En los mercados

Los expertos creen que la nueva norma será la inflación y no la estanflación

El tramo final del 2021 tiene como denominador común las incertidumbres que sigue generando el frente pandémico, mientras la mezcla tóxica de crecimiento débil e inflación fuerte parece bastante reducido.

Cómo protegerse frente a una inflación más duradera de lo previsto con bonos
Cómo protegerse frente a una inflación más duradera de lo previsto con bonos
Pixabay

El tramo final del 2021 tiene como denominador común las incertidumbres habituales que sigue generando el frente pandémico. La aparición de la variante Ómicron ha suscitado el temor de que la economía estadounidense sufra un doble golpe: la ralentización del crecimiento y una inflación todavía elevada, mientras las cadenas de suministro se tambalean, los gobiernos locales estudian nuevas restricciones y los consumidores evalúan los riesgos para la salud de todo, desde salir a cenar y viajar hasta la vuelta al trabajo.

Sin embargo, los economistas ven hasta ahora el riesgo de estanflación, esa mezcla tóxica de crecimiento débil e inflación fuerte tan temida por los responsables políticos, bastante reducido. Al menos por ahora.

El incremento de precios se nota en todas las partes. En Estados Unidos el ritmo ha resultado ser más persistente de lo que preveían los responsables políticos. Eso sí, el crecimiento está lejos de estancarse y parece que continuará el próximo año a un ritmo superior a la media que podría llevar al país al pleno empleo en cuestión de meses. Es lo que se está descontando.

Muchos expertos, es cierto, han moderado sus previsiones de crecimiento del PIB estadounidense debido a la nueva variante. Pero esas revisiones han sido modestas, y los datos de alta frecuencia sobre los viajes en avión y métricas como las visitas a restaurantes y el gasto con tarjetas de crédito no muestran hasta ahora ningún cambio evidente en las últimas semanas.

“No vamos a ver una estanflación, sino más bien un boom inflacionista, ya que el fuerte crecimiento continúa y el ritmo de aumento de los precios ya ha llevado a la Reserva Federal a reorientar su política hacia la contención de la inflación”, asegura Glenn Hubbard, presidente del Consejo de Asesores Económicos del expresidente George Bush y actual profesor de economía de la Universidad de Columbia.

Una encuesta de Reuters entre economistas pone de manifiesta la previsión media de crecimiento del 3,9% para Estados Unidos en 2022, sin cambios desde noviembre y aproximadamente el doble de la tasa de los datos estimados por la Reserva.

El monitoreo de la economía en auge

Los responsables de la política monetaria también tendrán en cuenta una inflación más fuerte de lo previsto, ya que es probable que se planteen subidas de tipos más rápidas y se aprueben planes para poner fin a sus compras de bonos en curso en marzo, en lugar de en junio.

Aún es pronto para entender cómo se comportará la variante Omicron y cómo se comportará la gente al interactuar con ella. En este sentido, si resulta que se propaga más rápidamente, que evade las vacunas y que es tan mortal como el Delta, podría desencadenar otra oleada de restricciones en algunos países y el cierre de fábricas o viajes en otros, con resultados potencialmente perjudiciales para el crecimiento y el empleo mundiales.

“No es posible que los países vuelvan a realizar el tipo de gran impulso de política monetaria, gran impulso de política fiscal, que fueron capaces de hacer estos dos últimos años. No puede repetirse de nuevo”, concretaba el economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath, en un evento en Ginebra. Si la variante Omicron provoca un nuevo y grave choque económico, “tenemos el riesgo real de algo que hemos evitado hasta ahora, que es la preocupación por la estanflación”. Pero parece que esto es improbable.

JPMorgan ahondaba en un informe reciente que la estanflación está “lejos de ser una realidad”, a pesar de las nuevas “preocupaciones en el frente pandémico”, ya que “no estamos de vuelta a marzo del 2020”. Hasta ahora los mercados, los analistas y los datos económicos no reflejan ese tipo de resultado en el peor de los escenarios posibles.

Un análisis reciente de los investigadores de la Fed de San Francisco señalaba lo que se ha convertido en una esperanza básica entre los responsables políticos: que las empresas y los consumidores estadounidenses, entre la protección que ofrecen las vacunas y los cambios de comportamiento, seguirán trabajando en torno al virus. “La actividad económica local… estuvo estrechamente relacionada con las condiciones locales de la COVID-19 el año pasado, pero se desvinculó gradualmente a medida que avanzaba la pandemia”, aseguran los investigadores, y la reciente ola Delta sólo causó una modesta caída de la actividad económica en comparación con los primeros meses de la crisis sanitaria.

“Puede que no lo parezca, dado el elevado entorno inflacionista, la renovada preocupación por el Covid y la mayor volatilidad de los mercados, pero la economía está en auge”, expone el economista jefe de Oxford Economics en Estados Unidos, Gregory Daco.

Los economistas de Goldman Sachs, que plantean escenarios de Omicron que van desde el peor de los casos de reavivación de la pandemia hasta un resultado más benigno en el que la variante cause una enfermedad menos grave, concretan que el golpe final al PIB debería ser modesto, aunque rebajaron su previsión para 2022 al 3,8% desde el 4,2%.

“La política gubernamental en Estados Unidos se ha vuelto mucho menos sensible a la propagación del virus desde que las tasas de vacunación aumentaron esta primavera”, dicen los analistas de Goldman Sachs, al indicar que su índice interno de restricciones gubernamentales al coronavirus apenas se movió durante la ola de infecciones del Delta durante el verano. “Asimismo, el gasto de los consumidores y el crecimiento del empleo se han vuelto mucho menos sensibles a la propagación local del virus… probablemente debido a la menor aversión al riesgo del Covid en los Estados Unidos”, asegura.

Esto dejará a la Fed centrada en la inflación incluso mientras observa el curso del virus, y en ese frente la nueva variante puede, si acaso, afianzar los planes del banco central, ahonda el equipo de la entidad estadounidense. “Vemos que los riesgos a medio y largo plazo son sobre todo inflacionistas debido a los posibles retrasos en la normalización de la cadena de suministro y el alivio de la escasez de trabajadores”, concluyen.

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