Rafael Doménech, BBVA Research

"Sin ERTEs, la tasa de paro podría haber superado el 30% de la población activa"

Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico para España de BBVA Research
Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico para España de BBVA Research
EP

La crisis del coronavirus ha puesto a España cara a cara con la mayor contracción de su economía, al menos, desde la Guerra Civil. Las previsiones auguran una contracción del PIB que podría estar entre el 9,2% que proyecta el Gobierno y un 13,6% que, en el peor de los escenarios, ponen sobre la mesa organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco de España. Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico para España de BBVA Research explica a La Información que, teniendo en cuenta el último dato publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el hundimiento de la actividad podría superar el 10% este año. De acuerdo con sus cálculos, sin la flexibilización de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERTEs) aprobada por el Gobierno para evitar despidos mientras se prolonga la emergencia sanitaria, la tasa de paro podría haber superado el 30% de la población activa.

¿Qué previsiones manejáis para España? ¿Qué impacto tendrá en nuestra economía la crisis del coronavirus?

La previsión pública que tenemos hasta ahora era anterior a que el Instituto Nacional de Estadística publicara los datos de Contabilidad Nacional del primer trimestre. Esa previsión nos decía que el PIB caería aproximadamente un 8% durante 2020, pero estaba condicionada a que se cumpliera la caída que teníamos prevista en el primer trimestre, que era de un 3%. Sin embargo, el INE ha avanzado que la caída ha sido superior, de 5,2 puntos porcentuales. Esto ya de manera automática le da un sesgo a la baja a nuestra previsión de dos puntos, que en las próximas semanas incorporaremos, dependiendo también de cómo evolucionen los datos en tiempo real del segundo trimestre. Me imagino que ya a principios del mes de julio, cuando tengamos datos cerrados del segundo trimestre, procederemos a publicar nuestras nuevas previsiones económicas, pero teniendo en cuenta lo que ya sabemos, todo indica que la caída del PIB este año va a superar el 10%. Insisto en que todavía es preliminar y hay que ver cómo cierra el segundo trimestre. 

Teniendo en cuenta estos datos... ¿Son suficientes las medidas que ha puesto sobre la mesa el Gobierno para encarar las consecuencias económicas de la pandemia? Las de liquidez, aplazamientos del pago de impuestos, ERTEs...

Las medidas que ha puesto en marcha el Gobierno son muy similares a las que vemos en otros países. Básicamente, lo que pretenden es proteger el tejido productivo, por un lado -con los cambios en la regulación de los expedientes de regulación de empleo (ERTEs), las moratorias de impuestos, los avales a través del ICO-; y por otro, están las ayudas para proteger las rentas de los hogares, de los trabajadores (prestaciones por desempleo, por los ERTEs, moratorias en los pagos de impuestos...) Y todo esto es similar a lo que han hecho otros países. Nos encontramos ante una crisis sin precedentes. Para darnos idea de la importancia que tiene esta política de ERTEs que se ha llevado a cabo, por primera vez en la historia reciente de España la caída del PIB es mayor que el aumento del desempleo. Sin estas ayudas el número de desempleados podría haber aumentado por encima de los 7,5 millones, si tenemos en cuenta que las cifras que se manejan de trabajadores afectados están en torno a los 3,5 millones. Y esto junto con la destrucción de la afiliación. Si esos trabajadores, en lugar de haber mantenido su puesto de trabajo gracias a estos ERTEs hubieran ido directamente al paro, la tasa de desempleo podría haber superado el 30% de la población activa, con lo que estaríamos en una situación sin precedentes para la economía española que, gracias a estas políticas no se ha podido producir.

Cuando comparamos estas políticas con las de otros países, lo que observamos es que, en general, representan una menor cuantía frente a las de otros que partían con un mayor margen de maniobra fiscal, porque sus niveles de déficit fiscal eran menores y también su deuda pública en relación al PIB era sensiblemente inferior a la española. Además, países como Alemania han sufrido la crisis con menor intensidad, por lo que han tenido que aplicar medidas de confinamiento menos estrictas. La conjunción de una menor caída de la actividad con mayor margen fiscal les deja en mejores condiciones que España para acometer la fase de recuperación.

¿Qué otras medidas de calado desde nuestro punto de vista serían necesarias para evitar que los efectos de la recesión se prolonguen en el tiempo, pensando sobre todo en las empresas y en los trabajadores?

Creo que básicamente hay que actuar en tres frentes. Primero, realizar una desescalada segura y eficiente que lleve la economía a lo que nosotros denominamos la "frontera de posibilidades de maximización": de la seguridad sanitaria, por un lado, y también de la actividad económica, por otro. Es decir, que no sirve cualquier política ni sirve cualquier medida. Aquí se habla de realizar pruebas como las que hemos conocido recientemente. De monitorizar y controlar la pandemia con ayuda de tecnologías disponibles que vemos que ha tenido mucho éxito, sobre todo en los países asiáticos. En lo económico, va a ser también muy importante proporcionar certidumbre y siempre ponemos mucho énfasis en la necesidad de consensuar medidas con todos los agentes que deben aplicarlas. Que las medidas del sector del automóvil se negocien con las empresas, con los agentes económicos... que las del sector turístico, exactamente igual. 

Y luego, más adelante vamos a necesitar un plan de consolidación fiscal, porque obviamente todas estas políticas van a llevar a un déficit que va a superar claramente el 10% del PIB y por lo tanto, para poder seguir financiando esa deuda pública, por mucho que nos ayude el Banco Central Europeo, tenemos que comprometernos con objetivos de estabilidad presupuestaria a medio y largo plazo.

¿Y qué otras decisiones habría que tomar?

El segundo frente es que sólo con políticas de demanda y de rentas como las que hemos aplicado hasta ahora no va a bastar. Esta la crisis lo que supone es que va a cambiar la forma en la que hacemos las actividades económicas, la forma en la que se organizan los procesos productivos e incluso la forma en que se consumirán muchos bienes y servicios. Todo esto va a exigir políticas de oferta que, por otro lado, ya eran necesarias antes de esta crisis para resolver algunas de las debilidades crónicas y estructurales de la economía española, con una elevada tasa de paro estructural, un problema de falta de capital humano, de abandono temprano del sistema educativo, de fracaso escolar y de funcionamiento de los mercados. 

Y el tercer frente tiene que ver con la cooperación internacional. Somos un país miembro de la Unión Europea y por lo tanto vamos a tener que trabajar con ellos de manera coordinada, gestionar políticas comunes y, en lo posible, también dotarnos de un fondo de recuperación que sea lo más amplio, lo más potente posible, para que ayude a esta transformación de las economías, sobre todo aquellas que, como la nuestra, han salido más perjudicados de esta crisis.

¿Cómo puede afectar esta crisis a la reforma de las pensiones? ¿Corre el riesgo de retrasarse 'sine die'?

Era una tarea pendiente que teníamos. El sistema de pensiones ya tenía un déficit estructural porque las nuevas pensiones entran con un déficit actuarial, y por lo tanto la jubilación de las generaciones del 'baby boom' y el aumento de la esperanza de vida, estaban provocando ese aumento del déficit estructural, que irá a más. No se va a poder retrasar 'sine die' esa reforma. En algún momento la vamos a tener que abordar. A corto plazo, en los próximos meses, no es el mejor momento. Tenemos tareas más urgentes, pero una de las cosas que tenemos que abordar es un plan de consolidación fiscal integral, plurianual, a un horizonte relativamente de medio y largo plazo. Aquí es donde va a jugar una pieza fundamental esa reforma del sistema de pensiones.

Tendremos que poner en marcha de nuevo algo parecido al factor de sostenibilidad que se suspendió. Nosotros llevamos muchos años defendiendo reformas como las que han hecho con mucho éxito otros socios de la Unión Europea, como Suecia y algún otro, que han puesto en marcha sistemas de reparto bajo la modalidad de sistema de cuentas individuales o cuentas nocionales. De esta manera, todas las nuevas pensiones que van entrando en el sistema cuando un trabajador se jubila lo hacen con un equilibrio actuarial, garantizando la sostenibilidad financiera del sistema y luego también creando incentivos para que los trabajadores prolonguen su carrera laboral el mayor número de años. Por lo tanto, retrasar en la medida de lo posible también la edad de jubilación.

El Banco Central Europeo viene reclamando a los países una mayor contundencia en el ámbito de las medidas fiscales. ¿Creéis que la respuesta del emisor también debe ir más allá? ¿Cómo podría mejorar programas como el PEPP o las medidas de liquidez para crear un muro de contención suficiente? 

El BCE ha sido uno de los bancos centrales que ha actuado de una manera más rápida y más contundente. Justo en el inicio de la crisis se ha puesto en marcha este programa especial de compra de activos con motivo de la pandemia por un importe de 750.000 millones de euros. De momento, lo que estamos viendo es que, a pesar de todas las previsiones de fuerte caída de la actividad económica y de un enorme aumento del déficit público, precisamente en países como Italia, España y algún otro, lo que vemos, es que los niveles de la primer lugar se mantienen contenidos. Por lo tanto, teniendo en cuenta que también ha anunciado que hará todo lo que sea posible dentro de su mandato para evitar cualquier tipo de tensión financiera o problema en el funcionamiento del mecanismo de transmisión de la política monetaria, parece una actuación muy contundente, efectiva y, por lo tanto, en principio suficiente.

Ahora bien, desde una visión más amplia, por mucho que haga el Banco Central Europeo, no va a ser suficiente para hacer frente a esta crisis, porque sólo con la política monetaria no basta. Antes hablaba de que vamos a necesitar políticas de oferta... las van a tener que hacer los países. Hablábamos también de políticas fiscales. Y bueno, es muy importante lo que hagan los países, pero también es muy importante lo que hagan las instituciones europeas. Lo que haga la Comisión Europea, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el Banco Europeo de Inversiones (BEI), este programa de aseguramiento de sistemas de desempleo en los países europeos (SURE). Es decir, que va a ser muy importante que la política fiscal también se aborde con toda la potencia que requiere, no solo desde la óptica a los países, sino también de las instituciones europeas.

¿Y cómo debería ser ese fondo de recuperación?

Las cifras de las que se están hablando son las correctas. Por supuesto tiene que ser un fondo que sea superior con creces al billón de euros. Se está hablando de 1,5 billones de euros o incluso más. Debe ser eficiente en su gestión: entrar rápidamente y luego debe elegir muy bien los gastos que vaya a financiar; y debe ser potente en el apoyo a los sectores que lo necesitan, que sean los que vayan a salir más perjudicados de esta crisis. Otra característica que tiene que tener, en la medida de lo posible, es que tiene que dar lugar a transferencias más que a préstamos, que implican un endeudamiento de los países que se benefician de estos fondos. Quienes se tienen que endeudar, si acaso, son las instituciones europeas, no los gobiernos nacionales.

Esto es lo que se hizo en su momento, dentro del marco financiero plurianual, con los fondos estructurales y los fondos de cohesión. En aquel momento fue para ayudar a los países a incorporarse a la Unión Europea y ahora lo que pretendemos es que este fondo contribuya a la recuperación, reestructuración y a la transformación en general de todas las economías europeas. Hay muchos sectores en todos los países que van a salir perjudicados, pero particularmente en aquellos países que más van a sufrir. Es un problema global que afecta a toda Europa, pero lo que sí que estamos viendo es que hay países que, por distintas razones, están siendo más perjudicados que otros.

Y por último, tenemos que aprovechar esta crisis como una enorme oportunidad también para modernizar las economías europeas, para que lideren la transformación digital y todo el proceso de cambio climático. Esto también formaba parte de estas tendencias que ya teníamos antes de la crisis y que ahora deberíamos aprovechar para tomar impulso y hacer todo lo posible para que Europa lidere en estos dos frentes la economía mundial.

¿Cuánto dinero se necesita de Europa para España?

Bueno, yo creo que todavía es pronto para saber que cantidad de dinero tiene que recibir España desde este fondo, pero en la medida que la crisis en España sea de una intensidad mayor que en el resto de los países europeos, la cantidad debería ser, durante los próximos años, superior al peso económico que tiene dentro de la Unión Europea (6,7%). Precisamente porque la intensidad de la crisis no va a ser la misma para todos.

Eso como mínimo. De ahí hacia arriba, en la medida que la intensidad de la crisis va a provocar una caída de la actividad económica y un daño mayor en algunos sectores. Uno sobre los que la crisis va a tener un efecto más duradero es, por ejemplo, el turístico y todo lo que eso supone de arrastre sobre el conjunto de la economía. Se va a tardar más en recuperar y posiblemente también haya cambios en la forma en la que los europeos quieran disfrutar de su turismo en España. El sector va a tener que acometer una reestructuración y, en la medida que el peso del turismo es mayor en España que en otros países, pues lo lógico es que se tuviera en cuenta a la hora de recibir esas ayudas.

Y como sector turístico, pues también hay otros. España es un país muy diversificado en términos de exportaciones y esto, que es una virtud, también le hace ser más dependiente de las cadenas mundiales de producción. Habrá que ver otros sectores, como el del automóvil, cómo sufren esta crisis, qué incidencia tiene. Y de nuevo, aprovechemos esto para que esos sectores avancen en la transformación digital y en la transición energética para abordar el reto del cambio climático.

En medio del coronavirus vuelven a colarse los rifirrafes arancelarios entre China Y EEUU. ¿Qué consecuencias puede tener a nivel económico, sobre todo para Europa, que las dos potencias reabran su guerra comercial?

Sin duda sería una mala noticia, una pésima noticia. Ya vimos en el año 2018-2019 cómo la guerra comercial entre Estados Unidos y China provocó una desaceleración enorme de las exportaciones del comercio internacional, que a la postre dio lugar también a una desaceleración de la actividad económica mundial y particularmente en Europa, que fue una de las grandes áreas económicas que más sufrió. Volver ahora a un escenario en el que se recrudezca esta guerra comercial, va a retrasar la recuperación y además podría tener incluso efectos permanentes a largo plazo. Es decir, impedir que volvamos a lo que sería la senda del crecimiento tendencial que teníamos las grandes áreas económicas antes de la crisis del coronavirus.

Yo creo que todos tenemos claro que conseguiríamos mucho más si luchamos contra los riesgos globales de una manera coordinada, en lugar de haciéndolo a través de guerras comerciales. Esta pandemia tiene una especial virulencia y ni siquiera sabemos si esta crisis puede tener un nuevo rebrote en el otoño o en invierno, o si dentro de unos años vendrá otra similar, por coronavirus o por otro virus que tenga unas características similares. Por lo tanto, es muy importante la coordinación internacional para hacer frente a estos riesgos globales. ¿Qué puede pasar? Es difícil saber si se va a recrudecer o no la guerra comercial. Desde luego, no es lo más inteligente, pero tampoco lo era en el año 2018 y vimos cómo se produjo una escalada. Es muy difícil predecir este tipo de acontecimientos políticos y el mejor consejo que podemos dar es que estemos preparados por si ello ocurre.

¿Qué puede suceder con el proceso del Brexit en medio de esta crisis del coronavirus?

Durante todos estos últimos años ya hemos visto que el Brexit fue una mala decisión, sobre todo para el Reino Unido, pero también para Europa, en la medida que perdimos un socio que es una potencia económica tan importante. Y ahora la crisis del coronavirus lo que hace se intensificar estos efectos negativos y algo muy importante: en 2020 tendríamos que estar negociando entre las instituciones europeas y el gobierno británico la futura relación comercial entre las dos economías. Esta crisis reduce el margen de tiempo para negociar un buen acuerdo.

Yo creo que ahora lo más inteligente sería ampliar el plazo de las negociaciones que el Gobierno británico había fijado en el 31 de diciembre de 2020. Ampliar ese plazo de las negociaciones 'sine die' a la espera de ver cómo se resuelva esta crisis del coronavirus y proporcionar certidumbre de que hasta que haya un nuevo acuerdo, las relaciones comerciales seguirán siendo como hasta ahora, como si el Reino Unido, siguiera perteneciendo a la Unión Europea, y formara parte de la unión arancelaria europea.

Mostrar comentarios