Renta fija

¿Fin a los tipos negativos? Países Bajos y Francia ya pagan por el bono a 10 años

El mercado sigue atento a los movimientos de los bancos centrales, con expectativa de que suban próximamente los tipos de interés, por lo que las nuevas emisiones pagan más intereses.

La deuda pública cierra 2020 en el 117,1% del PIB
¿Fin a los tipos negativos? Países Bajos y Francia ya pagan por la deuda 10 años

Las tensiones inflacionistas que condicionan actualmente el mercado devuelven el foco a los bancos centrales y su política monetaria. Los inversores anticipan una subida de tipos que se da por hecha -a falta de concretar las fechas- y hacen repuntar el interés de la deuda pública. En Europa ya solo Alemania y Suiza -con moneda propia- no pagan por pedir prestado, después de que la rentabilidad del bono holandés rebasara el 0% en las últimas horas. El francés también marcó esta tendencia hace unas semanas y los principales bonos del Viejo Continente marcan máximos desde mayo.

La rentabilidad de un bono es la relación entre su cupón y el precio, de manera que las últimas subidas revelan un aumento de sus ventas. Los inversores vuelven a cambiar el destino de su dinero por las expectativas de subidas de tipos y en busca de un retorno asegurado y menor riesgo. Los bonos de la Eurozona, condicionados por las compras del BCE, se decantan por la tendencia que ya iniciaron EEUU y Reino Unido, donde los reguladores bancarios han mostrado una hoja de ruta más clara. El bono estadounidense, que nunca ha cotizado con rentabilidad negativa, reporta actualmente un interés del 1,6%, similar al 1,5% del inglés.

Mientras, el 'guardián' del euro no ha dado pistas sobre sus movimientos, pero los analistas de ING destacan en un informe que "el trasfondo de los comentarios recientes de los responsables de la formulación de políticas del BCE, sugiere una creciente preocupación por un rebasamiento de la inflación".

Como consecuencia, los bonos de deuda pública europea registran una tendencia alcista en sus rentabilidades que llevó al bono holandés a 10 años a marcar este martes un interés positivo (+0,02%) por primera vez desde marzo de 2020. Francia registró el cambio a terreno positivo en el mes de septiembre y actualmente paga un interés por encima del 0,2% por sus nuevas emisiones a diez años. El bono francés, no obstante, llevaba menos tiempo en terreno negativo, desde julio, aunque durante lo peor de la crisis de la Covid-19 su deuda se subastaba con una rentabilidad negativa. 

Grecia -por encima del 1%-, Italia (+0,95%) y España (+0,54%) registran los mayores intereses en los bonos a diez años entre las grandes economías de la zona Euro. No obstante, la rentabilidad del bono español es la que menos ha crecido en el último mes y, de hecho, en la última semana ha retrocedido ligeramente. Las nuevas emisiones de deuda pública española con vencimiento en la próxima década cotizan con un interés del 0,538% con la prima de riesgo en 64 puntos básicos.

Las últimas subastas de bonos obligan a pagar más intereses que las que ya cotizan en el mercado. No obstante, en Europa, el 'bund' alemán es el bono de deuda pública con menor rentabilidad y es negativa (-0,105%). Desde agosto mantiene una tendencia alcista y actualmente se sitúa en máximos desde mayo de 2019, justo cuando comenzó a tener un rendimiento inferior al 0%. El repunte en el año alcanza el 80%. Le sigue Suiza (-0,077%) -son los únicos dos países europeos que no pagan por su deuda- aunque en su caso cuenta con moneda y banco central propio.

La inflación anticipa las subidas de los tipos de interés

El estallido de la crisis del coronavirus, arrastró los intereses de la deuda nuevo a mínimos y su evolución ha estado marcada por las previsiones de la recuperación económica y la política monetaria. Pese a la revisión de las perspectivas de crecimiento, la inflación pone a los bancos centrales en una situación difícil y les obliga a revisar su actuación para evitar la estanflación -incremento de los precios coincidiendo con un estancamiento de la economía-.

Hasta ahora, los principales organismos económicos -BCE, Fed, FMI...- mantienen su defensa de que se trata de una inflación "transitoria", pero las últimas actas de reuniones de la Fed recogen comentarios que estiman que los efectos positivos de las inyecciones actuales de liquidez en el sistema comienzan a verse contrarrestados por los efectos negativos, como la inflación. Por ello, los analistas apuestan por un "cambio de tono" en las políticas de los bancos centrales por su responsabilidad ante la inflación. 

Según explica Olivier de Berranger, director de gestión de activos en La Financière de l'Echiquier (LFDE), "no toda la inflación es competencia de los bancos centrales, aunque su control sí constituye un cometido común a todos ellos". En concreto, pone el foco en el largo plazo y en "los activos financieros o inmobiliarios, así como la de los salarios".  Los primeros por un "efecto riqueza transitorio", que conlleva riesgos excesivos hacia burbujas y crisis. Y, el segundo factor, aunque es positivo de primeras, "son desfavorables cuando los salarios gastados (no ahorrados) provocan un incremento generalizado de los precios".

Como consecuencia, de Berranger cree que "caben pocas dudas" de que las próximas comunicaciones de los responsables bancarios apostarán por un alza de los tipos. La Reserva Federal de EEUU (Fed) ya ha dado señales de que probablemente actuará -aunque en pequeños incrementos- y da pie a un cambio de ciclo monetario. Además, el gobernador del Banco de Inglaterra, también afirmó que están preparados para subir los tipos por primera vez desde la crisis de la Covid-19. Varios bancos centrales de países más pequeños han tomado nota y ya han iniciado el incremento de sus tasas. Es el caso de Brasil, México o Nueva Zelanda. Los países de Latinoamérica buscan evitar el castigo que sus economías suelen sufrir con el efecto del aumento de los tipos estadounidenses. 

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