El bono a dos años de EEUU supera al diez años por primera vez desde la crisis

Donald Trump
Donald Trump
Europa Press

Jugar con fuego es peligroso, más aún si lo que está en juego es el futuro a corto plazo de la economía global. El 'tira y afloja' del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su guerra comercial con China en un momento de fuerte incertidumbre a nivel mundial han calado hondo entre los inversores. Este hecho, se suma a que el repunte de la inflación en la primera economía del mundo hasta el 0,3 % julio (la interanual se sitúa en el 1,8%) deja sin argumentos al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, para bajar de nuevo los tipos de interés y seguir estimulando la economía, puesto que la tasa se aproxima al objetivo del 2% que se ha propuesto la entidad.

Y ¿Cómo reaccionan los inversores? Lo hacen poniéndose a cubierto y encendiendo las señales de alarma: así y por primera vez desde la crisis financiera de 2008 el interés del bono a dos años estadounidense supera a la referencia, el 10 años. Es la temida inversión de la curva de tipos. Una de las referencias que los expertos a nivel mundial toman como aviso de que la recesión está cerca. 

En ocasiones, cuando la incertidumbre en el mercado es máxima, la curva de tipos cambia y en el mercado se ofrece un interés más elevado por la deuda a plazos más cortos que, por ejemplo, por el bono de referencia, el diez años. Prácticamente todas las veces que esto ha sucedido en EEUU ha sido un primer indicador de que la economía estadounidense se hallaba a las puertas de una recesión.

A mediodía, la rentabilidad del bono a dos años norteamericano ha llegado a tocar el 1,63%, por encima del 1,62% de la deuda con vencimiento a diez años. Este movimiento se ha ido corrigiendo, y ambos plazos mantienen un nivel de interés muy parejo. ¿Qué significa que esto suceda y que hablemos con ello de inversión de la curva de tipos? Habitualmente, el inversor recibe una rentabilidad mayor cuanto mayores son los plazos de la deuda que adquiere, puesto que se entiende que con ellos mayor es también el riesgo que corre.

Motivos para el temor no faltan a escala global: tipos de interés históricamente bajos y bancos centrales con cada vez menos margen de maniobra, tensiones políticas Hong Kong o el estrecho de Ormuz, posible viraje al peronismo en Argentina, inestabilidad en Italia, Brexit, evidencias de que locomotoras como Alemania echan el freno... al mismo tiempo que China, que además de fábrica del mundo -y cada vez consumidor más voraz- es el principal demandante de crudo a escala global, muestra señales de debilidad.

En el caso de EEUU, la curva ya llevaba algo de tiempo invertida en otros plazos. Ahora mismo lo está entre uno año y tres años: en el primer caso el mercado exige un interés del 1,82%, frente al 1,55% que exige a tres años.

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