¿Fin al motor oculto de Wall Street? Piden limitar la recompra de acciones en EEUU

  • Los demócratas Chuck Schumer y Bernie Sanders recuerdan que no benefician al empleado medio y proponen condicionar esta práctica de Wall Street.
Bernie Sanders gana las primarias de Alaska, según proyecciones
Bernie Sanders gana las primarias de Alaska, según proyecciones
EUROPA PRESS

Dos destacados senadores demócratas advirtieron hoy de que las recompras de acciones propias de las grandes empresas de Wall Street, que en 2018 alcanzaron un valor nunca visto en Estados Unidos (EEUU), no benefician al empleado medio y proponen condicionar esta práctica a mejoras en las condiciones de sus plantillas.

Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el senado, y Bernie Sanders, también representante en la Cámara Alta, expresaron preocupación en una columna publicada hoy por The New York Times porque en los últimos diez años "más del 80 % de los beneficios corporativos han ido a recompras accionariales y a dividendos".

Anunciaron entonces que trabajan en un proyecto de ley que prohíba a las firmas recomprar acciones a menos que "inviertan primero en los trabajadores y la comunidad", ofreciendo subidas de salario hasta los 15 dólares por hora, siete días de baja médica remunerada o pensiones decentes, entre otras cosas.

Los congresistas señalaron que, mientras exista la desigualdad salarial, los estadounidenses "deberían escandalizarse de que compañías rentables despidan a sus trabajadores mientras se gastan miles de millones en incrementar su valor bursátil para seguir enriqueciendo a unos cuantos ricos".

El dato

Entre 2008 y 2017, la gran mayoría de firmas que cotizan en el índice S&P 500 gastaron en conjunto un 53 % de sus beneficios en recompras de acciones, por valor de unos 4 billones de dólares.

Entre 2008 y 2017, la gran mayoría de firmas que cotizan en el índice S&P 500 gastaron en conjunto un 53 % de sus beneficios en recompras de acciones, por valor de unos 4 billones de dólares, y otro 30 % en pagos de dividendos. Ese es el destino de más 80 % de las ganancias de las empresas, critican.

Los senadores reconocen que la práctica no es nueva, pero la ha extendido la reforma fiscal ejecutada por la Administración del presidente Donald Trump, ya que en 2018 las compañías de EEUU recompraron títulos por valor de un billón de dólares, "la mayor cantidad autorizada nunca en un solo año".

Según Schumer y Sanders, cuando una firma recompra sus propias acciones se reduce el número de sus papeles negociados públicamente, lo que impulsa su valor bursátil en beneficio de los accionistas y la cúpula corporativa, y eso constituye un "problema" para los trabajadores y la fortaleza a largo plazo de la economía.

Explican que esas recompras benefician solo a una parte de los accionistas, especialmente a los más grandes y a los ejecutivos, y además restringen la capacidad de reinvertir ganancias en otros asuntos, como investigación y desarrollo, equipamiento o mejoras para los trabajadores en cuanto a salarios o bajas médicas.

Por eso, argumentan los destacados demócratas, mientras las recompras accionariales y el pago de dividendos se han disparado, el salario del trabajador medio "se ha mantenido relativamente estancado" y si las compañías siguen haciendo lo mismo, "la brecha salarial seguirá creciendo" y sufrirá la productividad.

Mostrar comentarios