El coste para llenar el depósito del coche no da un respiro al bolsillo de los españoles y en los primeros días de 2022 ya han sufrido mayores precios. El año 2021 marcó un punto de inflexión en este presupuesto a causa de la crisis energética inédita que ha disparado los precios de combustibles fósiles y, a su vez, el de la electricidad. Una situación que ni siquiera evitan los vehículos propulsados por combustibles alternativos, como el gas natural comprimido (GNC) o el gas natural licuado del petróleo (GLP). De hecho, el primero, popularizado hace años como alternativa barata, ya se ha convertido en la opción más cara para los clientes.
Según el último dato publicado por el ministerio para la Transición Ecológica -correspondiente al jueves 13- el precio ya superaba los 1,9 euros tras revalorizarse más de un 90% desde enero del año pasado. Solo desde septiembre, cuando comienza la tendencia alcista de forma destacada, el aumento asciende al 82%. Se trata de un modelo de propulsión impulsado hace años como alternativa ecológica, de hecho cuenta con la etiqueta ECO, y aunque no logra la extensión de los eléctricos, se ha popularizado sobre todo para flotas profesionales. Por ejemplo, en diciembre Amazon cerró un pedido de 1064 camiones IVECO S-WAY a GNC para apoyar sus operaciones en Europa.
Su menor coste en el repostaje era uno de sus puntos fuertes, pero ya lo ha perdido. Hace apenas unos días -el pasado 7 de enero- el coste de referencia para el GNC se disparaba a 1,863 euros, superando por primera vez al de la gasolina. No obstante, para hacer la comparativa hay que tener en cuenta que el GNC se mide en kilos y la gasolina en litros y cada vehículo cuenta con características de consumo diferente. Por ello, una métrica útil es el coste de recorrer 100 km según el consumo que hace cada motor. Así, por ejemplo, el Skoda Kamiq G-TEC, uno de los pocos modelos GNC actuales, gasta algo menos de 5 kg por cada 100km, por lo que el coste al precio actual se aproximaría a los 9 euros. El mismo modelo con motor de gasolina supone un coste inferior a los 8 euros.
El 'sorpaso' del gas natural comprimido se produce tras el 'rally' del gas natural por las tensiones geopolíticas entre Occidente con Rusia, el principal proveedor para Europa en los últimos meses ha elevado la tensión por la situación en Ucrania, y la falta de suministro en el Viejo Continente por el diseño de la transición energética. El fluido actúa como una pieza clave para el mercado europeo, ya que es la principal fuente de energía que respalda la inestabilidad de las renovables, pero apenas se produce en Europa.
Como consecuencia, el Title Transfer Facility (TTF), que refleja el precio de los contratos de gas en el mercado holandés -referencia en todo el continente-, se ha disparado más de un 360% en un año, pese a que en las últimas semanas se ha moderado su precio. El Mibgas ibérico también se ha disparado más de un 300% desde enero e 2021.
La tendencia ha sido similar para el precio del gas natural licualdo (GNL), que se usa sobre todo para flotas de camiones. No obstante, hay que tener en cuenta que los vehículos propulsados por gas -no solo GNG- son todavía una minoría. Según datos publicados por Anfac, en 2021 las matriculaciones aumentaron un 7,15%. En total, 18.452 unidades que representan menos del 1,8% del total. En su mayoría se trata de empresas de transporte que "han hecho una apuesta más decidida" por descarbonizar su flota, según destacó Gasnam, asociación de "transporte sostenible que integra la cadena de valor del gas y el hidrógeno". La patronal pidió recientemente al Gobierno apoyo para paliar la crisis. .
El diésel y la gasolina también se encarecen
Los combustibles tradicionales tampoco son ajenos a la escalada de precios en la energía después de que el petróleo haya incrementado su precio de manera destacada tras sus mínimos por la pandemia, aunque las subidas para sus consumidores fueron más moderadas. El precio medio de la gasolina sin plomo de 95 en España roza los 1,45 euros por litro, mientras que en enero se situó en los 1,2 euros. Por su parte, el litro de gasóleo A cuesta casi 1,38 euros y hace un año era 1,1 euros. Además, España se sitúa entre los países más baratos de Europa.
En el precio de estos combustibles no solo influye el precio del barril. Hasta convertirse en carburantes derivados del petróleo, como gasolina o diésel, deben pasar por el proceso de refinado. La capacidad para refinar estos productos es mayor en España que en otros países, por lo que los costes, por ejemplo de transporte, se reducen. Además, hay que tener en cuenta la devaluación del euro frente al dólar. Pero el precio del barril de petróleo solo influye en una parte del coste final de los carburantes. El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.
Otra combustible alternativo para la movilidad es el gas licuado del petróleo (GLP) cuyo precio se encareció casi un 25% en 2021. Se fabrica con butano y propano a presión, pasando de estado gaseoso a líquido y procede en un 30% del proceso de refinado del petróleo y en un 70% de los yacimientos de gas natural o petrolíferos.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios