Ante el cierre de Lourizán

Soros entra a especular con las acciones de Ence ante su 'transición más difícil'

La compañía afronta los últimos recursos judiciales con escasa esperanza de su salvar su actividad en su planta de Pontevedra y tendrá que reelaborar sus estados financieros para registrar el impacto.

Manifestación de los trabajadores de Ence tras la resolución judicial de la semana pasada.
Manifestación de los trabajadores de Ence tras la resolución judicial de la semana pasada.
Europa Press

Es el asunto que enfrenta a toda una región. Partidarios y detractores de la planta de Ence en Lourizán, en plena ría pontevedresa, siguen a la gresca tras la reciente resolución judicial que ratifica el fin de la concesión de la instalación papelera. Greenpeace y el Ayuntamiento de Pontevedra, gobernado por BNG y PSOE, han celebrado la victoria judicial en su causa contra la fábrica a la vez que los trabajadores de la empresa han salido a las calles para protestar en contra de su cierre. Entretanto, los inversores siguen especulando con las acciones de Ence ante la profunda crisis que afronta.

Hasta el más renombrado especulador de todos los tiempos, George Soros, se ha metido a pescar en el río revuelto de la Empresa Nacional de Celulosas de España (ENCE), un grupo empresarial creado por el régimen de Franco en los años 60. El cierre de Lourizán tendrá un impacto superlativo en sus cuentas. Se acercará a los 185 millones de euros por los costes de desmantelamiento, cancelación de contratos con proveedores y el despido de 400 empleos que, de forma directa, están asociados a la fábrica. Los números indirectos -que ya no son imputables a Ence- se cifran en 2.100 empleos afectados en el sector forestal y otros 2.700 en empresas de logística, industriales y servicios que operan con la planta.

El roto en sus cuentas ha obligado a la compañía que preside Ignacio de Colmenares a retrasar la presentación completa de sus resultados semestrales. Este miércoles, la compañía se limitará a dar un avance de ventas y de sus principales magnitudes de negocio, pero sin recoger todavía el impacto multimillonario del cierre de su planta pastera. Ence ha emplazado a los analistas al 28 de septiembre a su conferencia real de resultados y dará en esa fecha las cifras definitivas del quebranto por la suspensión de su concesión. Mientras tanto, el grupo se dispone a recurrir ante el Tribunal Supremo el dictamen judicial de la Audiencia Nacional que le obliga a cesar y paralizar su actividad papelera en Pontevedra.

La llegada de Soros a un accionariado VIP

La aparición de Quantum Partners LLC, fondo con sede Islas Caimán y administrado por Soros Fund Management (SFM), ha causado cierto revuelo en el accionariado de la compañía y sorpresa en los círculos financieros locales. El vehículo de inversiones que lidera Robert Soros, hijo mayor del legendario inversor de origen húngaro, irrumpe en una empresa de mediana capitalización en el mercado español que ni siquiera pertenece al Ibex 35. Acostumbrado a las grandes operaciones por todo el mundo, el ‘hedge fund’ ha tomado una posición del 1,17% del capital de Ence, valorado en apenas 8 millones de euros, que chirría por su pequeño tamaño.

Según los registros de la CNMV, Quantum ha notificado que está en posesión de varios 'equity swaps' (permuta financiera) equivalentes a 2,88 millones de acciones, aunque no da más detalles del instrumento financiero y si este le confiere exposición alcista o bajista a Ence. Es decir, ¿gana con las caídas o con las subidas de la cotización? En cualquier caso, el porcentaje coloca al fondo de la familia Soros -con unos activos bajo gestión de 6.500 millones- como cuarto mayor accionista de la sociedad por detrás de los Arregui (29,4% del capital a través de Retos Operativos XXI); de José Ignacio Comenge, con un 6,3%; y tras los Urrutia Vallejo, dueños del 6,2%.

El lastre de Lourizán sigue penalizando a Ence desde que se produjo en primer revés judicial a comienzos de 2019 y se vio acrecentado durante la pandemia del Covid-19. La cotización de la compañía tocó fondo en octubre de 2020 sobre los 2 euros y desde entonces experimentó una drástica recuperación que le llevó hasta los 4,4 euros el pasado mes de marzo. Desde entonces no ha hecho otra cosa que caer, aunque el desplome más acusado llegó el pasado 15 de julio cuando su cotización se desplomó tras la ratificación de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre su fábrica.

Pese a todo, los analistas ven algo de esperanza en el valor ante su futuro proceso de transición corporativa por la actual crisis. Hay tres razones destacadas. Primero, la posibilidad de una indemnización compensatoria por las inversiones realizadas en Lourizán antes de la suspensión de la concesión. Segundo, el probable traslado de parte de la producción a su planta de Navia (Asturias) donde Ence sigue operando como papelera. Tercero, la expansión en el negocio de la generación eléctrica a través de plantas termosolares y de biomasa, una filial renovable que aporta más a su resultado operativo que su tradicional actividad con la pasta de celulosa.

Mostrar comentarios