subiendo con fuerza, también los de las materias primas y, en el mercado de renta fija, subidas de tipos en las últimas semanas.

A vueltas con la inflación y el impacto en las bolsas

La gran pregunta ahora es si el aumento de las expectativas de inflación será sostenible o no. Resulta previsible que la inflación aumente fuertemente en 2021, de la mano de efectos de base muy positivos (segundo trimestre en Estados Unidos, cuarto trimestre en la zona euro).

Pero más allá de los efectos temporales, ¿cuál será la dinámica de los precios en los sectores de servicios cuando se reabran las economías? ¿Será real la deslocalización de las industrias y dará lugar a mayor inflación? “Es difícil responder a estas preguntas actualmente y también es difícil tener una opinión clara sobre la valoración de los puntos de equilibrio de la inflación”, valora Rimeu.

El paquete de estímulo de 1,9 billones de dólares de la administración Biden ha sido un factor clave en este sentido, y aunque queda por ver qué parte del estímulo volverá a la economía, dado que la mayoría se ha destinado a cheques (465.000 millones de dólares) y a la ampliación de las prestaciones por desempleo (350.000 millones de dólares), la economía debería recibir un impulso considerable. Por ahora no esperamos que el estímulo altere drásticamente el criterio de la Fed, que considera que los recientes indicadores inflacionistas son transitorios.

Este telón de fondo invita a los expertos a cambiar su hoja de ruta sobre el mercado de la deuda. “Esperamos que los rendimientos del Tesoro a 10 años sigan adaptándose a este contexto económico, subiendo hasta el 2% a finales de año”, apuntan los expertos de Julius Baer en un informe. “Los bunds alemanes a 10 años se verán arrastrados por esta evolución y subirán hasta el 0,05%, volviendo a entrar en territorio positivo después de más de dos años y medio”, añaden.

“Los bonos europeos deberían tener un mejor comportamiento mejor (mucha menos presión inflacionista en la zona euro, menos estímulos fiscales, menos crecimiento, etc.) (…) Los activos con amplios diferenciales (especialmente los títulos especulativos de alto rendimiento) deberían beneficiarse de la mejora macroeconómica, con un efecto de estrechamiento de los diferenciales que compensará el efecto negativo de la subida de tipos”, asegura Rimeu.

La Reserva Federal y el Banco Central Europeo (BCE) considerarán el aumento de la inflación como algo transitorio y mantendrán sus políticas monetarias flexibles durante este año y el próximo. Los bajos tipos de interés a corto plazo y las políticas de relajación cuantitativa a través de la compra de activos podrían limitar el aumento de los rendimientos de los bonos a largo plazo por debajo de las normas históricas.

En este contexto, las perspectivas para los mercados de renta variable pueden ser favorables, según apuntan los expertos. En los últimos años, las bolsas del viejo continente siempre han ido por detrás de los estadounidenses. La razón es su mayor peso en áreas de la vieja economía, como la energía, los materiales, los servicios públicos y, sobre todo, el sector financiero.

En la última década, prácticamente todos los servicios de comunicación en Europa han estado constituidos por antiguas empresas de telecomunicaciones. “Por lo tanto, gran parte del peor comportamiento que podemos observar al comparar el índice MSCI Europe frente al S&P 500 está relacionado con el hecho de que se trata de un índice que está más escorado hacia esas áreas de la vieja economía”, dicen los expertos de Capital Group.

“El entorno invita a tener una clara preferencia por los sectores "value" (de valor) que se benefician de la subida de los tipos de interés (incluidos los bancos). Nos mostramos más cautelosos con los valores tecnológicos, cuyos niveles de valoración serán cada vez más difíciles de justificar”, destaca Rimeu.

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