¿Fin del ciclo en 2023?

Más allá de Fed y BCE hay bancos que levantarán el pie del acelerador de tipos

Noruega, Turquía, Reino Unido, Japón y Suiza emiten algunas señales 'dovish' en sus mensajes de política monetaria porque la recesión económica comienza a ganar fuerza a la vez que la inflación.

Bailey (BoE), Carsten (BIS), Lagarde (BCE) y Powell (Fed), en el encuentro de verano del BCE.
Bailey (BoE), Carsten (BIS), Lagarde (BCE) y Powell (Fed), en el encuentro de verano del BCE.
L. I. / ECB

Hay pocas certidumbres en la política monetaria de los grandes bancos centrales en este 2022. Salvo la Reserva Federal (Fed), que ha ido cumpliendo las promesas de endurecimiento monetario que lanzó en noviembre de 2021, el resto de autoridades monetarias parece ir a remolque de los datos. Y si estos valen de algo, todo indica que algunos banqueros centrales se están planteando abandonar el club de las subidas de tipos de interés. De hecho, hay dos países que siguen su propio camino con resultados muy diferentes.

Turquía es la oveja negra de la escena monetaria. Desde que el Gobierno de Erdogan terminó de dinamitar la independencia de su banco central el año pasado, sus decisiones se han convertido en un experimento que sufren los turcos en forma de hiperinflación -por encima del 80%-. El último anuncio de recorte de tipos de 100 puntos básicos, de 13% al 12%, vuelve a situarse a la contra de lo que están haciendo la mayoría de bancos centrales. Japón, por su parte, mantuvo los tipos en territorio negativo (-0,1%) pese a que cuenta con una inflación al alza que ronda el 3%. Sin embargo, su gobernador Haruhiko Kuroda descartó subidas de tipos a medio plazo.

Turcos y nipones son la excepción a la regla por el momento. La contundencia y agresividad de los mensajes y acciones de la Fed y el BCE en la lucha contra la inflación a través de un endurecimiento de las condiciones de financiación ha obligado a otros bancos centrales a reaccionar esta semana con aumentos de tipos acumulados que suman 350 puntos básicos en la mayoría de economías desarrolladas, según el cálculo de Reuters. 

Entre los satélites del euro, Dinamarca abandonó la era de tipos negativos el pasado 8 de septiembre con una subida de tipos de 75 puntos básicos (pb), hasta el 0,65%. Suecia realizó el miércoles un movimiento de 100 pb, hasta el 1,75%, mientras que su vecina Noruega los elevó en 0,5 puntos, hasta el 2,25%. Solo 24 horas después, Suiza elevó su tasa oficial en 75 pb, hasta el 0,5%; y el Banco de Inglaterra  movió los suyos para el área libra en medio punto, hasta el 2,25%. Los expertos advierten de que habrá más en breve.

Pese a la dureza del ajuste monetario, hay algunos responsables de tipos que han comenzado a emitir señales tempranas de alerta de una pausa pese a que la inflación sigue desbocada. Quizá porque fue uno de los primeros bancos centrales occidentales en mover su política monetaria, el Norges Bank cuenta con algo de ventaja y visión porque la economía noruega ya está notando los efectos monetarios, que suelen tardar entre cuatro y seis meses en trasladarse por completo a la economía. 

La gobernadora Ida Wolden Bache ha sido la encargada desde marzo de elevar los tipos en Noruega, pero ahora parece que se lo tomará con más calma aunque todavía puede realizar algún movimiento adicional. "La política monetaria está comenzando a tener un efecto restrictivo en la economía noruega, con lo se puede sugerir un enfoque más gradual para el establecimiento de tasas de política en el futuro. Una tasa de política más alta también puede contribuir a fortalecer el tipo de cambio de la corona, lo que puede frenar aún más la inflación de bienes importados", señaló.

La propia Fed dejó entre líneas un mensaje positivo pese a las alarmas generadas con la recién sacada del horno subida de tipos de 0,75 puntos. Como mucho, el banco que dirige Jerome Powell subirá otros 100 puntos básicos los tipos entre noviembre y diciembre según el diagrama de previsiones de la Fed, lo que viene a confirmar una promesa que parecía que nunca llegaría. "En algún momento, cuando la postura de la política se endurezca, será apropiado reducir el ritmo de los aumentos", dijo. Lo cierto es que en las dos próximas reuniones bajará a 0,5 puntos su ritmo y parece que pausará los golpes de tipos a partir de enero.

En ese nivel se mueve ahora el Banco de Inglaterra pese a que su tasa de inflación se encuentra entre las más altas (10%) y desviadas del objetivo de estabilidad. La subida de 0,5 puntos realizada ha sido inferior a lo temido por los inversores. Su argumentación también deja la puerta abierta a que la inflación esté perdiendo fuelle por la propia recesión y la drástica caída de la demanda para la industria exportadora. Es algo que también mencionan los bancos centrales de Suecia y Turquía en sus informes de esta semana.  

"Dado que la recesión parece prácticamente imposible de evitar, vemos una gran posibilidad de reversión de la política monetaria de la Fed más adelante en 2023", explican en un informe los analistas de ING. Hay quien considera que incluso podría acelerarse este cambio de tendencia si la inflación, como parece, sufre una drástica caída a lo largo del año que viene como consecuencia de la contracción económica y el efecto escalón al compararse con el inflacionario 2022 que se está viviendo.

Powell hizo notar en su informe una novedad: la industria exportadora comienza a sufrir el freno de la fortaleza del dólar. Con los tipos por encima del 4%, EEUU tendría uno de los focos de atracción de capitales del planeta y se dispararía la demanda de dólares muy por encima de otras divisas. Es lo que ha venido sucediendo desde el pasado mes de junio. Hay factores fuera de control de los bancos centrales que pueden cambiarlo todo otra vez como el fin de la guerra en Ucrania, el restablecimiento de las cadenas de suministros y de las relaciones comerciales globales. Pero eso sería el escenario ideal y benigno que parece inalcanzable por ahora. 

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