Amrest Holdings, el dueño de marcas de restauración como La Tagliatella y franquiciado de KFC, Pizza Hut o Sushi Shop, se enfrenta al momento más difícil de su historia. Como el resto de la hostelería, la crisis del Covid-19 ha colocado contra las cuerdas su negocio, con advertencia del auditor incluidad, y ha provocado un impacto sin precedentes en una de las grandes fortunas de la Bolsa española: Carlos Fernández González.
El magnate mexicano, a través del holding Finaccess, controla el 67% de la acciones de Amrest, pero además tiene la segunda posición accionarial en la mayor socimi (Colonial), un 4% en un grupo de medios (Prisa) y acciones del mayor banco (Santander). La fortuna de Fernández a través de este póquer de participadas comenzó 2020 rozando el nivel de los 3.000 millones de euros y van camino de terminarlo por debajo de 1.400 millones, un 53%
De enero a octubre, la valoración de sus cuatro grandes inversiones en bolsa se ha ido al traste con un descenso acumulado del 53%, o 1.600 millones de euros. Amrest, la joya de la corona con más de 2.000 restaurantes en cartera, se ve amenazada por una difícil situación financiera por el Covid-19. Solo en los primeros seis meses de 2020, el grupo de restauración registró pérdidas netas de 162 millones de euros, al tiempo que el auditor KPMG ha advertido ante la CNMV sobre el riesgo de viabilidad de la empresa después de que incumpliese algunas de los objetivos financieros de sus préstamos bancarios.
La ola de desconfianza sobre la compañía ha obligado al propio Fernández a mover ficha para defender su empresa. Ha tirado de contactos y de la sabiduría adquirida durante años como primer ejecutivo de Cervezas Modelo, el que fuera el mayor grupo alimentario de México. Tras la venta al grupo belga AnBev (15.000 millones) trasladó su residencia a Europa y se convirtió en uno de los inversores más potentes del parqué ibérico. Su demostración de fuerza en los últimos días es solo ejemplo de su influencia.
En primer lugar, Fernández ha logrado renegociar con los bancos las condiciones para Amrest. Segundo, ha salido a comprar acciones en bolsa de la empresa para evitar preguntas sobre su capacidad financiera y apagar cualquier atisbo de duda. En menos de dos semanas, desde que presentó resultados Amrest, el mayor accionista del holding de restaurantes ha comprado cerca de 450.000 títulos por 1,5 millones de euros.
Sus compras han provocado subidas en bolsa del 18% en una acción poco líquida, que ha pasado de 3,8 a 4,5 euros en ese periodo. Tercero, las deudas. Con posterioridad a la operativa bursátil del presidente de la empresa, Amrest ha comunicado la amortización de 56 millones de euros de su préstamo sindicado con la banca, otro mensaje de confianza dirigido a aplacar a sus acreedores y aliviar la presión sobre la compañía, inmersa en su proceso de reaperturas de locales tras los confinamientos.
Desde que se afincó en Madrid a mediados de la pasada década, el magnate fue acogido con alfombra roja por la élite del Ibex 35. Fue fichado como consejero por Banco Santander en 2014, cuando afloró una participación personal del 0,11% en el banco, la mayor del consejo por delante de Ana Botín. También fue nombrado entonces consejero de Bolsas y Mercados (BME), el gestor de las Bolsas de Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao.
Desde esa posición de privilegio emprendió sus dos grandes operaciones corporativas en España: la integración de su patrimonio inmobiliario en Colonial y la mudanza de Amrest vía listing desde la Bolsa de Varsovia, que ejecutó a finales de 2018 los consejos de Santander y BME.
Fernández González es el cerebro detrás Finaccess Capital, el holding financiero que se alimentó con la venta de Cervezas Modelo a AnBev. En los dominios de la cerveza coronita escaló desde director de operaciones (COO) a consejero delegado (CEO) y presidente entre 1993 y 2013 cuando se vendió el grupo familiar. Sobrino de uno de los fundadores de Modelo, el leonés Antonino Fernández, está casado con Lucrecia Aramburuzabala, otra de las herederas de Modelo junto a su hermana Mariasun, presidenta de Tresalia y ex accionista de Banco Popular hasta que se lo quedó el Santander.
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