Impulso de la demanda interna

El dinamismo de China tras la reapertura ayudará a salvar el crecimiento mundial

La velocidad a la que el gigante asiático está reabriendo su economía puede causar algunas dificultades a corto plazo, pero los analistas esperan un avance del 5% para este ejercicio, siendo la única región que se acelerará. 

El dinamismo de China tras la reapertura ayudará a salvar el crecimiento mundial
El dinamismo de China tras la reapertura ayudará a salvar el crecimiento mundial. 
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El tensionamiento monetario como respuesta a la elevada inflación se ha situado como la herramienta estrella durante el 2022 y el 2023 por parte de los principales bancos centrales. La medida adoptada para empujar a los precios a la baja va asociada a la contrapartida del enfriamiento económico. Siempre que la inflación ha subido por encima del 5% con la consecuente subida de los tipos de interés ha llegado una recesión económica. Ahora parece difícil pensar que tanto Estados Unidos como Europa asistan a la excepción que confirme la regla. El principal halo de luz llega desde China. Es el clavo ardiendo al que se aferran los economistas más optimistas. El fin de las políticas de covid cero puede erigirse como la bocanada de aire fresco que necesitan las principales potencias de aquí y de allá, aunque es difícil imaginarse la cuadratura perfecta de un rompecabezas que ya parece difícil de resolver.

"De los cinco factores de riesgo que lastraron las bolsas chinas en 2021 y 2022 -mayor supervisión regulatoria, crisis inmobiliaria, política de covid-cero, política interna y tensiones chino-estadounidenses-, cuatro se han esfumado en gran medida una vez que Pekín ha culminado el endurecimiento de sus normativas e incluso muestra su apoyo al sector empresarial, incluidos los pesos pesados de Internet y los promotores inmobiliarios", comenta Haiyan Li-Labbé, gestora de fondos de Carmignac, especializada en China. La experta sostiene que las perspectivas para el quinto factor de riesgo -las tensiones con Estados Unidos- han mejorado ligeramente desde que los mandatarios de ambos países se reunieron en la cumbre del G20 el pasado noviembre.

La velocidad a la que China está reabriendo su economía puede causar algunas dificultades a corto plazo

El Gobierno chino ha efectuado cambios concretos desde el Congreso del Partido Comunista celebrado en octubre. El más significativo fue el levantamiento de su estricta política de tolerancia cero con la Covid, una medida necesaria que condujo a la reapertura del país (aunque de forma algo abrupta) el 8 de enero. El Gobierno también está orientando su política hacia el crecimiento económico. "Un ejemplo lo vimos en la Conferencia de Trabajo Económico de China (el mayor foro económico del país), donde los principales responsables políticos anunciaron que el impulso de la demanda interna sería prioritario en 2023", dice la gestora de la firma francesa.

La velocidad a la que China está reabriendo su economía puede causar algunas dificultades a corto plazo, pero, por el momento, esperamos que el crecimiento del PIB repunte a partir del primer semestre y alcance un ritmo de alrededor del 5% en el conjunto del año. Esto convertiría a China en la única gran economía cuyo crecimiento del PIB se está acelerando. Según David Rees, economista senior mercados emergentes de Schroders, las perspectivas son decididamente mejores para China tras el giro dado por el Gobierno a finales del año pasado hacia la política de cero Covid. "Los primeros indicios de los datos de alta frecuencia y las encuestas PMI de enero apuntan a un sólido repunte de la actividad del sector servicios", analiza.

En cambio, el experto de la gestora británica sostiene que el impacto positivo en el sector manufacturero se ha visto limitado por la debilidad de la demanda externa, mientras que las transacciones inmobiliarias sólo han avanzado con dificultad tras una cierta mejora inicial. "Es probable que esto marque el camino hacia la recuperación", apunta. Al fin y al cabo, es el sector servicios chino el que realmente se ha visto lastrado por la política Covid cero en los dos últimos años, a medida que las restricciones frenaban los viajes. El "gasto de revancha" ('revenge spending' en inglés) en servicios se ha observado en la mayoría de las economías del mundo que han dejado atrás las medidas para contener la propagación de la Covid y es probable que China experimente la misma “liberación” de la demanda reprimida de los consumidores.

Sin embargo, una diferencia clave con respecto a otras economías -sin duda los principales mercados desarrollados- es que los hogares chinos no parecen disponer de una gran reserva de ahorros para cubrir un periodo prolongado de elevado consumo. "Aunque la tasa de ahorro de China ha aumentado un poco, el apoyo fiscal se ha centrado en ayudar al lado de la oferta de la economía más que en transferencias directas a los hogares, como ocurrió en Estados Unidos, por ejemplo", describe Rees.

El auge de la demanda interna

Para Li-Labbé, estos factores apuntan a un incremento constante del gasto de los consumidores chinos, que debería impulsar el crecimiento de los ingresos de las empresas chinas de aquellos sectores orientados al consumo en los próximos años. "Lo previsible es que las cosas mejoren ya en el segundo trimestre, a medida que Pekín aplique sus medidas de estímulo al crecimiento y el consumo y que tanto las administraciones municipales como los hogares aprendan a lidiar de forma más eficaz con la covid-19", comenta.

Además, los hogares chinos cuentan ahora con un exceso de ahorro cercano a los 18 billones de yuanes (2,5 billones de euros), cifra que incluye los 4 billones de yuanes acumulados desde 2020 debido principalmente a los confinamientos decretados por la pandemia. Esto debería provocar un repunte del gasto de los consumidores. Por otra parte, se espera una recuperación del mercado laboral, ya que casi uno de cada cinco puestos de trabajo en China es sensible a la Covid porque implica contacto físico, lo que significa que el levantamiento de la política de Covid-cero y la plena reapertura de la economía china estimularán probablemente tanto la contratación empresarial como el gasto de los consumidores. Esto debería apuntalar un repunte del consumo de los hogares.

Otros motores estructurales del crecimiento de la demanda interna en China son sus 1.400 millones de habitantes; un PIB per cápita de más de 12.500 dólares; una tasa de consumo de los hogares en aumento; y un consumo total de los hogares que se ha quintuplicado entre 2005 y 2020. Además, si analizamos el gasto de los hogares en relación con el PIB, su peso actual en China es del 54,3%, un porcentaje notablemente inferior al de los países desarrollados (82,6% en EEUU, por ejemplo), lo que indica que hay un margen considerable para que el gasto de los consumidores chinos siga creciendo.

"Nuestra previsión de referencia para China asume ahora tres trimestres consecutivos de crecimiento por encima de la tendencia a partir del primer trimestre de 2023, con un sesgo hacia los servicios", asegura el experto de Schroders en esa misma línea. "Desde Schroders, creemos que esto elevará el crecimiento del PIB desde nuestra anterior previsión del 5% hasta alrededor del 6,2% en 2023 (…) No obstante, el ‘subidón’ probablemente se desvanecerá a medida que se agote la demanda reprimida, se gaste el ahorro y las fuerzas cíclicas se vuelvan menos favorables. Creemos que el crecimiento del PIB volverá al 4,5% en 2024", termina.

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