"Los resultados financieros del primer trimestre de Blackstone reflejan las condiciones sin precedentes del mercado y la economía mundial causadas por la pandemia Covid-19", ha señalado el presidente de la firma, Stephen Schwarzman, este jueves. En el primer trimestre del año, Blackstone registró pérdidas de 1.066 millones de dólares (984 millones de euros), en contraste con el beneficio neto atribuido de 481,3 millones de dólares (445 millones de euros) del mismo periodo de 2019.
El superfondo estadounidense precisa que las ganancias distribuibles correspondientes a los tres primeros meses del año crecieron un 4%, hasta 557 millones de dólares (514 millones de euros). Blackstone prevé repartir un dividendo trimestral de 0,39 dólares por acción, que será abonado el próximo 11 de mayo, elevando así a 1,97 dólares la retribución anual de sus accionistas por cada título ordinario en su poder.
No es tanto un 'vulture fund', sino el mayor inversor en activos difíciles de valorar y no cotizados del planeta. El gigante del capital riesgo Blackstone acaba de avisar que está preparado para salir a invertir con más de 150.000 millones de dólares (140.000, de euros) en 'pólvora seca', lo que en el argot financiero se conoce como las posiciones disponibles para hacerse líquidas de forma inmediata y volver a invertir.
Pólvora seca ante la dislocación histórica
"Entramos en esta crisis en una posición de gran fortaleza, después de haber completado recientemente un ciclo de dos años de recaudación de fondos por casi 250.000 millones. Con amplias reservas de capital, estructuras de fondos a largo plazo y más de 150.000 millones de capital en 'pólvora seca', más que nadie en nuestra industria, estamos en una posición única para invertir en nombre de nuestros clientes en un momento de dislocación histórica", advierte Schwarzman.
En este sentido, Blackstone busca posicionarse como inversor en un escenario en el que las compañías necesitarán ampliar capital, desinvertir en algunos de sus activos y obtener liquidez para poder sobrevivir. La firma estadounidense fue uno de los principales inversores en acudir a España tras la crisis de deuda de 2010 y 2012 con foco en el sector inmobiliario. Su cartera en España se estima en 20.000 millones de euros, incluyendo viviendas, oficinas y activos logísticos.
Su espectro de inversiones abarca desde las infraestructuras de telecomunicaciones o de transporte, hasta los 'hedge funds', operaciones tácticas o capital riesgo. Su cartera de activos ronda al cierre del primer trimestre los 538.000 millones de dólares bajo gestión, la mitad de ellos en inmobiliario, un tercio de capital riesgo y 'hedge funds'.
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