Factor Ámbar: el secreto de Grifols contra el Alzhéimer valdrá hasta 4.000 millones

  • La farmacéutica se dispara un 6,8% en bolsa tras la celebración de su Día del Inversor y la presentación de su hoja de ruta.
Fotografía de la junta de accionistas de Grifols celebrada este viernes
Fotografía de la junta de accionistas de Grifols celebrada este viernes
Europa Press

“Es nuestro legado para la sociedad”. Las palabras de Víctor Grifols sobre el Alzheimer Management By Albumin Replacement (Ámbar) sonaron a triunfo y euforia el pasado mes de octubre. El dueño de la farmacéutica Grifols, que facturará cerca de 5.000 millones de euros este año, colocaba una terapia no-nata, experimental y en fase de ensayo por encima de cualquier otro fármaco de la empresa. En 2019 ha llegado la hora de la verdad para este tratamiento contra la enfermedad de Alzhéimer con presentaciones formales de aquí a diciembre. Esta semana, con la celebración de su Día del Inversor, la multinacional ha comenzado a contárselo con detalle a los inversores y analistas.

Las acciones de Grifols registraron un alza del 6,8% semanal tras su presentación el miércoles, porcentaje de subida similar a la que registran en lo que va de año. “Este programa, en el que Grifols lleva invertidos más de 150 millones de euros desde 2004, se está llevando a cabo con 500 pacientes de Alzheimer leve/moderado (no severo) y se espera la publicación del estudio completo en diciembre 2019. El éxito potencial de esta investigación sería extremadamente relevante en la medida en que apenas ha habido avances en este campo en los últimos 20 años”, explica en una nota a clientes Luis Arredondo, analista de Banco Sabadell.

El Ámbar es un tratamiento contra el Alzhéimer basado en hemoderivados (extracción y recambio de plasma) se encuentra todavía en ensayo, en su fase III previa a la comercialización. Es la etapa crucial de cualquier medicamento porque ahí se juega su vida o muerte como terapia comercial sino recibe el respaldo de las autoridades del medicamento en Europa y EEUU, los principales mercados farmacéuticos. Se trata de un área de investigación que no ha tenido apenas avances en dos décadas y que hace apenas tres meses registró su enésimo revés. El gigante Biogen dio carpetazo a su desarrollo Aducanumab, en fase III, porque su rendimiento no superaba de forma relevante al placebo.

Grifols pretende triunfar donde otros han fracasado porque el Ámbar es la base de sus productos de hemoderivados, que está en el mercado desde hace décadas. En octubre de 2018 presentó los resultados de su estudio Ámbar (fase III con la EMA y fase 2b con la FDA estadounidense) para el Alzheimer. “El ensayo demostró una mejora (estadísticamente relevante) del 61% en la ralentización del deterioro cognitivo en pacientes en estadio moderado que la última actualización ofrecida en el Congreso de Parkinson y Alzheimer de Lisboa ha ampliado a pacientes en estado leve”, señalan los analistas de Sabadell.

La firma estima una valoración para Ámbar de 10 euros por acción (más de 4.000 millones de euros) casi la mitad del actual valor en bolsa de Grifols en el caso de “una hipotética aprobación de la indicación”. Sabadell señala que el mercado potencial al que se dirigiría este fármaco mueve en cifras de 15 millones de pacientes y unos 5.000 millones de euros de gasto farmacéutico. Sin embargo, el análisis señala las limitaciones de producción de la Albúmina para esta aplicación y que Grifols tardaría al menos 6 años en aumentar su capacidad.

Un difícil comienzo en bolsa

Grifols no tuvo suerte en su primer intento de salir a bolsa en 2001. Fracasó. Tampoco en el segundo en julio de 2004. Retiró su OPV 48 horas antes del día fijado. Se llamaba entonces Probitas Pharma. Sus accionistas financieros (Santander y Deutsche Bank iban de la mano junto a la familia Grifols) deseaban vender, pero no lo consiguieron por la falta de apetito y respuesta de los inversores. Lo intentó otra vez en mayo de 2006 y… a la tercera fue la vencida. Renombrada como Grifols dio el salto a la bolsa española con éxito de la mano de Morgan Stanley. Hoy los inversores que le dieron la espalda hace quince años se pirran por entrar, aunque en su mayoría son institucionales estadounidenses.

La farmacéutica supera los 10.000 millones de euros de capitalización bursátil, diez veces más de lo que valía hace trece años en su debut, lo que le convierte en una de las 17 empresas del Ibex 35 que superan esa barrera de los diez dígitos. Grifols se ha convertido en una compañía más americana que europea. Factura cerca de 5.000 millones de euros al año y genera unos beneficios de 600 millones. Su negocio se reparte en un 65% en EEUU, el 5% en España, el 10% en países de la UE y el resto, en Asia.

La familia Grifols controla el 31% del capital de la empresa través de cuatro sociedades distintas controladas por tres ramas distintas de la familia. Se trata de una participación valorada en más de 3.000 millones de euros. Deria SA tiene el 8,9%, Scranton Enterprises BV controla otro el 8,6% y Thorthol Holdings BV, un 7%. Nuria Roura Carreras, viuda de Víctor Grifols Lucas, declara un 6,5% de la compañía. Según datos de la SEC, el fondo británico Hardin Loevner tiene un 4,1% del capital, seguido de fondos de la gestora Jupiter AM (3%), Oppenheimer Funds (3%) y Capital Research (3%). El banco alemán Deutsche Bank cuenta con un 2,9%, Ako Capital (2,8%) y Norges Bank, otro 2%. El legendario George Soros fue noticia a finales de mayo tras su primera entrada en Grifols.

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