Inflación y préstamos

Faltan dos datos para resolver la duda del BCE sobre la cuantía de la subida de tipos

Los economistas del banco central trabajarán a destajo este martes para incluir en sus recomendaciones para la reunión del jueves los últimos datos de inflación y la evolución de préstamos bancarios en el euro.

Sede del BCE en Fráncfort con nubarrones al fondo.
Sede del BCE en Fráncfort con nubarrones al fondo.
DPA vía Europa Press

Los mercados financieros europeos están a la espera este martes 2 de mayo de una batería de datos macroeconómicos que determinarán la postura del Banco Central Europeo (BCE) el próximo jueves 4 de mayo. En 48 horas, los economistas que encabeza Philip Lane en la autoridad monetaria deberán incorporarlos a su análisis y recomendación al consejo de gobernadores para su debate y votación. Sobre la mesa hay dos opciones: subida de tipos de 25 o 50 puntos básicos, es decir, un nuevo nivel del precio oficial del dinero del 3,75% o 4%. La cuestión sobre si habrá una pausa en la reunión de junio quedará probablemente en el aire, según los expertos.

El dato más obvio es el informe de inflación de abril en la zona euro, que ocupa los focos ante las previsiones de un nuevo pinchazo del IPC general y mayor tensión alcista con la subyacente, que excluye elementos más volátiles como los alimentos frescos y la energía. Se esperan crecimientos del 6,9% y 5,7%, respectivamente. El indicador menos evidente es la evolución del crédito y la liquidez en la eurozona que se conocerá a partir de la encuesta de préstamos bancarios que elabora el propio banco central y de la masa monetaria en circulación (M3), que incluye el dinero en efectivo en circulación, depósitos a la vista (como cuentas corrientes y de cheques), instrumentos a plazo fijo y monetarios, entre otros.

"No hay duda de que continuará subiendo las tasas. La única pregunta parece ser si el BCE optará por 25 o 50 puntos básicos. Creemos que 25 es el resultado más probable, una subida de compromiso, pero podríamos revisar nuestra recomendación después de la Encuesta de Préstamos Bancarios y los datos de inflación", apunta Carsten Brzeski, economista jefe en ING. El nuevo rescate bancario en EEUU -First Republic Bank por JPMorgan- ha resucitado los argumentos de quienes defienden que los bancos centrales tienen que mostrar una mayor cautela sobre los efectos con retardo de las subidas de tipos que se han decidido durante el último año y que aún están en proceso de aplicarse.

"Se avecina una ralentización económica en la eurozona, considera que el BCE tiene argumentos para seguir subiendo los tipos: “¿Qué sabe el BCE? En nuestra opinión, dos cosas importantes. En primer lugar, la inflación subyacente sigue siendo demasiado elevada. En segundo lugar, la economía real sigue funcionando muy bien. En la coyuntura actual, el 'equilibrio de las señales' sigue favoreciendo probablemente a los halcones. Lo único que pueden hacer las palomas por ahora es presionar para que los incrementos sean menores frente a la tentación de mantener un ritmo de 50 puntos básicos, y para que en cada reunión se debata a fondo si es necesaria una subida adicional en lugar de comprometerse de antemano a una serie de subidas adicionales", comenta Gilles Möec, economista jefe de Axa IM. 

"Gracias a la disminución del riesgo de crisis energética en la región, la economía y los mercados de capitales de la zona euro han empezado 2023 con buen pie. El exceso de pesimismo que prevaleció en la segunda parte de 2022 ha permitido que los datos económicos publicados durante el primer trimestre superen las estimaciones del consenso y den paso a una forma de optimismo. La estabilización de los precios de la energía han apoyado de alguna manera los beneficios y márgenes empresariales protegidos de la Eurozona y, la elevada cartera de pedidos y la reapertura de China están apoyando la actividad económica. Estos factores deberían seguir siendo favorables durante el segundo trimestre de 2023, pero disminuirán a partir de entonces", apuntan Mabrouk Chetouane y Nicolas Malagardis, estrategas globales de Natixis IM Solutions.

Según su análisis, de cara al segundo semestre de 2023, las condiciones crediticias deberían endurecerse aún más a medida que los bancos europeos sientan la creciente presión de la subida de los tipos de interés y se muestren cada vez más reacios a aumentar los volúmenes de crédito. "Sin embargo, gracias al endurecimiento de la regulación financiera, los bancos europeos están mejor capitalizados que los estadounidenses, lo que puede dar lugar a otra sorpresa al alza del crecimiento. Con todo, prevemos que el consumo real siga disminuyendo a medida que se vayan agotando las reservas de ingresos reales, como el exceso de ahorro y las ayudas fiscales, y que, aunque la inflación general disminuirá a lo largo del año, se mantenga muy por encima del objetivo del BC", añaden,

A pesar de estos factores favorables, los estrategas de Natixis prevén que el consumo real siga disminuyendo a medida que se vayan agotando las reservas de ingresos reales, como el exceso de ahorro y las ayudas fiscales. Además, aunque la inflación general disminuirá a lo largo del año, se mantendrá muy por encima del objetivo del BCE. "La inflación subyacente, que sigue aumentando, obligará al BCE a subir aún más los tipos, situando probablemente el principal tipo de refinanciación en al menos el 4% antes del verano, salvo que se produzcan turbulencias en los mercados que socaven las perspectivas actuales", añaden. 

En conjunto,según Chetouane y Malagardis, las perspectivas económicas de la Eurozona suponen un reto para el BCE:  "Por un lado, la política monetaria debe seguir siendo restrictiva para frenar las crecientes presiones inflacionistas subyacentes. Por otro lado, la necesidad de nuevas subidas es cuestionable debido a que los efectos de las subidas de tipos tardan mucho tiempo en manifestarse. Además, no está claro hasta qué punto las recientes tensiones en el sector bancario pesarán en la actividad económica. Dada la recuperación de la confianza, los criterios de concesión de créditos podrían volverse sólo ligeramente más restrictivos, o podrían endurecerse significativamente y frenar por completo la necesidad de nuevas subidas. Sin embargo, los costes económicos de un desanclaje de las expectativas de inflación y de la aparición de efectos secundarios superan con creces los costes de un endurecimiento. Así pues, creemos que el BCE no tiene otra opción que seguir intentando frenar la demanda".

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