Las estadísticas recuerdan que la mitad de la propiedad de las grandes empresas españolas que cotizan en bolsa están en manos de inversores extranjeros. Uno de ellos, grande entre los grandes, es el fondo de pensiones de Japón con sus 1,1 billones de euros en activos. Se trata de un híbrido entre un fondo soberano como el de Noruega -que sustenta sus pensiones públicas de manera indirecta- y la ‘hucha’ española de la Seguridad Social, que ahora está rota y casi vacía pero que sirve para afrontar los abonos extraordinarios a los pensionistas españoles.
La presencia en España de este ‘kaiju’ de las inversiones pasa completamente desapercibida porque sus participaciones son siempre minoritarias, siempre por debajo del 3%, de modo que no tiene que revelar su presencia de forma pública y ante la CNMV. Según los datos consultados por ‘La Información’, el fondo de pensiones de Japón (GPIF, por sus siglas en inglés) cuenta con una cartera valorada en 3.358 millones de euros a mediados de 2019, una cifra similar a la que tenía en el ejercicio anterior (+0,64%).
Sin embargo, la fuerte escalada del yen frente al euro desde mediados de 2018 (de 131 a 123 yenes por cada divisa europea) sitúa en pérdidas el rendimiento de sus acciones españolas por el tipo de cambio. De un año a otro, el patrimonio del ‘superfondo’ que dirige Hirochimi Mizuno pierde en torno al 7% interanual en España, o unos 30.717 millones de yenes. Su cartera se situó a cierre de ejercicio fiscal 2019 en los 413.141 millones de yenes que se corresponden con los 3.358 millones de euros citados.
Su misión de largo plazo es la preservación de capital, pero la difícil situación económica que se enfrenta bajo la amenaza constante de la deflación se lo pone cada más complicado. “Nuestro objetivo general debería ser lograr los retornos de inversión requeridos para el sistema público de pensiones con riesgos mínimos, únicamente en beneficio de los beneficiarios de pensiones desde una perspectiva a largo plazo, contribuyendo así a la estabilidad del sistema”, señala el fondo en sus estatutos fundacionales.
22 acciones españolas
En la bolsa española cuenta con una cartera de 22 acciones, todas ellas entre las más grandes del Ibex 35, pero representa un pequeña selección dentro de su exposición global: es accionista de 2.800 empresas en todo el mundo. Los principales cambios en su cartera ibérica durante el último año se deben a la exclusión del índice de supermercados Dia, donde llegó a tener hasta 17 millones de euros, así como Abertis -que fue excluida de bolsa tras la opa de ACS y Atlantia- con una inversión de 115 millones.
El fondo nipón aumentó su posición accionarial en casi todas las empresas españolas. Su mayor inversión es el Banco Santander con 552 millones de euros, seguida de Iberdrola (421 millones) e Inditex (486 millones), según los datos a cierre de ejercicio fiscal 2019. Siguen en esa lista, casi en orden de ponderación que tienen en el Ibex 35, los títulos de Telefónica, BBVA, Amadeus, BBVA, Aena o Repsol, entre otras.
La bolsa es tan solo una fracción de todas sus inversiones en España, que se encuentra entre los 15 países del mundo donde tiene más dinero invertido. El punto fuerte del gigante japonés son las infraestructuras tanto de energía como de transporte con 1,4 billones de yenes (110.000 millones de euros). España tiene un peso del 9% en este área, por detrás de Reino Unido (45%), Suecia (11%), EEUU (11%), Alemania o Francia.
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