Cotización en máximos históricos

La factura de gas más cara de la historia se acerca a los 30.000 millones en 2022

Los costes del sistema gasista español en 2022 van camino de multiplicarse debido al aumento desorbitado de la cotización de este combustible por la presión de Rusia y Argelia sobre Europa

Un contador de gas.
El contador de gas será el más revisado este invierno.
Europa Press

Al borde del abismo. La cotización del gas natural se ha disparado esta semana a niveles nunca vistos tras una racha de récords que parece no tener fin. El precio de la referencia europea TTF de Róterdam se situaba este viernes en los 257 euros por MWh, casi diez veces el nivel de hace doce meses. Su gemelo en la plataforma ibérica de Mibgas cotizaba con su particular descuento del 35%  (172 euros) desde que se puso en vigor la excepción ibérica, el mecanismo de intervención de los Gobiernos de Madrid y Lisboa con el visto bueno de las autoridades comunitarias. 

Pero ni el artificio ibérico, ni los planes de racionamiento del consumo de la UE -hasta un 15% de agosto a primavera- han evitado que el coste de la balanza energética comience a estar fuera de control por la escalada de precios y la tensión en el suministro. Rusia sigue apretando las clavijas a Alemania, mientras que el histórico proveedor de España, Argelia, está haciendo prácticamente lo mismo desde noviembre de 2021.

La crisis está servida. La factura gasista de España superará los 30.000 millones de euros en 2022, según datos consultados por 'La Información'. Así se desprende de los datos de la Secretaría de Comercio a partir de los registros de Aduanas y Hacienda. Solo de enero a junio se importó gas natural por valor de 12.315 millones de euros, un 328% más que en el mismo periodo de 2021 y casi tanto como en los dos ejercicios anteriores juntos.

Fuentes del sector energético señalan además que es el segundo semestre (julio-diciembre) el que tiene mayor peso, hasta dos tercios del total, por lo que alertan que la cifra total podría escalar hasta los 40.000 millones anuales en este ejercicio. Al coste de las importaciones de gas hay que añadirle entre 5.500 y 7.000 millones de euros adicionales el mantenimiento del sistema en forma de impuestos, distribución, Castor e infraestructura, entre otros. 

Costes del sistema gasista en España.
Costes del sistema gasista en España.
L. I.

Si el gas va camino de superar los 30.000 millones de euros en importaciones  este año, el petróleo, el carbón y los derivados añadirán todavía una carga mayor. España importó productos energéticos por valor de 43.843 millones de euros de enero a junio, un 140% interanual más y casi tanto como en todo 2021. Este golpe ha dinamitado ya la balanza comercial del área energética con un déficit que supera los 25.000 millones en los seis primeros meses de 2022. El peso del gas en esa factura es el que más ha crecido y supone el 29% del total, frente al 20% de 2021 o el 18% de 2020.

¿Quién pagará la factura?

Pese a que el encarecimiento de la energía es transversal y afecta igualmente al petróleo y sus derivados como la gasolina o el diesel, el gas se ha convertido en el combustible al que todos miran. Es vital y crítico por su papel en la calefacción de los hogares pero sobre todo en la generación de electricidad. Francia, a priori blindada por su capacidad nuclear, afronta problemas por el cierre temporal de algunas de sus centrales como consecuencia de la sequía y las olas de calor. 

Países como Alemania, Polonia y otros se han echado en brazos del carbón para suplirlo porque el gas es ahora demasiado caro y escaso por el chantaje ruso. "Los ánimos están caldeados en Europa, mientras el Viejo Continente mira hacia el abismo de una crisis energética. Los altísimos precios de la electricidad son una amenaza económica, y los problemas nucleares de Francia parecen convertirse en un desafío mayor que los flujos de gas rusos", explica Norbert Rücker, economista del banco Julius Baer.

España, en cambio, no tendrá apenas alternativa a su uso por el cierre de térmicas y de la producción nacional de mineral. En cambio, la capacidad de regasificación del Gas Natural Licuado (GNL) emerge como el punto fuerte para atraer materia prima de los tres principales exportadores del mundo: EEUU, Australia y Qatar.  "Los niveles de almacenamiento del noroeste de Europa están en línea con los rangos estacionales. Aún más importante, y a pesar de que los flujos rusos se han reducido a casi un goteo, el almacenamiento ha seguido creciendo en las últimas semanas. Esto ha sido posible principalmente debido a los mecanismos del mercado, no a las medidas políticas, con precios elevados que atraen a una flotilla de cargas de gas natural licuado (GNL)", añade Rücker. 

Según su análisis, la disponibilidad de metaneros en el mercado para abastecer a Europa tiene que ver con la reducción del consumo de gas de los usuarios industriales, que lo están dejando de lado por su coste, aunque también de China, que ha logrado reactivar e impulsar la producción de carbón nacional para sus centrales y ya no depende tanto del gas. En este sentido, el experto considera que el gigante asiático no ha absorbido todo el gas que Rusia está dejando de exportar a Europa.

Con todo, el aumento de costes está obligando a mover ficha a los gobiernos para contener el impacto a hogares y empresas. Alemania se ha situado a la vanguardia con la puesta en marcha de un impuestos en forma de recargo vinculado a la crisis que grava con 24 euros por MWh al gas. Supondrá el equivalente a cerca del 10% del precio del TTF en mercado hoy (257 euros) y se pondrá en vigor en octubre. Para evitar las críticas de afán recaudatorio, el Gobierno de Olaf Scholz acompaña la medida con una rebaja del IVA del gas desde al 21% al 7%, medida que España no valora aplicar por ahora.

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