En su valoración 

Las 'cripto' suman otro riesgo: el BCE avisa del impacto de la transición verde

La mayoría de criptoactivos utiliza una gran cantidad de energía que choca con los objetivos ambientales incluidos en los principios ESG. El BCE afirma que "la intervención del Gobierno es probable". 

Criptomonedas.
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Imagen de diana en Freepik.

El mercado de las criptomonedas ha perdido millones de euros en capitalización desde enero. Solo la valoración del bitcoin ha restado millones en el año. La tendencia bajista de los mercados tradicionales por las subidas en los tipos de interés ha arrastrado a las monedas digitales en medio, además, de una crisis de confianza por la estabilidad del sector. Pero la devaluación de su valor podría ir a más a medida que los Gobiernos avancen a favor de la transición energética. El Banco Central Europeo (BCE) afirma que "la intervención del Gobierno es probable" y el impacto en el precio del bitcoin o del ethereum será "acorde con la gravedad de la acción política". 

Algunos criptoactivos, como bitcoin y ether, consumen cada año una cantidad de energía, con su consecuente huella de carbono, similar a algunos países de tamaño medio. Por ejemplo, España, Países Bajos o Austria. Además, según el informe 'Minería del medio ambiente: ¿el riesgo climático tiene un precio en los criptoactivos?' publicado por el BCE, el impacto medioambiental de las dos mayores monedas digitales a partir de mayo de 2022 "anulan los ahorros de emisiones de gases de efecto invernadero pasados y el objetivo para la mayoría de los países de la zona del euro". 

Además, la participación de las energías renovables en la generación de electricidad global fue del 29% en 2020. Pero, el uso de fuentes de energía renovable existentes para extraer bitcoin generalmente implica que se puede usar menos energía renovable para otros fines. Ante este escenario, el BCE señala que el objetivo de cero emisiones podría llevar a los legisladores a favorecer algunas actividades "y evitar desplazar las fuentes limitadas de energía renovable para la criptominería. En ese sentido, cree que "es poco probable que los inversores de bitcoin hayan valorado actualmente las externalidades ecológicas negativas y las posibles medidas políticas de las autoridades". Por ello, avisa que "la transición verde trae riesgos para la valoración de los criptoactivos". 

Las medidas que limitan la actividad de la industria de las critpomonedas, con el foco puesto en la minería, están cerca de ser una realidad. En Suecia ven el aumento del uso de energía por parte de los 'criptomineros' como una amenaza para su capacidad de cumplir con el Acuerdo de París y ya ha pedido a la Unión Europea prohibir el método de minería 'prueba de trabajo' (PoW) que consume mucha energía. Una petición a la que se ha sumado el vicepresidente de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) o el Parlamento Europeo. En Nueva York se aprobó un proyecto de ley que evita la expansión de ciertas actividades de minería basadas en el carbón durante dos años, a la espera de un estudio de impacto integral.

El protocolo de 'prueba de trabajo' (PoW), bajo el foco

Detrás del elevado consumo de energía de las criptomonedas se encuentra el protocolo 'prueba de trabajo', PoW por sus siglas en inglés. Se trata de un algoritmo muy eficaz y que ofrece altos niveles de seguridad en el minado -consiste en validar transacciones y proteger la red-, pero conlleva un alto consumo energético. El sistema requiere de una amplía red de ordenadores funcionando todo el tiempo para minar las monedas hasta conseguir la validación. Además, se necesitarán más cuanto más se extienda la comercialización de las criptomonedas y, por tanto, aumenta aún más el consumo energético.

Las críticas sobre el elevado consumo de energía por parte de las 'criptos' ha llevado a muchas de ellas a buscar alternativas con menor impacto medioambiental. Por ejemplo, la Fundación Ethereum lleva tiempo trabajando en actualizaciones de su proceso de minado para hacer el ether más sostenible, lo que se aplicaría a partir de 2023. Entre los cambios está su traspaso al protocolo 'prueba de participación' (PoS, por sus siglas en ingés), menos consumidor porque con este sistema la probabilidad de encontrar un bloque de transacciones es proporcional a la cantidad de monedas que cada uno tiene acumuladas.

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