La incertidumbre sigue castigando a Cepsa. Con su opv aplazada 'sine die', la firma tampoco ha podido beneficiarse en sus cuentas del alza del precio del petróleo en los primeros nueve meses del año. La apreciación del dólar, al endurecer la Reserva Federal su política monetaria, y los menores márgenes de refino han provocado una caída de sus beneficios hasta septiembre del 3% a 660 millones de euros.
Según asegura la propia firma, si se eliminan los elementos no recurrentes y se calcula la variación de inventarios a coste de reposición, el resultado neto ajustado fue de 530 millones de euros, un 23% inferior al de los nueve primeros meses de 2017.
La facturación de Cepsa aumentó un 20%, hasta los 18.351 millones de euros, un dato destacado si tenemos en cuenta que logró esas mayores ventas con una menor producción de crudo. Ésta fue de 86.000 barriles diarios, un 8% menos que de enero a septiembre del año previo, debido a la menor aportación de ciertos campos.
El pasado 15 de octubre, pocos días antes de regresar al parqué, Cepsa comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) su intención de posponer esa opv ante los vaivenes del mercado. Así, Mubadala, su accionista único desde 2011, decidió dar un paso atrás en la salida a bolsa "al considerar que la inestabilidad que sufren los mercados afecta a la valoración de la compañía". El fondo manifestó, sin embargo, su vocación de continuidad como inversor a largo plazo en la empresa.
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