¿Es Hong Kong un 15M asiático... o una revolución de las élites empresariales?

Los manifestantes reclaman la retirada del proyecto de ley de extradición en Hong Kong. /EFE
Los manifestantes reclaman la retirada del proyecto de ley de extradición en Hong Kong. /EFE

Hong Kong está en pie de guerra. Más de un millón de personas ha salido a la calle en las últimas semanas para protestar contra una ley que permitiría la extradición a la China continental de quienes sean detenidos en este territorio semiautónomo. Las imágenes de estas protestas que han dado la vuelta al mundo muestran a unos manifestantes mayoritariamente jóvenes que pueden hacernos pensar en movimientos como el 15M español. Sin embargo, detrás de estas protestas hay un trasfondo importante que enlaza con las élites hongkonesas

La ley de la discordia empezó a tramitarse en febrero y permitiría al Ejecutivo del archipiélago (pro China continental) y a la Justicia tramitar las solicitudes de extradición de jurisdicciones sin acuerdos previos -en particular, China y Taiwán- sin supervisión legislativa. Los movimientos pro derechos humanos como Amnistía Internacional o el Colegio de Abogados de Hong Kong alertan de que esta normativa podría ser empleada por China para castigar a la disidencia política y recortar la libertad de expresión en Hong Kong.

Sin embrago, un detalle importante y poco conocido de la nueva ley es que permite que China se haga con los bienes en Hong Kong de las personas que sean extraditadas. Es por ello que en opinión de Alicia García Herrero, economista Jefe para Asia Pacífico del banco francés Natixis, detrás de los jóvenes que salen a la calle están las élites, los empresarios que ven amenazado su patrimonio. No son unas protestas que tengan que ver con la Democracia, sino con las libertades individuales, y eso es lo que desde su punto de vista convierte a este movimiento en algo más potente.

El economista Javier Santacruz recuerda que todo lo que está sucediendo es continuidad de las cesiones de terreno que ha ido haciendo la sociedad civil de la ex colonia británica a China. "No estamos ante movimientos espontáneos, sino bien organizados", apunta y recuerda que estamos ante una sociedad muy hermética. Ese proceso de cesión de libertades a China ha sido lento y paulatino, pero ha tenido algunos hitos que han generado protestas importantes, como sucedió hace tres años con las elecciones. "La Ley de Extranjería ya se ha discutido a lo largo del tiempo, pero hasta ahora no se había llegado a discutir el tema de la jurisdicción", apostilla. 

La mayor parte de la oposición al Partido Comunista Chino está financiada a través de Hong Kong y apoyada por sus movimientos civiles. El territorio sigue contando con una serie de libertades del anterior régimen porque es lo que pactaron los británicos al devolvérsela a los chinos el 1 de julio de 1997 bajo la premisa "un país, dos sistemas". En concreto, el gobierno de Pekín se comprometió a mantener durante 50 años (hasta 2047) una serie de libertades de las que gozaban los ciudadanos hongkoneses y que no existen en la China continental, como la libertad de expresión, de reunión, de prensa libre, de Internet sin censura, poder contar con un sistema judicial con garantías.

Santacruz no cree que estas protestas vayan a tener más recorrido del que tuvieron las manifestaciones de hace tres años por las elecciones y la libertad política. La ley de extradición se tramita en el Consejo Legislativo, un órgano con 70 escaños cuyo reparto también ha sido objeto de polémica. De ellos, la mitad (35) dependen de la circunscripción geográfica, otros 30 corresponden a votos de diferentes gremios elitistas (son apenas 250.000 personas, todas partidarias del gobierno de Pekín) y los cinco asientos restantes son para figuras similares a los concejales de distrito españoles.

En las elecciones de 2016, 4 millones de personas estaba llamadas a las urnas de Hong Kong y su sistema electoral hacía que apenas el 7% de la población (esas 250.000 personas de las que hablábamos) elegían esos 30 escaños que suponen casi la mitad del Consejo Legislativo. De ahí las protestas que llevaron entonces a miles de personas a las calles del tigre asiático. Sin embargo, aquellas protestas se desvanecieron y ahora, tanto Satacruz como otros expertos temen que Pekín acabe imponiendo una vez más sus decisiones cuando todo se calme.

La jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, ha asegurado que el objetivo del proyecto de ley es fijar un acuerdo especial de entrega, es decir, un acuerdo caso por caso, con todas las jurisdicciones en las que Hong Kong aún no ha concertado un acuerdo a largo plazo, y recuerda que actualmente hay más de 170 jurisdicciones a las que Hong Kong no puede devolver a los prófugos en la actualidad. "No somos un refugio para delincuentes", añade y defiende además que la ley no tiene como objetivo específico facilitar las extradiciones a la China continental.

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