Efectos de los confinamiento

De Apple a Tesla: cómo puede afectarles su dependencia de la economía china

Los últimos datos del gigante asiático sugieren una severa contracción de la actividad en el segundo trimestre que está golpeando los ingresos y capacidad de producción de las grandes multinacionales.

Tim Cook fabrica la mayoría de iPhones en China.
Tim Cook fabrica la mayoría de iPhones en China.
L. I.

La economía de China realizó una hazaña impresionante en 2020. Cuando salió a la luz la gravedad del coronavirus, las autoridades encerraron a unos 60 millones de personas en Wuhan y sus alrededores, con contenciones más suaves en otras partes del país. La economía se derrumbó en el primer trimestre, no solo marcando la primera contracción trimestral del país en los tiempos modernos, sino en un devastador 6,8%.

Las medidas de contención funcionaron, el virus fue erradicado en gran medida de China y el crecimiento económico se recuperó. El país emergió como la única economía importante que se expandió durante el año, con un 2,3%. Sin embargo, este año parece que se está desarrollando una historia similar, pero puede que no tenga un final tan feliz. Un desenlace que puede afectar a muchas de las grandes cotizadas en Wall Street como Apple o Tesla, con grandes intereses en el gigante asiático.

Al igual que en 2020, este año se han producido severos confinamientos en partes del país, sobre todo en Shanghái, el centro financiero de China. Eso sí, varios elementos están en juego ahora que pueden hacer que los impactos económicos sean más dolorosos, incluso si el virus se vuelve a controlar. Los economistas han rebajado las estimaciones en parte debido a la confluencia de vientos en contra que acechan a la economía china y que amenazan con exacerbar los ya abrumadores efectos del confinamiento.

Por un lado, Shanghái y Pekín son mucho más importantes económicamente que Wuhan. “El cierre de dos meses de Shanghái no solo ha tenido un efecto enorme en la salud económica de China, según datos recientes y pronósticos de economistas, sino que parece haber erosionado sus cifras de inversión y el talento extranjeros”, comenta JPMorgan.

No se vendieron automóviles en Shanghái en abril debido a las restricciones, según informó Bloomberg, citando a la Asociación de Ventas de Automóviles de la ciudad. Mientras, en abril de 2021 se vendieron 26.311 vehículos. En otras palabras, los cierres de puertos, la carga sofocada por carretera y los costes de envío exorbitantes suponen simplemente los efectos agudos. Los crecientes datos están pintando una imagen de daños a más largo plazo.

En cuanto a los mercados, algunos inversores de renombre están haciendo sonar la alarma y prefieren abandonar este mercado, que actualmente consideran arriesgado, aunque ofrece un gran potencial a largo plazo. Para un inversor, la asunción de riesgo puede parecer oportuna desde el punto de vista del posicionamiento económico, la valoración y la política presupuestaria y monetaria de China, indica Olivier de Berranger, director de inversiones en la gestora francesa La Financière de l’Echiquier.

Sin embargo, el riesgo geopolítico es más difícil de calibrar, en vista de los vínculos comerciales establecidos entre China y el resto del mundo. “Tras la invasión de Ucrania llevada a cabo por Putin, la invasión de Taiwán por parte de China es una hipótesis que, en caso de materializarse, sin duda provocaría una caída sin paliativos de los activos chinos”, asegura el experto.

Riesgos a corto plazo

¿Y cómo afecta esta situación a las grandes tecnológicas con intereses en China? Por ejemplo, Apple alcanzó una cuota de mercado del 23% en China. Ocupa el primer puesto por primera vez en seis años pero está a punto de perder esa primera posición a manos de sus rivales chinas como Xiaomi. Mientras, para Tesla el mercado chino supone también más del 20% de los ingresos, el segundo mayor generador de ventas tras Estados Unidos (40%).

Apple dijo que sus ventas del tercer trimestre fiscal (abril-junio) sufrirán un impacto de entre 4.000 y 8.000 millones de dólares en su primer profit warning desde comienzos de 2020. Además, la tecnológica asegura que los problemas de la cadena de suministro provocaran en sus ventas daños "sustancialmente mayores" a medio plazo. Tesla, por su parte, ha dejado de fabricar más de 50.000 coches solo en abril, aunque la cifra podría incrementarse en mayo por la reapertura de su fábrica a medio gas.

“Compañías como Tesla, Apple, y otras de las grandes tecnológicas pueden ver frenadas sus aspiraciones, tanto por la situación de China, como de la subida de tipos de interés con la elevada inflación pueden pasarlo ciertamente complicado”, explica Alfredo Rodríguez, analista financiero independiente. “Pero más aún Tesla, que ha alcanzado valoraciones desorbitadas y que cotiza a unos múltiplos de precios/beneficios que aún no se ajustan a la realidad”, destaca Rodríguez.

Hay más analistas que van en esa línea. Desde el bróker alemán Berenberg recientemente lanzaban una nota en la que decían que los dos primeros trimestres iban a ser complicados para las empresas estadounidenses “con mucha exposición a China”. Unas dificultades que, a partir del tercer y cuarto trimestre se podían ver como “importantes posibilidades en el plano de la inversión por la capacidad de mejoría”.

Según los expertos, las tecnológicas de Estados Unidos con intereses en China pueden también sufrir por más motivos como los vínculos comerciales establecidos entre China y el resto del mundo. “Tras la invasión de Ucrania llevada a cabo por Putin, la invasión de Taiwán por parte de China es una hipótesis que, en caso de materializarse, sin duda provocaría una caída sin paliativos de los activos chinos”, dice Berranger.

Con todo, Berranger, considera que con un enfoque de largo plazo, sí puede haber potencial con esta situación de China: “Todos los indicadores están en números rojos y dan a entender que el gigante asiático sufre una fuerte ralentización económica, lo cual puede abrir oportunidades de inversión, principalmente del sector tecnológico, que actualmente son más atractivos”. Y, por supuesto, ese despegue de la tecnología también iría de la mano de las grandes de Silicon Valley.

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