¿Es tan poderosa?

Los expertos alertan sobre el error de tener de referencia bursátil solo a la Fed

La práctica se ha ido acentuando durante la última década y con la crisis del coronavirus ha tenido un impulso aún mucho mayor, pero puede ser algo peligrosa en el largo plazo.

Sede de la Reserva Federal de EEUU.
Sede de la Reserva Federal de EEUU.
Fed / Archivo / L. I.

Cada vez hay una mayor ansia en los mercados de focalizarse excesivamente en las decisiones y mensajes tomados por los bancos centrales. Una práctica que se ha ido acentuando durante la última década y que con la crisis del coronavirus ha tenido un impulso aún mucho mayor. No obstante, es una lectura que puede ser algo peligrosa en el largo plazo, según apuntan algunos expertos.

Los inversores que siguen obsesivamente cada giro de la política de la Reserva Federal de Estados Unidos como la única clave de la evolución de los mercados mundiales pueden correr el riesgo de perderse señales cruciales del otro lado del Atlántico. Especialmente, algunos indicadores bajistas.

Tras digerir los mensajes lanzados en la última reunión del banco central de la semana pasada en Jackson Hole, las bolsas volvieron a alcanzar máximos históricos y los tipos de interés bajaron, debido a que Jay Powell indicó que no había prisa por reducir las compras de bonos de emergencia relacionadas con la pandemia, a pesar de lo que el jefe de la Fed considera picos de inflación transitorios.

Sin embargo, ¿es la Fed tan poderosa como parece? ¿No deberían los mercados globales, cada vez más fungibles, preocuparse tanto por la política del que posiblemente sea el segundo banco central más influyente?

Los responsables de la política monetaria del Banco Central Europeo se reunirán la próxima semana en medio de cierto malestar en sus filas por la magnitud de su pandémico programa de compra de bonos, después de que la tasa de inflación de la zona euro superara en agosto en un punto porcentual el nuevo objetivo fijado por el BCE del 2%. El mismo argumento sobre los factores temporales de la inflación se aplica, y los halcones monetarios también se hacen oír.

Las actas de la última reunión del BCE mostraron desacuerdos sobre el alcance de las futuras orientaciones políticas, y el martes se informó de que el jefe del banco central de Austria, Robert Holzmann, pedía que se redujera el llamado programa PEPP para finales de año.

Aunque la producción económica anual de la zona del euro sea ahora unos 10 y 3 billones de dólares menos que la de Estados Unidos y China, respectivamente, el BCE supervisa la segunda moneda de reserva más utilizada del mundo y dicta los costes del crédito en euros.

En un artículo publicado por Silvia Miranda-Agrippino, economista del Banco de Inglaterra, y Tsvetelina Nenova, de la London Business School, se detalla hasta qué punto los cambios de política del BCE afectan a las condiciones financieras mundiales de forma similar a los excesos de la Fed.

Las expertas explican que las percepciones del riesgo, las valoraciones de los activos mundiales, los flujos de capital y los costes de financiación hacen que un endurecimiento de las políticas no convencionales del BCE provoque caídas en la actividad económica y el comercio mundiales, una retracción de los flujos de capital y un descenso de los precios de las acciones mundiales y otros mercados de riesgo.

Los choques de la política del BCE afectan significativamente al ciclo económico y a las condiciones financieras de Estados Unidos, concluyen. “Una contracción de la política monetaria del BCE va seguida de una caída de la producción y los precios en Estados Unidos, y de un endurecimiento significativo de las condiciones financieras en ese país”, escriben.

Los impactos a tener en cuenta

El impacto en el tipo de cambio es una parte clave de la transmisión. La forma en que el dólar o el euro responden a la política de la Fed y el BCE se transmite rápidamente a las empresas y los países.

A pesar de que el exceso global del BCE es menor que el de la Fed, podría ampliarse cuanto más se utilice el euro en todo el mundo. “Si el euro se utilizara tan ampliamente como el dólar en el comercio internacional y en la actividad financiera transfronteriza, los efectos de las acciones de los dos bancos centrales podrían tener magnitudes mucho más cercanas”, comentan Miranda-Agrippino y Nenova.

Esto habla de algunos aspectos poco conocidos de cómo se han comportado los mercados y las economías en los últimos años y de la necesidad de evaluar los indicadores de liquidez global en lugar de las acciones individuales de los bancos centrales.

Asimismo, informa de cómo el "exceso de ahorro mundial" deprime los tipos de interés de equilibrio a largo plazo en todas partes, incluido el efecto de los gestores de reservas de los bancos centrales que dividen las reservas de activos en las principales monedas de reserva”.

Pero también está la cuestión de cómo la amplia compra de bonos del BCE ha reducido la libre flotación de los activos soberanos “seguros” de la zona euro, un factor que algunos sospechan que limita los rendimientos de los Treasuries a largo plazo al obligar a los fondos mundiales a invertir en bonos estadounidenses.

Es posible que la Fed y el BCE amortigüen las políticas del otro cuando van en direcciones diferentes, pero ese no es el contexto en la actualidad. Ambos parecen estar discutiendo una cierta reducción de las ayudas a la COVID mientras dudan hasta que vean una recuperación más sostenida y el fin de la pandemia.

El economista jefe de Axa Investment Management, Gilles Moec, expone que la Fed parece dispuesta a dejar que el momento exacto de su reducción evolucione y que el BCE tampoco tiene prisa por “aclarar las ambigüedades” de su orientación revisada. Sin embargo, puede que merezca la pena seguir de cerca a ambos bancos y no abandonar toda precaución al perseguir a los mercados de valores al alza con la luz verde de uno solo.

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